Historias de abusos y penurias en el parque

Cerca de 2.000 personas ejercen la prostituci¨®n en Madrid y aproximadamente la mitad de ellas ha establecido su ¨¢rea de trabajo en la calle, seg¨²n los datos recabados por las unidades m¨®viles de M¨¦dicos del Mundo y la Asociaci¨®n para la Prevenci¨®n Reinserci¨®n y Atenci¨®n a la Mujer Prostituta (APRAMP). Cada d¨ªa, de media, se acercan a la Casa de Campo unas 350 prostitutas, aunque en ocasiones pueden rebasar las 500. Hay que tener en cuenta que llegan a esa zona de recreo en diferentes turnos. Pero m¨¢s all¨¢ de las cifras, la fotograf¨ªa que muestra la prostituci¨®n en la Casa de Campo coincide mayoritariamente, en cuanto a nacionalidades, con los pa¨ªses que viven un conflicto b¨¦lico o han sido asolados por desastres naturales. "En febrero de 1998, meses despu¨¦s de la guerra civil en Sierra Leona, empezaron a llegar mujeres de ese pa¨ªs. Y a finales de ese a?o aument¨® la entrada de oriundas del ¨¢rea centroamericana afectada por el Ni?o (fen¨®meno natural que provoca inundaciones y huracanes). "Esto demuestra que las redes de trata de mujeres se mueven r¨¢pidamente hac¨ªa donde hay situaciones extremas de necesidad para beneficiarse de ellas", explica un portavoz de M¨¦dicos del Mundo.

Actualmente, el 53% de las mujeres que se prostituyen en Madrid proceden de pa¨ªses africanos; un 40% son latinoamericanas, y el 7%, europeas, seg¨²n los datos de un informe elaborado por ese colectivo. En las europeas est¨¢n incluidas las toxic¨®manas espa?olas y mujeres que proceden de Moldavia, Polonia, Rep¨²blica Checa y Rumania. Las redes de este pa¨ªs son, precisamente, las que m¨¢s cobran para introducirlas en Espa?a, enga?¨¢ndolas con la promesa de un trabajo que les permitir¨¢ salir de la miseria. "El billete m¨¢s caro es el de las rumanas. Llegan a pagar hasta 3,5 millones. Ese dinero incluye el pasaje y alojamiento durante un mes. Pasado ese tiempo, sin trabajo y sin casa, se ven abocadas a la prostituci¨®n para devolver el dinero", relata la edil socialista Patro de las Heras.

El pasaje m¨¢s econ¨®mico es el de las africanas: ronda el mill¨®n de pesetas. Pero, independientemente del coste de la bolsa de viaje, las redes tienen establecida una cantidad fija para la devoluci¨®n del pr¨¦stamo: "Tienen que pagarles 30.000 pesetas diarias. No pueden dejar de hacerlo porque, aparte de amenazarlas a ellas, tambi¨¦n est¨¢ amenazada su familia", explican en APRAMP.

Cuando terminan de pagar la deuda se desvinculan de la red que las trajo a Espa?a, pero al ser inmigrantes ilegales no encuentran trabajo fuera de la prostituci¨®n. Las prostitutas, adem¨¢s, se ven obligadas a pagar precios desorbitados por determinados servicios. "Las cundas [coches que hacen de taxi para toxic¨®manos que van a buscar droga] que recorren la Casa de Campo por la noche les cobran 2.000 pesetas por un bocadillo; si las detiene la polic¨ªa, la tarifa de los abogados, casi siempre los mismos, est¨¢ en 50.000 pesetas. Pagan tambien por la atenci¨®n sanitaria, unas 6.000 pesetas por una citolog¨ªa que pueden realiz¨¢rse sin coste en la sanidad p¨²blica", relata una asistente social.

Tambi¨¦n descansan en condiciones precarias. "Viven en pensiones sin higiene. No hay bid¨¦ en las habitaciones ni ba?o en la casa. A veces, ni les cambian las s¨¢banas de la cama. Hay una pensi¨®n junto al Palacio de Santa Cruz que en lugar de s¨¢banas pone manteles de papel", concluyen en APRAMP.