El escritor mexicano Sergio Pitol re¨²ne en el "Tr¨ªptico de carnaval" sus tres ¨²ltimas novelas
El escritor mexicano Sergio Pitol (1933) ha unido en un solo volumen, titulado Tr¨ªptico del carnaval (Anagrama), las novelas El desfile del amor, Domar a la divina garza y La vida conyugal, aparecidas, respectivamente, en los a?os 1984, 1988 y 1991. Esta recopilaci¨®n se ha debido, seg¨²n Jorge Herralde (editor de Anagrama, que tambi¨¦n ha publicado el resto de la obra del mexicano), a que "le¨ªdas juntas adquieren un car¨¢cter distinto que las enriquece mutuamente", y van precedidas por una breve presentaci¨®n del escritor italiano Antonio Tabucchi, gran admirador de Pitol. Herralde admiti¨® el martes, durante la presentaci¨®n del libro en Barcelona, que tanto el nombre como la idea surgieron de la cr¨ªtica literaria mexicana, "que no empez¨® a hacerle caso hasta 1984, a ra¨ªz del Premio Herralde de Novela que la editorial le concedi¨® por El desfile del amor".
Aunque los temas de las tres novelas son distintos, lo que las unifica, seg¨²n el propio Pitol, es la importancia de la trama y el car¨¢cter particular de unos personajes muy independientes de su autor. "Yo empec¨¦ a escribir en una ¨¦poca", cont¨® Pitol, "los a?os sesenta, en que estaba de moda prescindir del argumento; lo que se llevaba era eso que los franceses llamaban el chosisme; es decir, describir las cosas: la mesa, la silla, el tintero... Sin embargo, yo lo que quer¨ªa era contar historias, pero cuando a esos escritores, de los que hoy, por cierto, no se acuerda nadie, les hablaba de trama, me miraban como diciendo: pero ?de d¨®nde ha salido este caduco?".
A prop¨®sito de escuelas literarias, el escritor tambi¨¦n se mostr¨® muy cr¨ªtico con el realismo m¨¢gico latinoamericano: "Yo nunca form¨¦ parte de esa corriente, aunque ahora ya ni siquiera quiero leer nada que se anuncie como tal, porque el boom inicial ha causado una oleada de imitaciones que nada tienen que ver con la literatura".
La escasa identificaci¨®n de Pitol con la literatura latinoamericana se debe al largo exilio que le mantuvo lejos de su pa¨ªs: "Me march¨¦ de M¨¦xico en 1960 con la idea de pasar unos meses de vacaciones culturales en Europa y termin¨¦ qued¨¢ndome 30 a?os. Por eso, casi toda mi obra la he escrito fuera de all¨ª y se ha nutrido mucho de la nostalgia".
Humor de caserna
Siendo c¨®nsul en Praga, a principios de los ochenta, Pitol entr¨® en contacto con el "lenguaje mortecino y tedioso" de la diplomacia, y de ah¨ª naci¨® su caracter¨ªstica m¨¢s definitoria como escritor, precisamente lo que m¨¢s admira Tabucchi y que describe en la presentaci¨®n: "La desconfianza mutua entre el autor y sus personajes". "Cuando empec¨¦ a escribir esta trilog¨ªa", cont¨® Pitol, "yo pensaba en una historia de vidas desdichadas y muertes s¨²bitas, que es lo que planteaba el primer cap¨ªtulo. Pero, de repente, en el segundo los personajes se me revolucionaron y me dejaron claro que no ten¨ªan ninguna intenci¨®n de sufrir la maldad del mundo, sino que quer¨ªan ser ellos mismos los malos. Adem¨¢s, como escrib¨ªa durante la noche, harto del lenguaje cifrado de los diplom¨¢ticos para no decir nunca ni que s¨ª ni que no, por contraposici¨®n me salieron unos protagonistas grotescos, con di¨¢logos de un humorismo grosero, de caserna".
Tras el tr¨ªptico, Pitol decidi¨® que ya hab¨ªa explotado lo bastante el g¨¦nero -"como dijo Bioy Casares, la peor influencia que un autor puede tener es su propia obra", se justific¨®- y se pas¨® al relato corto y al ensayo, sedimentado en El arte de la fuga.
Aunque ¨¦l mismo considera que no se trata ni de una cosa ni de la otra, porque "s¨®lo son textos que parecen ensayos, pero a menudo est¨¢n en la frontera, dependiendo de lo que los personajes decidan", ahora anda con otro proyecto en la misma l¨ªnea que ¨¦l defini¨® como "unos cuentos muy extravagantes".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.