Ynestrillas 5; HB 0
KOLDO UNCETA El foll¨®n organizado el pasado domingo en Bilbao con motivo de la visita de S¨¢enz de Ynestrillas y un reducido grupito de amiguetes, con su secuela de destrozos y ejercicios pir¨®manos diversos, es de esas cosas que uno trata in¨²tilmente de explicarse en clave pol¨ªtica, para acabar, al cabo de un rato, renunciando a semejante ejercicio. Porque, al final, episodios como el vivido el mencionado d¨ªa solo pueden explicarse apelando al s¨ªndrome de abstinencia producido por un fin de semana sin kale borroka, o a la pura y simple estupidez. Que Ynestrillas y su cuadrilla decidan subirse a un autob¨²s y viajar hasta Bilbao para montar un numerito en una esquina de la ciudad es algo que a la mayor¨ªa de la gente le trae sin cuidado. Y ello no es s¨ªntoma de complicidad y, si me apuran, ni siquiera de tolerancia hacia lo que dicho grupo representa. La ciudadan¨ªa de Bilbao, y la de todo el Pa¨ªs Vasco, ha dado sobradas muestras de no ser c¨®mplice ni tolerante con las ideas y actitudes impositivas, violentas o antidemocr¨¢ticas. Ocurre simplemente que la representaci¨®n de Ynestrillas y su grupo es tan reducida, tan insignificante, que el personal prefiere pasear por la playa o irse a tomar el aperitivo, antes que interesarse por las soflamas que dichas personas puedan lanzar, meg¨¢fono en mano, en un rinc¨®n junto al campo de San Mam¨¦s un domingo por la ma?ana. Parece evidente que lo que Ynestrillas pretend¨ªa -m¨¢s all¨¢ de la pasi¨®n y el sentimiento que pueda poner en el asunto, pues no olvidemos que su padre fue asesinado por ETA- era llamar la atenci¨®n, y provocar que los medios de comunicaci¨®n tuvieran que ocuparse de su trasnochado festejo en clave patriotera y fascistoide; concentrar en torno a s¨ª una atenci¨®n que nadie le presta, tratando de que su anacr¨®nico discurso trascienda las octavillas que reparte entre su c¨ªrculo de amigos. Y nadie mejor que ¨¦l, implicado adem¨¢s en el asesinato de Josu Muguruza, para ejercer la provocaci¨®n y esperar que algunos entraran al trapo. Sin embargo, las gentes de HB, Jarrai, etc¨¦tera que convocaron la contramanifestaci¨®n del pasado domingo tal vez deber¨ªan conocer m¨¢s al pueblo al que creen representar mejor que nadie. Y deber¨ªan saber que la ciudadan¨ªa ha dado sobradas muestras de no estar dispuesta a que nadie imponga por la fuerza sus ideas al resto, se llame como se llame. Si Ynestrillas y lo que representa supusieran una amenaza capaz de poner m¨ªnimamente en peligro nuestra voluntad mayoritaria, la gente saldr¨ªa a la calle como siempre lo ha hecho. Mientras tanto, es mucho m¨¢s sensato darles la espalda e irse a pasear por el monte, dejando que la ertzantza se ocupe de que no puedan molestar o causar da?os a nadie. Algo que no hubiera estado mal que hicieran las gentes que acudieron a la contramanifestaci¨®n. De paso nos habr¨ªamos ahorrado el dinero que nos va a costar reparar los destrozos causados. En todo caso, si lo que HB pretend¨ªa era denunciar la presencia en las calles de Bilbao de un personaje como Iniestrillas, con su pasado y su presente, pod¨ªa haberse evitado el festival pirot¨¦cnico en que acab¨® el episodio. Porque, a la postre, la imagen que qued¨® registrada en los medios fue precisamente la de los destrozos causados por la violencia de sus seguidores. De lo que pudieron decir o hacer los llegados en el autob¨²s, ni una palabra. Supongo que Ynestrillas debe estar todav¨ªa brindando con champ¨¢n por la resonancia lograda en su visita rel¨¢mpago a Bilbao. Probablemente nunca hubiera imaginado que ser¨ªa tan f¨¢cil. Porque el domingo, junto a San Mam¨¦s, gan¨® por goleada. ?Pa¨ªs!
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