Presidente Ciampi
A LA luz del precedente de Scalfaro en 1992 (16 votaciones y casi dos semanas de cambalaches parlamentarios), la elecci¨®n ayer, en la primera votaci¨®n, de Carlo Azeglio Ciampi como d¨¦cimo presidente de la Rep¨²blica Italiana marca un hito esperanzador en los usos pol¨ªticos de ese pa¨ªs. Ciampi, de 78 a?os, ministro del Tesoro y considerado el arquitecto del ingreso de Italia en el euro, es un hombre respetado que no pertenece a ning¨²n partido y que ni siquiera es diputado o senador. Su designaci¨®n a propuesta de la coalici¨®n gobernante que dirige el ex comunista D'Alema ha complacido a casi todos, con excepci¨®n de los democristianos y la independentista Liga Norte.El acuerdo en torno a Ciampi de m¨¢s de dos tercios del millar largo de grandes electores (diputados, senadores, delegados regionales), a quienes el modelo constitucional italiano encarga escoger al jefe del Estado cada siete a?os, es una buena noticia. El presidente de Italia tiene deberes b¨¢sicamente honor¨ªficos, pero le cabe en exclusiva la disoluci¨®n del Parlamento, la convocatoria de elecciones y el nombramiento de los primeros ministros. A la vista de los 56 Gobiernos habidos desde 1945 -m¨¢s de uno por a?o-, su funci¨®n arbitral adquiere especial relevancia.
En el universo de regateo que da sentido a la pol¨ªtica italiana, Ciampi, que ha cimentado su prestigio en sus a?os al frente del banco emisor, se?ala un punto de inflexi¨®n. Por un lado, ha funcionado el pacto entre la coalici¨®n de centro-izquierda en el poder y la derecha que abandera Berlusconi. Con una guerra a sus puertas y una delicada situaci¨®n econ¨®mica, Italia no pod¨ªa permitirse demasiados chalaneos. Por otro, la Democracia Cristiana, representada ahora por el Partido Popular, ha debido resignarse: el partido que lo control¨® todo y ya no controla nada no ha podido colocar a otro de los suyos como sucesor de Scalfaro.
Italia tiene pendiente su modernizaci¨®n pol¨ªtica. Los dos aspectos cruciales son la reforma electoral -que organice en grandes opciones la babel actual de 40 partidos- y la designaci¨®n del presidente de la Rep¨²blica por sufragio popular. El mes pasado, un refer¨¦ndum que no alcanz¨® el 50% de participaci¨®n preceptiva mostr¨® que el 90% de los italianos est¨¢ harto de sus interminables crisis pol¨ªticas. La rotunda elecci¨®n de Ciampi debe otorgar al jefe del Estado la fuerza necesaria para impulsar la reforma institucional sin mayores servidumbres partidistas.
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