Ficciones PEP SUBIR?S
Albricias, algo se mueve: el Consejo de Administraci¨®n de la Corporaci¨®n Catalana de Radio y Televisi¨®n (CCRTV) ha acordado por unanimidad crear una "comisi¨®n de seguimiento del pluralismo pol¨ªtico" en TV-3. ?Cu¨¢l es, o era, el problema? Al parecer, la escasa presencia de Duran Lleida en los programas informativos de nuestra televisi¨®n, es decir, la suya. Hartos del ninguneo cat¨®dico al que les somete el gobierno del que forman parte, los democristianos han hecho por una vez causa com¨²n con la oposici¨®n para lograr un reparto algo m¨¢s equitativo de las cuotas de pantalla. Estupendo. La cuesti¨®n ahora es: ?por qu¨¦ no hacer extensible la idea al seguimiento del pluralismo social y cultural? Porque si dejamos de lado la abundante presencia hollywoodiense -s¨ª, de acuerdo, es mucho dejar, pero procedamos con cautela, no fuesen a enfadarse las majors y nos abandonasen a solas con nosotros mismos- el magro pluralismo pol¨ªtico de los servicios informativos de TV-3 sabe a gloria en comparaci¨®n con la aplastante unidimensionalidad del resto de la programaci¨®n. Una programaci¨®n que desde hace a?os viene esforz¨¢ndose en labrar una Catalu?a de encefalograma plano y de sentimientos patri¨®ticos a flor de piel; una Catalu?a homogeneizada y liofilizada, sin conflictos sociales de inter¨¦s, sin diferencias culturales dignas de reconocimiento; una Catalu?a suburbana y provinciana en la que las ¨²nicas transgresiones con derecho a imagen son, vaya por Dios, los amores incestuosos o, en el pecado llevan la penitencia, la adicci¨®n de un pu?ado de inadaptados a los colores del Espanyol. Hay quien se admira de que entre nosotros la prensa amarillenta pr¨¢cticamente no exista. ?C¨®mo va a existir! No hace falta, ni podr¨ªa competir con las mil y una variantes de pornograf¨ªa visualmente blanda e intelectualmente dura que TV-3 arroja -eso s¨ª, siempre con formas suaves, sin estridencias ni sangre en directo- diariamente sobre nuestros hogares en dura competencia con TVE y las cadenas privadas, mucho m¨¢s horteras, desde luego. Contemplen, si no, cualquiera de esos chicos cl¨®nicos que la CCRTV ha engendrado en serie, unos mozos de apariencia traviesa, ligeramente procaces, pelo cortado al uno, patilla larga y sonrisa profid¨¦n, descuidadamente vestidos al ¨²ltimo grito de la Rambla de Catalunya, almas y conductores de unos simp¨¢ticos programas a los que a veces incluso se traen de m¨¢s all¨¢ del Ebro selectos invitados de la talla de Carmen Sevilla, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, Raphael o Carrascal para mejor ridiculizar la vieja caspa hisp¨¢nica y, de rebote, realzar nuestra elegancia, de modo que el telespectador pueda hacerse por s¨ª mismo, objetivamente, una idea clara del abismo que nos separa de la cultura espa?ola. Vean esos apasionantes debates sobre la escisi¨®n del cl¨ªtoris en algunos pa¨ªses b¨¢rbaros -?ser¨ªa tan amable, se?ora, de contarnos qu¨¦ siente cuando hace el amor? Y qu¨¦ decir de esos espect¨¢culos seudodeportivos, de esas fastuosas y enciclop¨¦dicas celebraciones a mayor honra y gloria de un equipo de f¨²tbol que constituyen un master permanente de formaci¨®n del esp¨ªritu nacional, impartido en densas lecciones semanales que sit¨²an en su justo lugar todos los agravios y afrentas que nuestro equipo ha sufrido -y nosotros con ¨¦l- y c¨®mo, a pesar de todo, hemos conseguido mantenernos unidos y, a veces, triunfar.
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