Las tripas de la ciencia

En Galicia, tierra de grandes fiestas gastron¨®micas, hace cinco a?os el f¨ªsico coru?¨¦s Javier Novelle se plante¨® una pregunta: "Si se hacen ferias del queso o del pan, ?por qu¨¦ no una feria de la ciencia?". La idea de Novelle se transform¨® en el D¨ªa de la Ciencia en la Calle, que el pasado s¨¢bado celebr¨® en A Coru?a su cuarta edici¨®n y corrobor¨® que en tan poco tiempo ha alcanzado ya un notable arraigo popular: miles de ni?os y adultos recorrieron las carpas en las que alumnos de ocho colegios de la provincia mostraban sus experimentos de laboratorio.Un ni?o de dos a?os mira con cierta desgana una simple l¨¢mina de metal sobre un soporte con cuatro ruedas. En apariencia poco se puede esperar de ese artilugio tan rudimentario, pero el peque?o acata disciplinadamente las instrucciones de un chico de secundaria y pulsa un interruptor. El cochambroso objeto se transforma en un veh¨ªculo que sale disparado a toda velocidad, y la cara del ni?o adopta una sonrisa de asombro.

Ese gesto infantil explica mejor que cualquier tratado el origen de la ciencia, que naci¨® precisamente del asombro del hombre ante la grandeza y la complejidad del universo. Una sensaci¨®n que experimentaron en alg¨²n momento de sus vidas los personajes encarnados por los peculiares cabezudos que recorren esta feria y que, adem¨¢s de caramelos, reparten una tarjeta de visita para identificarse: uno es Isaac Newton, otro Galileo Galilei, otro Alexander von Humboldt y otro, Charles Darwin.

Difundir e instruir

Desde hace a?os, A Coru?a y sus instituciones se han esforzado por difundir su vocaci¨®n cient¨ªfica. Los coru?eses disponen del ¨²nico museo del mundo dedicado al hombre como objeto de estudio de las ciencias naturales, de un planetario y de una Casa de las Ciencias, la organizadora de esta feria que sigue al pie de la letra la vieja m¨¢xima de instruir deleitando.Cada colegio dispone de una carpa para exponer sus trabajos. La organizaci¨®n les pide que se especialicen en alguna rama. Los hay que presentan colecciones de conchas marinas y de insectos, otros han elaborado un invernadero en miniatura o una rudimentaria antena parab¨®lica, y algunos alardean de imaginaci¨®n, como los que muestran un futbol¨ªn que funciona a base de imanes para escenificar un apasionante duelo entre Deportivo y Celta, o los que se han inventado un barco a vapor cuya m¨¢quina es una c¨¢scara de huevo rellena de agua alimentada por el calor de un algod¨®n empapado en alcohol. Los chicos se ofrecen a dar explicaciones adelant¨¢ndose a las preguntas del visitante, al que espetan siempre con un punto de orgullo: "?Sabe usted qu¨¦ es esto?".

Adem¨¢s de los artilugios y experimentos que se exhiben, la organizaci¨®n programa actividades para los m¨¢s peque?os, desde carreras de caracoles hasta concursos de lanzamiento de aviones de papel. "Buscamos cosas que sirvan para explicar las leyes de la ciencia y las bases de la tecnolog¨ªa", comenta Novelle, "siempre con la idea de demostrar que la ciencia no es necesariamente algo te¨®rico y abstracto". Novelle, coordinador de la feria, reconoce que al principio los chicos son reacios a participar con alg¨²n experimento propio. "Pero una vez que vienen", apostilla, "vuelven al a?o siguiente".