Paranoico
Las municipales se acercan por un t¨²nel de improperios, y, sin embargo, estamos ante las elecciones m¨¢s provechosas del nuevo r¨¦gimen espa?ol, porque, a trav¨¦s de los ayuntamientos, Espa?a ha cambiado, y, salvo excepciones, a los pueblos y ciudades de Espa?a les sienta bien la democracia. Pero estas elecciones municipales son algo m¨¢s de lo que son y aportan rarezas del esp¨ªritu como la posible confirmaci¨®n de don Jes¨²s Gil y Gil y Gil y Gil como presidente del primer reino de taifas municipal, a uno y otro lado del Estrecho, posibilidad que Mandela contempla aterrado desde Ciudad del Cabo y Juan Goytisolo con atenci¨®n desde Marraquech, no vaya a ser Gil y Gil y Gil y Gil y Gil la reencarnaci¨®n del conde Don Juli¨¢n.En Barcelona hay un pulso fundamental entre el candidato socialista, Clos, que depende de la consolidaci¨®n del voto de otras izquierdas, y el hombre de CiU, se?or Molins, nacionalista converso en los primeros a?os de la Transici¨®n, a la que lleg¨® sin mancha de pecado resistencial, fiel representante de un sector social que ni hab¨ªa quitado ni puesto rey, sin dejar de ayudar a su se?or. De ganar Molins, la plaza de Sant Jaume ser¨ªa toda ella pujolista, as¨ª en el Ayuntamiento como en el Palau de la Generalitat, y tal vez a los jugadores del Bar?a, cuando ganen lo que tengan que ganar, les bastar¨ªa subir a uno de los balcones para gritar Visca Catalunya! o !Sois cojonudos!
Hay quien ve venir esa unidad de destino en lo universal como una pesadilla, y les confesar¨¦ que me encuentro entre los amenazados, y no por factores estrictamente pol¨ªticos, sino paranoicos. Lo peor que le puede ocurrir a un paranoico es que le persigan de verdad y, si al situarme en el centro de la plaza de Sant Jaume veo que Pujol est¨¢ en los dos balcones, no s¨¦, no s¨¦ qu¨¦ va a ser de m¨ª.
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