El s¨ªndrome Dorian Grey
"Al entrar, encontraron, colgado en la pared, un espl¨¦ndido retrato de su amo, tal como le hab¨ªan visto ¨²ltimamente, en toda la maravilla de su exquisita juventud y de su belleza. Tendido sobre el suelo hab¨ªa un hombre muerto, en traje de etiqueta, con un cuchillo en el coraz¨®n. Estaba ajado, lleno de arrugas y su cara era repugnante. Hasta que examinaron las sortijas que llevaba no reconocieron qui¨¦n era". As¨ª termina la novela El retrato de Dorian Grey, escrita por el dublin¨¦s Oscar Wilde. Publicada en 1890, relata la tr¨¢gica historia de una persona que no fue capaz de aceptar el inexorable car¨¢cter procesual y entr¨®pico de la existencia humana. Siempre habr¨¢ j¨®venes, pero nadie puede pretender ser joven durante toda su existencia. Y, desde luego, la belleza extraordinaria es privilegio transitorio (?siempre con su emponzo?ado env¨¦s?) de unas pocas personas. El drama de Dorian Grey nace de su incapacidad para asumirlo. La historia es conocida. Dorian Grey es un joven caballero de extraordinaria belleza. Fascinado, un pintor plasma su retrato en un cuadro con el fin de que esa belleza sobreviva al paso del tiempo. Pero, inesperadamente, el retrato se convierte para Dorian en un insoportable recordatorio de la fugacidad de la juventud. Al mirarlo comprende que el retrato perfecto permanecer¨¢ siempre joven mientras ¨¦l se ir¨¢ haciendo viejo, y su desesperaci¨®n se troca en desatino: "Tengo celos de mi retrato pintado por usted", le reprocha el joven Dorian al autor del cuadro. "?Por qu¨¦ ha de conservar ¨¦l lo que yo perder¨¦? ?Oh, si pudiese ser a la inversa,! ?Si el retrato pudiese envejecer y yo permanecer tal como estoy ahora! ?Por qu¨¦ ha pintado usted esto? ?Alg¨²n d¨ªa se burlar¨¢ de m¨ª, se burlar¨¢ horriblemente!". Su deseo se hace realidad y mientras el retrato, oculto en su casa, va reflejando las se?ales que la vida imprime en nuestro cuerpo y en nuestra alma, Dorian Grey se mantiene joven y bello. Finalmente, la visi¨®n del cuadro resulta tan penosa que decide destruirlo creyendo poder librarse as¨ª de su pesadilla. Ya sabemos c¨®mo termina la historia. Herri Batasuna (Euskal Herritarrok no deja de ser una estrategia gatopardiana que pretende cambiarlo todo para que todo siga igual) se est¨¢ preparando para co-gobernar las ¨²nicas instituciones pol¨ªticas legitimadas por la voluntad popular con que contamos los ciudadanos vascos y navarros. Podr¨¢n insistir cuanto quieran en que se proponen participar en el gobierno de las instituciones con el fin de conducirlas hacia un marco pol¨ªtico distinto: tal cosa no pasa de ser un esforzado prop¨®sito, un leg¨ªtimo deseo. Pero nada asegura que los deseos se hagan realidad. Durante a?os, la izquierda abertzale ha entronizado el alternativismo como la ¨²nica forma de estar en pol¨ªtica, empe?¨¢ndose en mantener a sus seguidores permanentemente movilizados en alegre y combativa biribilketa. Ni un paso atr¨¢s, jo ta ke y ka?a. Todo ello en pol¨ªtica, por supuesto, que luego en el ¨¢mbito privado se han cuidado mucho de diferenciar entre virtud y necesidad. Pod¨ªas as¨ª encontrar entre sus muy radicales filas jefes de personal extremadamente reacios al derecho de huelga, propietarios de concesionarios de coches franceses, soldados de reemplazo y hasta funcionarios del Estado espa?ol. ?Igual que en cualquier otro partido!, dir¨¢n algunos. En efecto: igual, tal vez incluso menos. Pero, entonces, ?a qu¨¦ viene tanta afectaci¨®n, tanta autocomplacencia, tanta chuler¨ªa? Maestros en la gesti¨®n de ese invento burgu¨¦s que es la perfecta distinci¨®n entre lo privado y lo p¨²blico, han sido el Dorian Grey de la pol¨ªtica europea: j¨®venes eternos, misteriosamente a salvo de esa pandemia que convierte a los pol¨ªticos en aquello que combat¨ªan hace veinte a?os. Pero hete aqu¨ª que ahora van a co-gobernarnos. Ya era hora. Pero el cambio no se producir¨¢ sin costes. Disfrutaron del s¨ªndrome Peter Pan, neg¨¢ndose a crecer para refugiarse en el Pa¨ªs de Nunca Jam¨¢s; pronto sufrir¨¢n el s¨ªndrome Dorian Grey. Al tiempo.
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