Las denuncias de espionaje dominan las relaciones entre Washington y Pek¨ªn
Un nuevo esc¨¢ndalo de espionaje, esta vez sobre radares antisubmarinos ultrasecretos, cuyos datos habr¨ªan sido transferidos a Pek¨ªn, aflor¨® ayer a las p¨¢ginas de la prensa norteamericana amenazando con agrietar a¨²n m¨¢s las relaciones chino-norteamericanas, que se encuentran en el peor momento desde el final de la guerra fr¨ªa tras el error cometido por la aviaci¨®n de la OTAN al atacar la Embajada china en Belgrado.
La Casa Blanca y el Departamento de Estado, empe?ados en calmar la ira del Gobierno chino, cuyo poder de veto en el Consejo de Seguridad le convierte en un socio imprescindible para alcanzar una soluci¨®n negociada en el conflicto de Kosovo, no hicieron comentarios al respecto.Pero la informaci¨®n aparecida ayer en en la primera p¨¢gina del diario The New York Times demuestra que el alcance de las redes de espionaje chinas en Estados Unidos eran m¨¢s amplias que las detectadas en marzo en el laboratorio de Los ?lamos, y pueden poner en graves apuros al presidente Bill Clinton. En el nuevo caso, otro cient¨ªfico norteamericano de origen chino, Peter Lee, es acusado de haber pasado informaci¨®n a Pek¨ªn sobre la ¨²ltima tecnolog¨ªa en radares antisubmarinos mientras trabajaba en una empresa privada, TRW Inc, con la que el Pent¨¢gono ten¨ªa una proyecto de investigaci¨®n. En el caso del laboratorio de Los ?lamos, donde EE UU desarroll¨® en los a?os cuarenta la primera bomba at¨®mica, otro cient¨ªfico norteamericano de origen chino, Wen Ho Lee, fue acusado de transferir miles de datos sobre armamento nuclear de una de las redes de ordenadores m¨¢s secretos y m¨¢s protegidos de EE UU a un ordenador f¨¢cilmente penetrable desde el exterior. Peter Lee, que confes¨® haber facilitado a China la informaci¨®n secreta, no fue llevado ante un tribunal a petici¨®n de la Marina, que consideraba la informaci¨®n demasiado secreta como para ser discutida en un juicio. Wen Ho Lee, por su parte, sigue defendiendo su inocencia y atribuye a errores la transferencia de informaci¨®n ultrasecreta a redes abiertas.
El dato m¨¢s potencialmente da?ino para el presidente Clinton es que varios comit¨¦s del Congreso est¨¢n investigando esos casos, que, en opini¨®n de los republicanos, no han sido perseguidos ni investigados por el Gobierno de una forma adecuada. Tanto la secretaria de Justicia, Janet Reno, como el consejero de Seguridad Nacional, Sandy Berger, han sido acusados de haber mantenido una actitud pasiva ante lo que un congresista republicano ya ha calificado como "el mayor caso de espionaje de la historia de EE UU". Clinton, adem¨¢s, ha sido acusado de recibir cuantiosas contribuciones econ¨®micas para su campa?a electoral de 1996, cuyo origen, a trav¨¦s del ciudadano norteamericano de origen chino Johnny Chung, podr¨ªa estar en los servicios de espionaje chinos. La visita que realiz¨® el primer ministro chino, Zhu Rongji, a Washington a primeros de abril ya se vio empa?ada por el primer caso de espionaje que puso en sordina otro tipo de diferencias pol¨ªticas de mayor calado. En primer lugar, figura el deseo de China de ingresar en la Organizaci¨®n Mundial de Comercio (OMC), que, por el momento, encuentra la oposici¨®n de EE UU.El Gobierno norteamericano considera que China debe introducir reformas en su econom¨ªa y abrir sus mercados antes de ingresar en la OCM. Las acusaciones occidentales sobre las reiteradas violaciones de los derechos humanos cometidas por el Gobierno chino tambi¨¦n irritan en Pek¨ªn, que considera estas cr¨ªticas como un instrumento para socavar su estabilidad. Zhu Rongji est¨¢ considerado como un decidido reformista, dispuesto a situar la gigantesca econom¨ªa china en condiciones de participar y competir con el resto de la econom¨ªa mundial.
As¨ª, en un gesto que sorprendi¨® en EE UU, Zhu Rongji acept¨® la presencia en China de las grandes compa?¨ªas de telecomunicaciones norteamericanas, lo que permitir¨¢ que gigantes como la ATT o Motorola se hagan cargo de las redes de telefon¨ªa celular o de distribuci¨®n de Internet.La principal oposici¨®n al ingreso de China en la OMC se encuentra en el Congreso, donde la mayor¨ªa republicana se dispone a explotar, en perjuicio de la Casa Blanca, la investigaci¨®n sobre los casos de espionaje.
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