T¨² mueves
JULIO SEOANE Quer¨ªa escribir sobre la evoluci¨®n de la opini¨®n p¨²blica espa?ola ante la OTAN, sobre el impacto de los tele?ecos en la mentalidad pol¨ªtica de nuestra sociedad, o del inevitable aumento de violencia en las instituciones educativas escolares. Pues nada, al trapo. No me puedo quitar de la cabeza la conferencia de Antonio Asunci¨®n, candidato a la presidencia de la Generalitat, en el Club de Encuentro Broseta del lunes pasado. Es un aut¨¦ntico desaf¨ªo desentra?ar su significado, puesto que fue uno de los primeros movimientos en el tablero electoral del juego de campa?a. De la estrategia del partido en el poder se sabe bastante, pretender¨¢ inevitablemente "ir a m¨¢s" por el mismo camino, aunque siempre aparecen peque?as sorpresas para distraer el aburrimiento. Pero se sabe poco de la nueva estrategia socialista. Pues bien, Antonio Asunci¨®n movi¨® ficha el lunes pasado. ?Qu¨¦ sentido tiene ese movimiento? La conferencia era sobre La comunidad valenciana ante el futuro. El contenido fue exclusivamente econ¨®mico, casi economicista. El estilo, intencionadamente acad¨¦mico. El p¨²blico, rondando los 50 a?os. Y el conferenciante estuvo correcto, salvo que desde el principio se adjudic¨® el papel de intermediario entre el escrito que ten¨ªa delante y el sufrido p¨²blico. La piedad por el respetable, que no por el toro, casi le impidi¨® saludar, dar las gracias al presentador y enfocar sus palabras. Comenz¨® prometiendo comprimir, suavizar y aligerar "aquello" que ten¨ªa escrito, en beneficio de los que estaban de pie, m¨¢s tarde por los sentados y, al final, poco le falt¨® para compadecerse de los que lo hab¨ªan escrito. Es evidente que las charlas de los pol¨ªticos, de casi todos, est¨¢n escritas o esbozadas por otros. Pero lo usual es intentar identificarse con el papel, hacerlo propio, intentar vivirlo, para as¨ª convencer y convencerse al mismo tiempo. En este caso, el conferenciante parec¨ªa un mensajero que se disculpaba por el contenido. ?Por qu¨¦? El panorama econ¨®mico era cl¨¢sico, industrial, casi alarmista ante lo que nos espera. Me inclino a pensar que tiene raz¨®n, pero el mensaje contrasta con lo que escribi¨® en prensa durante las primarias socialistas. Entonces hablaba sobre devolver la ilusi¨®n a la izquierda, de exprimir una vez m¨¢s la imaginaci¨®n, de hacer propuestas nuevas y rupturistas, de no despreciar la utop¨ªa. Y, sobre todo, dec¨ªa que a la derecha se le puede ganar con nuevas propuestas y con coraje, m¨¢s que con discursos acad¨¦micos y renuncias disfrazadas de prudencia. ?Qu¨¦ cambi¨® desde entonces? S¨®lo veo dos opciones. El movimiento en el tablero va dirigido, de entrada, a tranquilizar a los poderes econ¨®micos, y a partir de ahora comenzar¨¢ la aut¨¦ntica lucha por conseguir el voto social. O bien la estrategia consiste en regresar al discurso de la escasez, al viejo y duro argumento de la supervivencia en una sociedad en crisis, frente a una derecha empe?ada en mirar al futuro con sonrisa bobalicona y apoltronada en la motivaci¨®n del logro econ¨®mico. El juego est¨¢ iniciado. El pr¨®ximo movimiento tiene que descubrir buena parte de las intenciones de los contrincantes. Salvo que en este juego, afortunadamente, los que parecen espectadores son precisamente los que deciden la partida.
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