Jugar con fuego
JUANJO GARC?A DEL MORAL A todos nos han dicho alguna vez que el que juega con fuego, se puede quemar. Tambi¨¦n sabemos que algunas cosas no se deben mentar, de la misma manera que siempre nos han dicho que determinadas cuestiones ni siquiera hay que plantearlas. El refranero espa?ol incluye varias m¨¢ximas en este sentido, y el que incumple estas normas no escritas tambi¨¦n corre el riesgo de quemarse. Pues bien, el consejero de Presidencia de la Generalitat parece haber olvidado estas elementales y sabias ense?anzas y ha vuelto a tentar a la suerte -no es la primera vez que lo hace un miembro del Consell- al mencionar los ¨¦xitos del Gobierno valenciano en la pol¨ªtica de lucha contra los incendios forestales y al vanagloriarse p¨²blicamente de ello. Vaya por delante que, efectivamente, en los ¨²ltimos a?os se ha reducido de forma importante la superficie quemada en los montes valencianos como consecuencia de los incendios, intencionados o no. Algo de lo que se tiene que alegrar todo bien nacido.Tambi¨¦n es verdad que la erradicaci¨®n de esta terrible lacra ha sido prioritaria para el Consell del PP, que ha puesto especial ¨¦nfasis en su pol¨ªtica de lucha contra los incendios. Pero de ah¨ª a atribuirse todo el m¨¦rito dista un buen trecho. Y decir que en cuatro a?os de gesti¨®n se ha quemado lo mismo que ardi¨® en un solo d¨ªa en 1994 constituye un atrevimiento, sobre todo si se dice en un congreso sobre cat¨¢strofes naturales, ante un auditorio que sabe muy bien c¨®mo se las gasta el fuego y conoce sus caprichos. Cuidado, la suerte puede cambiar y todo ese ¨¦xito, venirse abajo en un momento. Hace poco m¨¢s de un mes ya tuvimos un aviso en Cabanes, donde el fuego arras¨® m¨¢s de 500 hect¨¢reas en unas horas. Y a¨²n est¨¢ por llegar el verano. Adem¨¢s, el mero hecho de vanagloriarse p¨²blicamente de los "magn¨ªficos resultados en la lucha contra los incendios forestales", como hizo el consejero Ripoll, puede ser una provocaci¨®n para esos descerebrados que gozan prendiendo fuego al monte. Los pol¨ªticos no tendr¨ªan que jugar con fuego. Sobre todo si no se juega metaf¨®ricamente.
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