La nueva Constituci¨®n de la UE entra en vigor con dudas sobre la futura pol¨ªtica exterior com¨²n
Casi dos a?os despu¨¦s de su aprobaci¨®n, el Tratado de Amsterdam, la nueva Constituci¨®n de la Uni¨®n Europea (UE), entra hoy en vigor tras su ratificaci¨®n por los Parlamentos nacionales de los 15 Estados miembros. Recibir¨¢ inmediatamente su bautismo de fuego justo en los dos cap¨ªtulos en los que la reforma ha sido menos ambiciosa: el embri¨®n de una pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n, ante las acuciantes necesidades derivadas del conflicto de Kosovo; y el funcionamiento de las instituciones, con el sometimiento del pr¨®ximo presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, al voto parlamentario.
Los Quince han aplicado ya en la pr¨¢ctica parte del tratado, el nuevo cap¨ªtulo dedicado al empleo, desde que en la cumbre de Luxemburgo (diciembre de 1997) pusieron en marcha la coordinaci¨®n de sus pol¨ªticas nacionales contra el paro. Era una de las novedades m¨¢s sugestivas del texto, aunque los l¨ªderes se han quedado en el mero enfoque "intergubernamental" -ni siquiera se han comprometido a alcanzar objetivos cuantificables, con posibles incentivos o sanciones, como en la uni¨®n monetaria-, sin exprimir a¨²n todas sus posibilidades "comunitarias": han evitado cuidadosamente lanzar los previstos "programas piloto" para fomentar el empleo, con financiaci¨®n a cargo del presupuesto comunitario.Pero el hecho es que Amsterdam ha empezado a caminar. Y desde hoy, cabalgar¨¢, aunque sea a lomos de modestia. Y, como siempre, a impulsos de las urgencias reales, como la que representan Kosovo y los Balcanes.
El embri¨®n de una nueva pol¨ªtica exterior recibir¨¢ un fuerte espaldarazo con el nombramiento de Mister PESC, el secretario general del Consejo que seg¨²n el nuevo tratado debe -ayudado por una c¨¦lula de planificaci¨®n com¨²n- contribuir a que la UE hable con una sola voz ante el mundo.
El cargo, instituido por el nuevo tratado, ser¨¢ designado en la cumbre de Colonia a principios de junio. El nombre del actual alto representante internacional para Bosnia, el espa?ol Carlos Westendorp, ha recobrado fuerza como principal candidato.
Decisiones por unanimidad
Esta PESC de seminuevo cu?o posibilita, adem¨¢s, que los Quince act¨²en por mayor¨ªa. El Consejo Europeo definir¨¢ por unanimidad "estrategias comunes", la primera de ellas hacia Rusia -algo imprescindible con la actual crisis balc¨¢nica-, que ser¨¢n aplicadas mediante "acciones comunes" (operativas) o "posiciones comunes" (declarativas). Si uno de los 15 gobiernos discrepa, no paralizar¨¢ al conjunto. Podr¨¢ recurrir a la "abstenci¨®n constructiva", aunque siempre dispondr¨¢ del derecho de veto, cuyo ejercicio se hace, sin embargo, mucho m¨¢s complicado.
Pero los t¨ªmidos avances en pol¨ªtica exterior no tienen correlato en defensa: "La Alianza Atl¨¢ntica sigue siendo la base de la defensa colectiva", reza el tratado de Amsterdam. As¨ª, la v¨ªa de la OTAN y del pragmatismo (acercamiento de las industrias de armamento) ser¨¢n sus claves durante mucho tiempo.
Otro de los asuntos en que el texto flojea m¨¢s, el institucional, ser¨¢ tambi¨¦n, parad¨®jicamente, objeto de la m¨¢s r¨¢pida aplicaci¨®n. Amsterdam dej¨® pendiente una reforma a fondo de las instituciones: el n¨²mero de comisarios para el futuro y la extensi¨®n del voto por mayor¨ªa cualificada, as¨ª como la reponderaci¨®n (a favor de los grandes) de los votos en el Consejo.
El Parlamento Europeo sali¨® ganador. Desde ahora, el 80% de la legislaci¨®n comunitaria requerir¨¢ su aquiescencia mediante el procedimiento de "codecisi¨®n".
Pero los m¨ªnimos cambios en el dise?o de la Comisi¨®n ya dar¨¢n fruto en las pr¨®ximas semanas. El presidente entrante, Romano Prodi, se someter¨¢ al hemiciclo la semana pr¨®xima, todav¨ªa por el antiguo Tratado de Maastricht, que s¨®lo requiere a los l¨ªderes una consulta previa al Parlamento antes de ratificar el nombre propuesto.
Pasada la investidura ante la vieja C¨¢mara, Prodi formar¨¢ su colegio de acuerdo con lo previsto en el nuevo tratado. Ya no ser¨¢ un primus inter pares como hasta ahora, sino un verdadero presidente, competente para ejercer la "orientaci¨®n pol¨ªtica" del Ejecutivo comunitario, es decir, tambi¨¦n para repartir las carteras seg¨²n su criterio. Y facultado para codecidir -"de com¨²n acuerdo", dice el texto-, junto con los gobiernos, los nombres de los restantes comisarios procedentes de cada pa¨ªs.
Los textos constitucionales, como el de Amsterdam, abren posibilidades. Los hombres y las mujeres las concretan, las ampl¨ªan o las achican. Por eso ser¨¢ indicativo de los pr¨®ximos cinco a?os saber si Prodi se dedica desde ya a reforzar su papel y el de la Comisi¨®n -contra el criterio soterrado de algunos grandes pa¨ªses, como Alemania- o se entregar¨¢ a alguna de las otras dos grandes instituciones, el Parlamento -que pretende tutelarlo mediante un segundo informe del llamado Grupo de Sabios- y el Consejo.
Dos claves
Atenci¨®n, pues, a dos piedras de toque: el discurso de investidura de la pr¨®xima semana y la negociaci¨®n con las capitales para la formaci¨®n del nuevo colegio. ?Se atrever¨¢ Prodi a vetar, aunque sea con discreci¨®n democristiana, las propuestas de nombres de comisarios de alg¨²n Gobierno de uno de los grandes Estados, si no se ajustan al perfil que necesita?
El tratado le permite tambi¨¦n nombrar dos o tres vicepresidentes muy ejecutivos -ahora el cargo s¨®lo a?ade algo de simbolismo e influencia a quien lo ostenta-, quienes junto a ¨¦l formar¨¢n el n¨²cleo duro del Ejecutivo. ?C¨®mo torear¨¢ las aspiraciones, presiones y conjuras de los primeros ministros para obtener los mejores puestos, y c¨®mo buscar¨¢ un equilibrio que no sea paralizante? Amsterdam es un manual. Ahora hay que usarlo.
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