Entre patronos y empresarios
Como cantaba la Orquesta Plater¨ªa, la vida nos da sorpresas, sorpresas nos da la vida. Y en pocas ocasiones ello es m¨¢s cierto que en la actuaci¨®n de la Confederaci¨®n Empresarial Valenciana (CEV). El contenido de su reciente documento marco ante el pr¨®ximo proceso electoral es, sin lugar a dudas, una sucesi¨®n de esas sorpresas a las que lac¨®nicamente se refer¨ªa Pedro Navajas. A pesar de los d¨ªas transcurridos desde su presentaci¨®n, y exceptuando la r¨¢pida reacci¨®n de Mart¨ªn Sevilla, su repercusi¨®n social ha sido nula. Esa respuesta puede alentar las dos reacciones m¨¢s genuinas de las ¨¦lites aut¨®ctonas (incluida la cultural): atribuirla, bien a una conspiraci¨®n del silencio bien al car¨¢cter de la sociedad, despreocupada e inconsciente ella, adem¨¢s de "muelle" como apuntara Felipe V. La autocr¨ªtica sobre las propuestas realizadas quedar¨ªa, as¨ª, descartada. En caso contrario, se habr¨ªan sacado las lecciones que emergen de una trayectoria hist¨®rica pat¨¦tica. Porque desde aquellos tiempos del descubrimiento de un zulo, presuntamente defraudador, hasta los m¨¢s recientes del tambi¨¦n presunto uso irregular de fondos p¨²blicos, las incidencias y los aventurerismos personales han destrozado la credibilidad de la CEV. Ser¨ªa injusto no reconocer los avances realizados en la ¨²ltima etapa. Pero, precisamente por ello, todav¨ªa sorprende m¨¢s el contenido de un documento que en nada ayuda a recuperarla. Sus poco m¨¢s de 18 p¨¢ginas demuestran la ingente dificultad de la patronal para convertirse en una organizaci¨®n empresarial. Porque no es lo mismo un grupo de presi¨®n que una instituci¨®n social cuya actuaci¨®n, cubriendo sus propios objetivos, hace avanzar al mismo tiempo a toda la sociedad. El ignorado texto presentado es una sucesi¨®n de sorpresas. No me referir¨¦ aqu¨ª a su defensa de la fusi¨®n entre Bancaja y la CAM, manteniendo ambas marcas en el mercado. La actividad financiera se hace con poco dinero y mucha confianza. No quisiera, pues, seguir los pasos de aquellos que se declaran tan amigos del Presidente de la Generalitat y cuya frivolidad en este tema s¨®lo es superada por su desconocimiento del mismo. S¨²mense, sin embargo, los balances de ambas cajas, comp¨¢rese el resultado con los recursos de grupos bancarios considerados de tama?o insuficiente para competir en el mercado ¨²nico, y la conclusi¨®n ser¨¢ obvia: una hipot¨¦tica fusi¨®n no ser¨ªa, en ning¨²n caso, esa madre de todas las soluciones que algunos pretenden. Con todo, no es ¨¦sta la ¨²nica sorpresa ni tampoco la m¨¢s destacada. Adem¨¢s de acentuar residuos, el texto pone el acento en la vertebraci¨®n del territorio y en las infraestructuras, dentro del reto del mercado ¨²nico. Pero el elevado peaje de la A-7, conexi¨®n fundamental con el resto de la Europa desarrollada, y sus repercusiones sobre la competitividad de las empresas ni se mencionan. Por el contrario, el AVE a Madrid es proclamado como el gran instrumento vertebrador de la Comunidad Valenciana. No menos sorprendentes son las propuestas respecto a dos de los recursos m¨¢s escasos en la econom¨ªa valenciana: el capital humano y el agua. Sobre el primero, adem¨¢s de ignorar la elevad¨ªsima siniestralidad laboral, el texto silencia la legislatura perdida respecto a la formaci¨®n profesional y la oportunidad perdida que va a ser la reforma de los planes de estudios en la Universidad. Y ello a pesar de que la reorganizaci¨®n del conjunto del sistema educativo es crucial en la soluci¨®n del principal cuello de botella para muchas empresas. Lo mismo sucede con la gesti¨®n de los recursos h¨ªdricos. No hay ni una referencia, siquiera tangencial, al mal estado de la mayor parte de las conducciones (principal causa de su despilfarro), ni a la necesidad de un desarrollo tur¨ªstico compatible, no ya con el entorno natural, sino, al menos, con un problema cada verano m¨¢s grave. Lo cual, no deja de ser un llamativo contraste con la propuesta de potenciar los campos de golf al margen de la construcci¨®n de plantas desalinizadoras. Que entre nosotros existen buenos empresarios es una obviedad. Y tambi¨¦n lo es la necesidad de organizaciones con prestigio y credibilidad que los representen, den a conocer su labor y aumenten su reconocimiento social. Me temo, sin embargo, que la CEV ha perdido, de nuevo, la oportunidad para contribuir a todo ello.
Jordi Palafox es catedr¨¢tico de Historia e Instituciones Econ¨®micas en la Universidad de Valencia.
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