?tica electoral
Nos referimos al reportaje publicado el mi¨¦rcoles 5 de mayo sobre La Celsa, portada y p¨¢gina 3 de la secci¨®n Madrid.En campa?a electoral cobran visibilidad los colectivos m¨¢s vulnerables y desfavorecidos. Parece como si los tiempos electorales no tuviesen ¨¦tica, una ¨¦tica de m¨ªnimos al menos.
Un d¨ªa son los drogodependientes los que ocupan p¨¢ginas enteras de los peri¨®dicos y son protagonistas de las tertulias. Otro d¨ªa ser¨¢n los inmigrantes a los que se solucionar¨¢ la vida en un momento.
Y los reclusos, los maltratados de toda ¨ªndole, la soledad de los abuelos o los trabajadores del sexo. La precariedad, en suma.
Se obvia que estos problemas -dramas personales en definitiva- est¨¢n ah¨ª, desgraciadamente, antes, durante y poscampa?a electoral.
Pero cobran un valor instrumental, constituy¨¦ndose en rehenes de los pol¨ªticos. Por fin existen. Es cierto que la pol¨ªtica es el arte de lo posible, pero no del "todo vale". Cuando desde las asociaciones y las ONG se habla de "sin ¨¢nimo de lucro", nos referimos a cualquier tipo de lucro: la rentabilidad pol¨ªtica es uno de ellos y la honestidad no se refiere s¨®lo a "toma el dinero y corre". La pol¨ªtica, de polis, tiene que ver con valores como la coherencia, la responsabilidad, la compasi¨®n, el respeto y la credibilidad.
Y, por encima de cualquier otra consideraci¨®n: desde lo humano, nada debe hacerse a costa de los drogodependientes, donde el dolor se constituya en valor de cambio y valor de uso.
Es una perversi¨®n sacar al mercado pol¨ªtico el sufrimiento.
Digamos tambi¨¦n que, al margen de estas consideraciones puntuales, somos muchos los que apostamos por los tratamientos con hero¨ªna y por todas aquellas pol¨ªticas que puedan generar una mejora en la calidad de vida de los toxic¨®manos, tanto desde lo biol¨®gico como desde lo psicol¨®gico y lo social.
Y volviendo al mencionado art¨ªculo, creemos que es un deber moral mencionar el encomiable trabajo que realizan sobre el terreno los t¨¦cnicos de los programas de intercambio de jeringuillas y felicitarles por ello: no se limitan a proporcionar "una jeringuilla y una gasa" como coment¨® la se?ora Almeida, sino que realizan las acciones sanitarias propias de un programa de reducci¨®n del da?o de estas caracter¨ªsticas, con profesionalidad y eficacia, sin olvidar el apoyo humano y el talante necesario para humanizar el trabajo con los ciudadanos toxic¨®manos.
Por eso, como persona preocupada por los problemas de las personas, les doy las gracias por su labor.- ,
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