El prefecto Bonnet admite haber estado al tanto del incendio intencionado en C¨®rcega
Bernard Bonnet, el ya ex prefecto de C¨®rcega, admiti¨® ayer que "estaba al corriente" del incendio intencionado de un chiringuito ilegal por parte de unos gendarmes la noche del 19 al 20 de abril, pero sigui¨® negando haber dado la orden de cometer el delito. Todos los datos parecen indicar que Bonnet se ha visto implicado por las declaraciones voluntarias ante el juez Patrice Camberou de Bertrand Cavalier, militar y antiguo hombre de confianza de Bonnet, quien acudi¨® en su d¨ªa a la prefectura para denunciar ante su superior lo que se estaba tramando.
Bonnet le pidi¨® a Cavalier que no se entrometiese en lo que no era asunto suyo. Pocos d¨ªas despu¨¦s ard¨ªa Chez Francis, el chiringuito de cala Orzu, en Ajaccio, la capital de C¨®rcega. Previsiblemente Bonnet, que est¨¢ detenido en la base militar de Aspretto, habr¨¢ visto la pasada noche c¨®mo el juez instructor le anunciaba su procesamiento y c¨®mo dictaba su encarcelamiento, muy probablemente en Par¨ªs. No obstante, su abogado, Georges Kiejman neg¨® ayer las filtraciones judiciales seg¨²n las cuales habr¨ªa reconocido tener noticia del atentado.La confesi¨®n de Bonnet aceptando haber estado "asociado" a un delito, cuyo objetivo a¨²n no ha sido precisado -se manejan las hip¨®tesis de guerra de polic¨ªas, voluntad de inculpar a una fracci¨®n del nacionalismo, deseo de ganarse un confidente o la aplicaci¨®n de una suerte de "justicia directa"-, relanza el debate sobre la responsabilidad pol¨ªtica del Gobierno del primer ministro Lionel Jospin. Un muy convincente Jospin hab¨ªa dejado claro el martes, ante las c¨¢maras de televisi¨®n, que dicha responsabilidad acababa en el prefecto. Pero Bonnet ahora ya no parece tan s¨®lo alguien que "cubr¨ªa" los desmanes de sus subordinados, sino el cerebro de los desaguisados. Si la iniciativa era estrictamente corsa y aut¨®noma o gozaba de respaldo en Par¨ªs, eso es algo que los jueces deberan averiguar.
Disfunciones y mala gesti¨®n
La oposici¨®n conservadora, que inicialmente pidi¨® la dimisi¨®n de Lionel Jospin y trat¨® de mentirosos al primer ministro y a Jean-Pierre Chev¨¨nement, titular de Interior, y Alain Richard, ministro de Defensa, hab¨ªa optado por seguir consignas provinientes del El¨ªseo, que aconsejaban no personalizar el debate y evitar una moci¨®n de censura que reagrupar¨ªa a la "izquierda plural". Chirac quer¨ªa que s¨®lo se pusiesen de relieve las disfunciones del Estado, la mala gesti¨®n y el escaso control del Gobierno sobre la maquinaria represiva, burocr¨¢tica o de servicios.En la Asamblea Nacional y ante la prensa, Chev¨¨nement desvel¨® el martes una carta de Bonnet en la que este afirma: "Se?or ministro, le confirm¨® solemnemente lo que mantuve en su despacho el pasado 27 de abril. Afirmo por mi honor que ignoraba que los gendarmes de los GPS [Grupos de Pelotones de Seguridad] o de otras unidades estuviesen en misi¨®n la noche del 19 al 20". La posterior confesi¨®n de Bonnet deja mal parada la perspicacia del ministro y de todo el Gobierno.
La rapidez con que el Ejecutivo ha querido resolver el asunto sale tambi¨¦n mal librada de la confesi¨®n del ex prefecto. La oposici¨®n reclama una comisi¨®n parlamentaria para investigar los GPS, ese cuerpo de ¨¦lite de la gendarmer¨ªa especialmente inventado para C¨®rcega. La comisi¨®n, de llegar a existir, podr¨¢ mantener viva la cuesti¨®n durante meses.
Y las palabras de Bonnet tapan tambi¨¦n la rapidez de un nombramiento, con la llegada a la isla de un nuevo prefecto, Jean-Pierre Lacroix, de 56 a?os. Sus declaraciones apaciguadoras -afirmando que se propone "mantener el Estado de derecho pero con los corsos" y reclamando "di¨¢logo", preocupaci¨®n por el "desarrollo econ¨®mico" y por "encontrar buenos gu¨ªas" que le ayuden "a conocer C¨®rcega y los corsos"-, se han perdido en medio del esc¨¢ndalo desatado por su antecesor.
Bernard Bonnet ser¨¢ el primer prefecto encarcelado que conoce Francia desde 1944, a?o en que fueron a parar entre rejas algunos de los altos funcionarios que hab¨ªan colaborado con el ocupante nazi.
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