Karra Elejalde
El cine, por ser un arte, admite muchas preguntas, algunas circunstanciales: ?por qu¨¦ el trayecto actor-director se recorre con m¨¢s facilidad que en sentido contrario? Hay razones estad¨ªsticas, como, por ejemplo, que para el mismo n¨²mero de pel¨ªculas se requiere un menor n¨²mero de directores que de actores. La muestra, pues, favorece el tr¨¢nsito se?alado en mayor n¨²mero que el cambio de sentido. Descontadas las apariciones testimoniales de Alfred Hitchcock (casi un juego para el espectador), quiz¨¢ Orson Welles represente el punto de equilibrio entre lo uno y lo otro. Karra Elejalde ha decidido dar el salto y como es atrevido, ingenioso y zascandil, no contento con la apuesta la ha elevado a doble o nada. No s¨®lo dirigir¨¢ A?o Mariano, sino que lo har¨¢ de forma compartida con Fernando Guill¨¦n Cuervo (otro que tal baila) y, adem¨¢s, entre ambos han construido el gui¨®n de la pel¨ªcula en compa?¨ªa de Jos¨¦ Antonio Ortega, un profesional del asunto. Nada es imposible. Cuenta el periodista y cineasta Javier Rioyo que Karra Elejalde es, sobre todo, un tipo din¨¢mico, un vacil¨®n dir¨ªase en el argot urbano, que gusta de entablar conversaci¨®n con los taxistas. Y que de tal compostura dial¨¦ctica surgi¨® la idea de Airbag, la pel¨ªcula de su amigo Juanma Bajo Ulloa que bati¨® registros de taquilla en 1997 (dos millones y medio de espectadores). Al parecer, aquella historia surgi¨® en un taxi. Y A?o Mariano naci¨® en la misma sala de partos, en un viaje que efectuaban Elejalde y Guill¨¦n Cuervo. Un chispazo con el taxista, una idea, una pel¨ªcula y una decisi¨®n. Juanma, ocupado en una obra teatral (Pop Corn), queda al margen y Karra le dice a Fernando: "?Y si la hacemos nosotros?" Y todo empieza a rodar. Definitivamente, el taxi constituye, m¨¢s que un elemento de transporte muy ¨ªntimo y coloquial, un feudo para la inspiraci¨®n. All¨ª le pillan siempre a Karra Elejalde trabajando. Karra es, sobre todo, un tipo vitalista, actor de car¨¢cter con muchos registros a pesar de su imagen de tipo duro que vale para la mayor¨ªa de los papeles de la comedia o el drama. Porque Elejalde es, sobre todo, un actor de contrastes que lo mismo se inserta en la vor¨¢gine de Airbag que se enfrenta a un recogido auditorio teatral en La kabra tira al monte, que se incluye en la sensibilidad de Alas de mariposa. Con Juanma Bajo Ulloa, otro alav¨¦s, encontr¨® el lugar en el cine que buscaba en el trasiego teatral. Karra ha sido un habitual en las pel¨ªculas de Bajo Ulloa. Airbag, por la popularidad, signific¨® el punto de inflexi¨®n. Pero ahora ha decidido dar una vuelta de tuerca (no la ¨²ltima) a sus devociones. En pleno apogeo del elogio de la caspa, A?o Mariano se sumerge en esa realidad vilipendiada, pero real, de los a?os 60-70 que han hurgado otros directores, en especial otro vasco, ?lex de la Iglesia en Muertos de risa, con El Gran Wyoming y Santiago Segura. Conviene recordar que el primer defensor de aquel cine vilipendiado fue el gran Luis Garc¨ªa Berlanga, quien siempre encontr¨® el lugar y el momento para resarcir a los actores de oficio que se inclu¨ªan en el reparto de aquellas pel¨ªculas presuntamente abominables. Espa?a tambi¨¦n era as¨ª El debate tiene un car¨¢cter pendular: de la abominaci¨®n al culto, pasando por el olvido. Ahora lo casposo ha encontrado el reflejo cinematogr¨¢fico de su misma mismidad: el cine en el cine porque nada pasa, todo fluye, y Espa?a, se?ora, era tambi¨¦n as¨ª. El riesgo del proyecto de Karra Elejalde, que auspicia de nuevo Asegarce (la productora de Karlos Argi?ano, con un papel¨ªn en la pel¨ªcula) es que se inserta en un g¨¦nero ya iniciado y que amenaza con ser trillado. De momento, Karra Elejalde se encarga de la direcci¨®n creativa de la pel¨ªcula, dejando a Fernando Guill¨¦n Cuervo los aspectos m¨¢s t¨¦cnicos. Parece obvio: alguien que imagina dos pel¨ªculas seguidas en el escueto habit¨¢culo de un taxi, donde se tiende con facilidad a encelarse con los problemas de tr¨¢fico y los trasuntos del alcalde correspondiente, reclama un lugar en la creatividad. Alguien que se adapta con igual facilidad al papel de marginado y de polic¨ªa; de aventurero y bur¨®crata, demuestra que el talento y el ingenio son los mejores argumentos para encontrar respuestas. De momento, se ha convertido en un profeta de una secta infestada de marujas. La impostura, la trampa, la pobreza... La vida misma.
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