Ocio y lectura
El D¨ªa del Libro nos ha tra¨ªdo la desilusi¨®n del bajo nivel de lectura que tenemos en Andaluc¨ªa, Sevilla en la cola, y la p¨¦rdida, precisamente ese mismo d¨ªa, de una mujer que dedic¨® su vida al libro. Se trata de Mar¨ªa Gonz¨¢lez, m¨¢s conocida quiz¨¢ por Mar¨ªa Fulmen, el nombre de su librer¨ªa peque?a, oscura, tibia y de colores. Mar¨ªa se lo le¨ªa todo, daba sabios consejos, organizaba charlas y reuniones, llevaba a escritores y editaba lo que le gustaba cuando pod¨ªa. Alguien dijo que la fuerza f¨ªsica del alma es la fuerza de la voluntad, y Mar¨ªa Fulmen puso toda su voluntad en fijar su atenci¨®n y la de los dem¨¢s, la de quienes se acercaban a su tienda, en las palabras, en ense?arnos a sentir el caudal de reflexi¨®n y emociones que derrama una p¨¢gina. Es una l¨¢stima que la lectura no se antoje; que tenga tan poco lugar en ese deseo que todos tendemos a satisfacer. Nuestra sociedad se lo pierde porque es buena, saludable y m¨¢s barata que otros muchos usos del ocio. Por otro lado, si somos capaces de comprar y vender tantas cosas in¨²tiles, absurdas, aburridas e incluso desagradables, no comprendo por qu¨¦ lo han de tener tan dif¨ªcil los editores. Al fin y al cabo tenemos m¨¢s medios que nunca, las modas se manipulan, y la competitividad, y los antojos. ?Por qu¨¦ vamos dejando atr¨¢s la lectura? No creo que el problema sea la imagen. La palabra no es su v¨ªctima fatal, ni siquiera tiene por qu¨¦ tratarse de una guerra, sino de un avanzar paralelas y apoy¨¢ndose la una en la otra, necesit¨¢ndose y potenci¨¢ndose. Se han escrito muy buenos libros sin haber visto ninguna pel¨ªcula, pero me extra?ar¨ªa que se pudiera hacer una buena pel¨ªcula sin haber le¨ªdo ning¨²n libro. Quiz¨¢ el primer obst¨¢culo sea el de aprender a leer bien, sin dificultad y sin esfuerzo, para poder plantearse la posibilidad de elegir entre el placer de una historia, entre satisfacer la curiosidad de cualquier conocimiento y una diversi¨®n masiva y f¨¢cil, sin sospechas ni dudas de ninguna clase. No se puede confiar en que la gente elija el esfuerzo porque s¨ª, habr¨ªa que preparar el camino desde el principio y continuar esa labor de entusiasmo a la que nos ten¨ªa acostumbrados Mar¨ªa Fulmen.
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