El colegio San Roque ense?a convivencia
El colegio m¨¢s asaltado de Villaverde recupera sus programas de integraci¨®n
Al colegio p¨²blico San Roque le cuesta recuperarse de los golpes. El absentismo escolar se agrava en este centro educativo de Villaverde cuando un suceso anormal rompe el ritmo de las clases. Y los tres asaltos que se produjeron en la ¨²ltima semana rompieron el ritmo. El ¨²ltimo ataque a las aulas ocurri¨® en la madrugada del jueves pasado. En el colegio San Roque, las etnias minoritarias en Madrid son mayoritarias. De los aproximadamente 200 alumnos, 150 (el 75%) son gitanos, hay 20 mercheros (de origen centroeuropeo, que se unieron a las caravanas gitanas hace d¨¦cadas y adoptaron su forma de vida), otros 20 inmigrantes africanos y 10 payos.
Esta proporci¨®n contrasta con la de la poblaci¨®n madrile?a, donde los payos son mayor¨ªa: de los cinco millones de habitantes censados en la regi¨®n, s¨®lo hay 50.000 gitanos, de los que un 10% es poblaci¨®n marginal, seg¨²n explic¨® ayer un portavoz de la Asociaci¨®n Secretariado General Gitano.
El San Roque ha sido asaltado 15 veces desde octubre de 1997; las ¨²ltimas tres, este mes. El director del centro descarta que los ladrones sean alumnos del San Roque, dada la fuerza empleada para reventar la verja, con una palanca de hierro, propia de adultos, y no de sus alumnos, que no superan los 14 a?os.
En el ¨²ltimo robo, el colegio qued¨® "impracticable para las clases", seg¨²n explic¨® Manuel Su¨¢rez, el director del centro. Sobre la mesa de su despacho estaba la denuncia del robo. En el escrito se le¨ªa la lista de objetos sustra¨ªdos o destrozados en el asalto. Los ladrones se llevaron ocho ordenadores, comida del colegio por valor de unas 250.000 pesetas, destrozaron 11 puertas met¨¢licas, la alarma del centro y un par de ventanas, entre otras cosas menores. Tras el par¨®n del jueves (el colegi¨® cerr¨® ese d¨ªa para arreglar los desperfectos), el viernes se reanudaron las clases, pero muchos alumnos no asistieron. "Todo suceso extraordinario rompe el ritmo del colegio y recuperarlo es dif¨ªcil por las caracter¨ªsticas sociales del alumnado", explica Su¨¢rez. "Muchos viven en una situaci¨®n social y familiar conflictiva", a?ade. El San Roque se nutre de alumnos de las viviendas de realojamiento o las casa humildes de la zona. "Muchos son gitanos que han sido rechazados en otros centros educativos y que vienen al San Roque porque aqu¨ª se sienten a gusto", a?ade. El nivel educativo del alumnado ha obligado a la junta directiva del centro a elaborar un programa educativo propio. "Aqu¨ª no vale el m¨¦todo que se emplea normalmente de agrupar a los alumnos menos aventajados en clases reducidas. As¨ª se crean corralitos marginales. Lo que hacemos es juntar a todos los alumnos durante dos horas, seg¨²n su nivel educativo, en clases conjuntas de las asignaturas instrumentales [lenguaje y matem¨¢ticas]. Luego vuelven a la clase que les corresponde seg¨²n su edad, no seg¨²n su nivel de conocimiento. As¨ª se consigue una atenci¨®n personalizada", explic¨® Su¨¢rez.
Los alumnos del San Roque celebraban ayer, con un par de d¨ªas de retraso, el D¨ªa del Libro. No hab¨ªan podido prepararlo el jueves porque el colegio cerr¨® por el robo. Los alumnos de sexto representaron el cuento de Caperucita Roja. Siete alumnos se encargaron de la funci¨®n y luego repartieron una rosa con un separador de p¨¢gina de fabricaci¨®n propia a cada uno de los 24 profesores del centro y un libro para cada estudiante, regalo del ministerio. "El que un grupo de alumnos hayan tenido esta iniciativa da idea de su integraci¨®n, porque al principio de curso estaban distra¨ªdos", se?al¨® ayer la profesora de sexto Josefa da Silva. "Lo m¨¢s dif¨ªcil ha sido motivarles para venir al colegio con alegr¨ªa y para que se involucren en las actividades, y, sobre todo, para conseguir que se sometan a una serie de normas b¨¢sicas, como la puntualidad, la buena educaci¨®n y memorizar. A algunos les cost¨® aprenderse la tabla de multiplicar", a?adi¨®.
El patio del colegio, durante el recreo, se convierte en un campo de f¨²tbol y en un tablao flamenco. Las ni?as cantan y bailan por buler¨ªas. Los ni?os juegan al f¨²tbol. "Lo que m¨¢s les gusta a los chavales es jugar al f¨²tbol, dar palmas y bailar", se?ala Pilar, una conserje.
El director aspira a que el San Roque destaque por su trabajo, no por los asaltos que padece.
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