PILAR PAZ PASAMAR ESCRITORA "Los poetas de provincias estuvimos un poco abandonados"
El nombre de Pilar Paz Pasamar (Jerez de la Frontera, 1933) es en C¨¢diz el de una instituci¨®n del verso. Fundadora del grupo Platero, disput¨® una final del premio Adonais con Claudio Rodr¨ªguez, y Juan Ram¨®n Jim¨¦nez pirope¨® con entusiasmo un poema suyo. Tras 10 espl¨¦ndidos libros de poemas, la autora acaba de publicar su primer volumen de cuentos, Historias balnearias. Pregunta. Es conocido el elogio que recibi¨® de Juan Ram¨®n, pero se ignora c¨®mo le contest¨® usted. Respuesta. A ra¨ªz de aquello, empezamos a escribirnos. No hice comentario alguno, porque era una responsabilidad muy grande. Era una ¨¦poca muy curiosa, en la que ¨¦l ya no escrib¨ªa: lo hac¨ªa Zenobia. Juan Ram¨®n tom¨® inter¨¦s por los j¨®venes poetas de Platero, y ese af¨¢n de estar con nosotros fue algo ins¨®lito. Buscaba valores, no viv¨ªa como creen muchos, en su torre de marfil. Estaba abierto a todas las corrientes nuevas. Y era muy apasionado: cuando algo le gustaba, era fervoroso. Cuando no, le negaba el pan y la sal. P. ?Por qu¨¦ suena tan mal la palabra poetisa? R. Es una vieja discusi¨®n, pero yo me he tomado la cuesti¨®n con mucha serenidad. Me da lo mismo una cosa que la otra, aunque poetisa es la aceptada por la Academia Hispanoamericana, sirve tambi¨¦n poeta. Claro que palabras como papisa, sacerdotisa... parecen haberle dado un sentido peyorativo. P. ?Le ha satisfecho el cambio del verso por la narrativa? R. Me encuentro como el que estrena, como si todos estos a?os no hubieran pasado. Se trata de un libro nada solemne, en el que todos los temas van ligados por un balneario decadente en el que pas¨¦ unos d¨ªas. Con ¨¦l, s¨®lo aspiro a que el lector se distraiga, y que al final de cada narraci¨®n encuentre una sorpresita. P. Pronto se cumplir¨¢ medio siglo de la generaci¨®n del 50, ?qu¨¦ le aport¨® su pertenencia a este grupo? R. Yo me col¨¦ de rond¨®n, me sub¨ª a lomos del burrito. Fui una ni?a muy precoz, la ni?a chica de la promoci¨®n, pero me aceptaron. En el 50 publiqu¨¦ mi primer libro, con un pr¨®logo de Carmen Conde, y el mismo a?o recib¨ª el acc¨¦sit del Adonais. Recuerdo que los poetas de provincias estuvimos un poco abandonados, salvo los andaluces insertos en los movimientos sociales de la ¨¦poca -Caballero Bonald, Ory, Qui?ones...- que batallaron m¨¢s junto a gente del Norte como Blas de Otero, o Gil de Biedma. P. ?Quiere decir que los poetas no comprometidos fueron de alg¨²n modo marginados? R. No, no es eso. Cada cual sigui¨® con su obra, con su camino, dentro de las posibilidades de la ¨¦poca. Pero yo creo que el tiempo pasa y las obras quedan. Mira c¨®mo ahora est¨¢n siendo revalorizados Jos¨¦ Luis Tejada o Acquaroni.
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