Mayor¨ªa absoluta
J. J. P?REZ BENLLOCH Gobernar con mayor¨ªa absoluta es el sue?o m¨¢s o menos confeso de todo pol¨ªtico con mando en plaza. En el caso del presidente Eduardo Zaplana, el deseo es expl¨ªcito, por m¨¢s que ¨¦l lo describa eufem¨ªsticamente como "mayor¨ªa suficiente". Suficiente, se supone, para eximirse del incordio a que le somete su obligada pareja de baile, Uni¨®n Valenciana. La perspectiva de una nueva legislatura con semejante coalici¨®n podr¨ªa muy bien ponerle verde los cabellos al molt honorable, pues tal es la diferencia de talante y car¨¢cter entre ambas formaciones. Abrumados por esa mortificante compa?¨ªa, los populares viven pendientes de los sondeos de opini¨®n, que analizan cual hechiceros escudri?ando las v¨ªsceras auguradoras de un futuro complaciente. Y ahora est¨¢n euf¨®ricos. Sus propios pron¨®sticos han sido confirmados por la encuesta electoral que acaba de divulgar Tele 5. A tenor de este muestreo, como el lector sabe, el PP gozar¨ªa de plena hegemon¨ªa en el Parlamento auton¨®mico y UV se quedar¨ªa a la luna de Valencia, pues ni tan s¨®lo obtendr¨ªa el vi¨¢tico necesario para ocupar esca?o. Esa mayor¨ªa se reproducir¨ªa en las tres capitales de provincia, con la novedad de que Rita Barber¨¢ y D¨ªaz Alperi, alcaldes del cap i casal y Alicante, respectivamente, conseguir¨ªan una mayor¨ªa m¨¢s holgada que la que ya tienen. Una eventualidad que, de darse, delatar¨ªa cu¨¢n prodigiosa y cachonda es la voluntad del pueblo soberano. Con todos los reparos que se le quieran poner a dicho ejercicio de prospectiva, admitamos por un instante que tal sondeo es real como la vida misma: el PP se ense?orea de la autonom¨ªa y no hay quien le tosa. ?Eso es bueno o malo? A mi entender, malo. De mayor¨ªas absolutas y rodillos parlamentarios andamos m¨¢s que escarmentados. El poder es voraz por naturaleza y, de no acotarlo, cree que todo el monte es or¨¦gano, adem¨¢s de suyo. UV, a pesar de rozar a menudo la deslealtad con su socio en el Consell, ha ejercido de correctivo y tambi¨¦n de coartada para ejecutar o no ciertos cometidos, y no s¨®lo el de la paz ling¨¹¨ªstica. Objetado como queda el gobierno sin trabas del PP, o del partido que sea, a?ado que me muero de ganas por comprobar cu¨¢l ser¨ªa la actitud de Zaplana y su muchachada de verse gobernando ligeros de equipaje, sin hipotecas. ?Ser¨ªan capaces de ponerle alas al liberalismo que predican y cumplir sus programas sin sentirse coartados por la columna y el humor de la directora del diario decano del Pa¨ªs Valenciano? ?Sentirse due?os de sus destinos les desalienar¨ªa del ucase period¨ªstico que cada ma?ana les tiene el alma en un pu?o? ?Ser¨ªan por una vez m¨¢s fieles a sus votantes que el arbitrismo rancio de Mar¨ªa Consuelo, que tan cautivos y desarmados les tiene? Esa es la gran cuesti¨®n, por rid¨ªcula que se nos antoje. Algunos prohombres -pocos- del PP aseguran que la mayor¨ªa absoluta les autorizar¨ªa a distender o aliviar esta drogodependencia de la citada columna. Incluso, a?aden, propiciar¨ªa civilizar las relaciones con algunos medios de comunicaci¨®n, hoy degradadas hasta el absurdo. No obstante, tambi¨¦n hay quien recuerda que el ex consejero Luis Fernando Cartagena declar¨® un d¨ªa que no gobernar¨ªan a golpe de tambor, y precipit¨® su holocausto personal. Ojal¨¢ la anhelada mayor¨ªa fuese el remedio a esta esperp¨¦ntica tutela.
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