Balanzas fiscales: ?tiene mucho sentido?
El autor defiende que la financiaci¨®n auton¨®mica pasa por compartir los tributos y por ejercer la corresponsabilidad fiscal
Los saldos de las balanzas fiscales de las autonom¨ªas est¨¢n de moda. A menudo se utilizan como argumento pol¨ªtico para cambiar el sistema de financiaci¨®n auton¨®mica. El problema es si esa utilizaci¨®n es v¨¢lida o supone lo que no es cierto o no tiene sentido. El propio secretario de Estado de Econom¨ªa defiende que se elabore un c¨¢lculo "oficial" de los saldos fiscales auton¨®micos, "para evitar victimismos y no hablar sobre hip¨®tesis". Entiendo al secretario de Estado, quien debe estar harto de ver cifras que pueden diferir en casi el 100%. Con una evaluaci¨®n homog¨¦nea, habr¨ªa orden en las hip¨®tesis de partida y las metodolog¨ªas empleadas.Carlos Monasterio y Jes¨²s Ruiz-Huerta ya han comentado el tema en este diario. Una balanza fiscal intenta imputar los pagos que realizan los residentes de una autonom¨ªa al Gobierno central y los servicios que reciben del mismo. El saldo conjunto, para el Estado, deber¨ªa ser positivo e igual al d¨¦ficit central, o nulo si ese d¨¦ficit no existe. Es seguro que el c¨¢lculo dar¨ªa m¨¢s informaci¨®n si incluyera los ingresos y gastos regionales, pero s¨®lo se trabaja con los centrales.
Hay que observar que, por la parte de los ingresos, es la distribuci¨®n personal de la renta y el consumo de quienes residen en una comunidad lo que determinar¨¢, en buena parte, el resultado. Una zona con personas y empresas que obtienen rentas altas contribuir¨¢ con m¨¢s impuestos, y en proporci¨®n mayor, que una zona econ¨®micamente m¨¢s atrasada. Pero es m¨¢s importante recordar que el impacto real de un impuesto, o de un gasto, no siempre tiene mucho que ver con el lugar, o la persona, que lo paga o lo disfruta. En ocasiones, la ley obliga a repercutir un impuesto a otras personas.
Aparte de por obligaci¨®n legal, los ingresos y los gastos p¨²blicos se "trasladan" y tienen un efecto en otros lugares y sobre otras personas, ya que consumidores y empresarios alteran sus decisiones econ¨®micas ante la intervenci¨®n p¨²blica. Como consecuencia de esas nuevas decisiones, la pauta distributiva real, o "incidencia" del sistema, es muy diferente de la legal. Por ejemplo, si un impuesto se traslada a terceros, de poco nos servir¨¢ saber qui¨¦n lo paga; necesitamos conocer sobre qui¨¦n repercute econ¨®micamente. Por desgracia, los estudios de incidencia impositiva, o del gasto, dependen de variables cuyo valor es dif¨ªcil calcular, por lo que en el trabajo emp¨ªrico se usan supuestos simplificadores que son s¨®lo aproximaciones a la realidad. De aqu¨ª las exageradas diferencias entre los resultados de diversos estudios existentes.
Mi prop¨®sito no es insistir en estos problemas, que son relativamente bien conocidos. Me interesa discutir otro aspecto: el del sentido que tienen esos c¨¢lculos y lo que se puede afirmar de sus resultados. En mi opini¨®n, una distribuci¨®n regional (o personal, por escalones de renta, en su caso) de ingresos y gastos p¨²blicos no tiene, aisladamente considerada, el sentido o validez conceptual que a veces se le quiere dar. Al saldo de una balanza fiscal se llega agregando resultados que imputan territorialmente ingresos y gastos. Pero el an¨¢lisis no tiene en cuenta que la distribuci¨®n regional de la renta, antes del impacto de los ingresos y gastos p¨²blicos, no ser¨ªa la misma si el Gobierno central no existiera, o recaudara y gastara diferentemente.
Imaginemos que el saldo de la balanza fiscal de una regi¨®n es negativo en un porcentaje Z de su PIB. Eso no quiere decir que la renta de esa regi¨®n haya ca¨ªdo en ese porcentaje con la actuaci¨®n del Gobierno central. Con esta afirmaci¨®n se compara lo que no es comparable; una distribuci¨®n de la renta fuertemente influida por las intervenciones p¨²blicas, y esa misma distribuci¨®n, suponiendo, err¨®neamente, que no se alterar¨ªa si se pagaran menos impuestos o se disfrutara de m¨¢s gasto p¨²blico. No es posible afirmar que si una regi¨®n X soporta una cantidad Y de la recaudaci¨®n de un impuesto tendr¨ªa Z m¨¢s de renta, de acuerdo con los criterios de imputaci¨®n que se est¨¦n usando, si el impuesto se redujera o si se eliminara. Para calcular los efectos de la nueva situaci¨®n necesitamos establecer qu¨¦ se va a hacer ante la menor recaudaci¨®n: ?aumentar otros impuestos, reducir el gasto, o ambas cosas?
Lo que s¨ª se puede conocer es el cambio que se producir¨ªa en la distribuci¨®n regional de la renta disponible (despu¨¦s de la actuaci¨®n p¨²blica) si el sistema impositivo y de gasto cambiara. Sabemos cual es la distribuci¨®n de la renta disponible por regiones, y podemos evaluar la que se originar¨ªa con un presupuesto diferente. La comparaci¨®n de esas dos distribuciones, una real y otra hipot¨¦tica, es v¨¢lida y proporciona el fundamento para hacer afirmaciones con sentido sobre c¨®mo variar¨ªa la distribuci¨®n regional de la renta disponible con una alteraci¨®n presupuestaria. Pero el saldo de una balanza fiscal no nos permite decir demasiado. Como se ha apuntado, si una regi¨®n soportara menos impuestos, la disminuci¨®n del gasto o el aumento correspondiente de otros ingresos generar¨ªa un nuevo equilibrio en la econom¨ªa en el que, s¨®lo por azar, aumentar¨ªa la renta de la regi¨®n en la cantidad de impuestos que dejara de pagar. Es cierto que la renta disponible de una regi¨®n aumenta o cae con la actuaci¨®n p¨²blica. Pero no es v¨¢lido afirmar que, si no existiera esa actuaci¨®n, la regi¨®n ser¨ªa m¨¢s rica o m¨¢s pobre en la cifra del saldo de su balanza fiscal.
Adem¨¢s es evidente que, con progresividad en el sistema, las comunidades m¨¢s ricas tender¨¢n a mostrar saldos negativos en sus balanzas fiscales, mientras que otras comunidades ser¨¢n receptoras netas de recursos. Ya se indic¨® que son las personas quienes pagan los impuestos, y no los territorios. Si no se est¨¢ de acuerdo con el saldo de la balanza fiscal de una comunidad es porque no se aceptan las pautas distributivas de los Presupuestos del Estado; bien porque se crea, como nos ocurre a muchos individualmente, que se contribuye demasiado o porque se considere que el gasto p¨²blico en esa regi¨®n, en t¨¦rminos per c¨¢pita, por ejemplo, es insuficiente. Esto no est¨¢ ni bien ni mal, s¨®lo tiene poco que ver con la financiaci¨®n auton¨®mica. Es v¨¢lido plantear nuevas pautas distributivas de los Presupuestos, pero no creo que se deba mezclar el tema con otras cuestiones. La financiaci¨®n auton¨®mica pasa por compartir los tributos y por ejercer la tan tra¨ªda y llevada corresponsabilidad fiscal. La nivelaci¨®n o distribuci¨®n personal y territorial es otra materia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.