Tabucchi debuta en el teatro con dos mon¨®logos sobre la soledad
El escritor presenta en Madrid su ¨²ltima obra
El di¨¢logo es la cultura de la humanidad, sostiene Antonio Tabucchi. A partir de esta convicci¨®n, y preocupado por la soledad de las personas en las grandes ciudades, el escritor italiano ha reunido dos mon¨®logos teatrales en un libro titulado, no por azar, Di¨¢logos frustrados (Huerga y Fierro). Tabucchi present¨® ayer en Madrid esta primera incursi¨®n suya en el teatro y reclam¨® el valor de la palabra para resolver los problemas individuales y colectivos.
Desde unos ojos muy vivos, que no para de mover, ocultos tras unas gafas de profesor, Antonio Tabucchi (Vecchiano, 1943) se?al¨® que, tras unas d¨¦cadas de auge del gesto, los dramatugos han regresado al teatro basado en la palabra. "En los a?os setenta", coment¨® el autor de Peque?os equ¨ªvocos sin importancia y El ¨¢ngel negro, "se plante¨® una disyuntiva muy radical en el teatro europeo entre el gesto y la palabra. Siempre fui m¨¢s partidario de la palabra, pero sin despreciar las otras tendencias. En realidad, ha ocurrido con el teatro algo parecido a lo acontecido con las artes pl¨¢sticas. Se trata de un p¨¦ndulo que oscila entre lo figurativo y lo abstracto". Buen aficionado al teatro y amante del ritual de la puesta en escena, Tabucchi admite que le resulta dif¨ªcil frecuentar la dramaturgia. "No conozco bien", manifest¨® ayer en el C¨ªrculo de Bellas Artes madrile?o, "ni la gram¨¢tica ni el espacio teatrales. Creo que para ser un buen escritor de teatro hay que mantener una gran complicidad con el espacio teatral". Una y otra vez, a lo largo de una charla de m¨¢s de una hora con un grupo de periodistas, Tabucchi resalt¨® el valor del di¨¢logo y la necesidad de escuchar a los otros. "Hoy d¨ªa encontramos poca gente con capacidad de escuchar", declar¨®.
Este Antonio Tabucchi, que ha publicado una docena de novelas en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas -todas ellas traducidas en Espa?a por la editorial Anagrama-, se defini¨® sobre todo como un narrador. A favor de un mestizaje de g¨¦neros y de historias en las novelas, el escritor afirm¨® que la literatura y la narrativa "tienen vientres muy amplios que pueden acoger muchos registros distintos".
Camarero de la poes¨ªa
Ahora bien, pese a su fascinaci¨®n por la poes¨ªa, Tabucchi nunca se ha visto tentado por la l¨ªrica. "Mi actitud ante la poes¨ªa se asemeja a la de un camarero que acoge y recibe a la l¨ªrica. Pero no la puedo ejercer porque no soy el due?o de la casa. He sentido la musa del compromiso social o de la m¨²sica, pero no las musas de la poes¨ªa". El autor de Sostiene Pereira calific¨® de "ya depurada la gasolina" de sus motores narrativos. "La poes¨ªa, en cambio", dijo, "trabaja con gasolina verde. De cualquier modo, la novela es un g¨¦nero que admite m¨¢s detritus. A veces la narrativa incluye algo de l¨ªrica, pero poca". Tabucchi es un enamorado de la literatura portuguesa y ha vivido durante muchos a?os en Lisboa, donde ha estudiado la obra de varios escritores lusos y, en especial, de Fernando Pessoa. Aunque ha sido un autor de prestigio en toda Europa desde mediados de los ochenta, Tabucchi alcanz¨® gran popularidad con su novela Sostiene Pereira, que fue llevada al cine por Roberto Faenza. El escritor italiano coment¨® ayer que la interpretaci¨®n de Marcello Mastroianni de aquel personaje de un periodista portugu¨¦s en el Portugal de la dictadura de Salazar fue el mejor regalo que pod¨ªan haberle hecho.
Cuando un periodista le hizo notar su creciente parecido f¨ªsico con Pessoa, el autor italiano se qued¨® pensativo, limpi¨® el cristal de sus gafas y respondi¨®: "No lo s¨¦. En ocasiones, uno puede admirar mucho la calidad est¨¦tica de un escritor sin necesidad de sentir simpat¨ªa personal o sin buscar una semejanza con ¨¦l".
Impresionado por la guerra en Yugoslavia, un conflicto que se desarrolla a escasos kil¨®metros de Italia, Tabucchi defiende el di¨¢logo, al tiempo que reclama el derecho de los intelectuales a opinar: "Si los intelectuales permanecemos en silencio equivale a decir que dejamos la palabra a los ca?ones".
Babelia
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