Dolor y sangr¨ªa
Leyendo el 21 de abril el reportaje publicado en EL PA?S con el t¨ªtulo La meticulosa planificaci¨®n de la Operaci¨®n Herradura me lleva a pensar, por un lado, la maldad de la que es capaz un dirigente, y por otro, a algo mucho m¨¢s terrible -creo-, el previsible final.Alguien dijo que estas cosas se sabe c¨®mo empiezan, pero no c¨®mo acaban, y ah¨ª quer¨ªa ir. La invasi¨®n, limpieza y guerra est¨¢ perfectamente planificada en su inicio, no as¨ª en su final. Los planificadores de tal desaguisado que estiman conocer la respuesta inicial del resto del mundo, no han sabido ver cu¨¢l ser¨¢ el final de esta triste historia. Y tal vez s¨®lo hay un personaje que sabe exactamente c¨®mo acabar¨¢, nadie m¨¢s: Milosevic. La historia es pr¨®diga en dictadores que s¨®lo se han perpetuado o permanecido gracias a un entorno ignorante. Pero tambi¨¦n esa misma historia es pr¨®diga en mostrarnos a esos dictadores que preocupan a sus vecinos y quien les rodea, y no est¨¢n dispuestos a que se perpet¨²en.
En el caso yugoslavo, cuanto m¨¢s avanza el conflicto, m¨¢s compleja se hace su soluci¨®n. La pr¨¢ctica de Milosevic es extender al mayor n¨²mero de gentes y pueblos el caos, y hacerlo es, como se ha visto, muy sencillo; las gentes somos pusil¨¢nimes y el terror nos paraliza. Pero es cierto que Milosevic, cada vez m¨¢s, est¨¢ implicando a todo su entorno y eliminando las posibles salidas; su camino no tiene retorno. Ya no tiene sentido hablar de af¨¢n expansionista del pueblo serbio, ni siquiera de supervivencia. Su ¨²nico objetivo, claro y visible, es el mal por el mal. Sabe que su final est¨¢ cerca y que lo menos que le puede ocurrir es que le juzgue un tribunal internacional por cr¨ªmenes contra la humanidad, si es que llega hasta ah¨ª.
El conflicto b¨¦lico, la guerra econ¨®mica y de propaganda merecen estudios en profundidad y que el mundo aprenda, otra vez m¨¢s, por desgracia, de lo que somos capaces. Y, lo que es peor, casi sabiendo el final, somos incapaces de parar el dolor y la sangr¨ªa.-
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