Rusia y la Alianza Atl¨¢ntica aproximan a marchas forzadas sus posiciones negociadoras
Bajo la ret¨®rica y las tensiones p¨²blicas, se abre paso a marchas forzadas un enfoque com¨²n entre Rusia y la OTAN sobre la iniciativa diplom¨¢tica para aplicar el acuerdo del G-8. Los contactos en Mosc¨² del subsecretario de Estado norteamericano, Strobe Talbott, con el mediador ruso, V¨ªktor Chernomirdin, y de ¨¦ste con el presidente finland¨¦s, Martii Ahtisaari, en Helsinki empiezan a dar frutos. Persisten tres escollos: el momento del cese en los bombardeos, el alcance de la retirada serbia y la estructura del despliegue internacional que acompa?ar¨¢ el retorno de los refugiados kosovares.
Talbott mostr¨® ayer en Bruselas un "optimismo cauteloso". Ven¨ªa de Mosc¨², donde pas¨® horas con el equipo de Chernomirdin, y de Ginebra, donde se vio con el de Kofi Annan. Algo parecido trasluci¨® la entrevista de Helsinki, que se repetir¨¢ el martes pero ya entre los tres: Chernomirdin, Ahtisaari y Talbott. Mientras, los directores pol¨ªticos del G-8 (los siete pa¨ªses m¨¢s industrializados del mundo y Rusia) reanudar¨¢n el martes la redacci¨®n del acuerdo alcanzado en Bonn, bosquejo de una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad, que los aliados pretenden que autorice el uso de la fuerza con la cl¨¢usula: "podr¨¢n adoptar todas las medidas necesarias". Ambos esfuerzos son simult¨¢neos y convergentes.Que rusos y occidentales diriman los detalles al mil¨ªmetro revela un notable acercamiento. "Estamos de acuerdo en m¨¢s de un 60%, lo que no es poco, vista la evoluci¨®n reciente", evalu¨® un diplom¨¢tico. Y es que Mosc¨² est¨¢ "impactada" porque, contra sus c¨¢lculos, no se ha quebrado la unidad de los Diecienueve, y es sensible al argumento de que si ampara a Belgrado se corresponsabilizar¨¢ de sus atrocidades a¨²n desconocidas. Pero subsisten tres diferencias:
La pausa. Mosc¨² insiste en que el cese de los ataques debe anteceder al cumplimiento de las condiciones exigidas al dictador. La OTAN s¨®lo parar¨¢ cuando empiece la retirada verificable de sus fuerzas e inicie el cumplimiento de las otras condiciones. "La secuencia pausa-negociaci¨®n ser¨ªa el equivalente a fracaso y derrota", argumenta Talbott. Porque permitir¨ªa a Belgrado reorganizar sus fuerzas y fortalecer su posici¨®n negociadora. El obst¨¢culo podr¨ªa salvarse con una s¨ªntesis: simultaneidad de la pausa y del inicio del cumplimiento de las condiciones.
Retirada serbia. Mosc¨² y los Diecinueve est¨¢n de acuerdo en evitar un vac¨ªo entre ¨¦sta y el despliegue que acompa?ar¨¢ el retorno de los refugiados. El argumento de que lo llenar¨ªan los guerrilleros del ELK ha convencido a Rusia. La discrepancia ata?e al alcance de la retirada. La OTAN sostiene que "debe ser total", aunque flexibiliza su postura: despu¨¦s de la retirada permitir¨ªa el regreso de una fuerza serbia "simb¨®lica" en las fronteras (sin competencia de control sobre pasaportes, pues impedir¨ªa el retorno de los kosovares) y para la vigilancia de los "lugares sagrados". Los rusos permitir¨ªan a Belgrado una fuerza "m¨¢s sustancial". Rambouillet autorizaba 2.500 militares en las fronteras y 1.500 polic¨ªas.
Fuerza internacional. Acuerdo en establecer "una unidad de mando en una sola persona". Mosc¨² pretende que sea un "enviado especial" de la ONU, y admite que la fuerza la compongan aliados, rusos y otros. Pero propone dividir Kosovo en sectores con comandantes separados y aut¨®nomos: Rusia controlar¨ªa el Norte y la OTAN, el Sur. La Alianza se niega, porque hay elementos no separables (el espacio a¨¦reo); porque prefigurar¨ªa la divisi¨®n de Kosovo; y no dar¨ªa confianza a los refugiados procedentes del Norte para volver a casa. E insiste en que la fuerza, que prefiere crear bajo los auspicios de la OSCE, mantenga "unidad de mando, cadena jer¨¢rquica ¨²nica y control pol¨ªtico" de los Diecinueve.
?Por qu¨¦ tarda la redacci¨®n del acuerdo? Porque "queremos una resoluci¨®n muy pormenorizada, que no deje cabos sueltos, salidas o escapatorias a Milosevic", argumentan los aliados. Todos est¨¢n escaldados. Prefieren aguantar el envite pol¨ªtico de bombardear otro mes (lo m¨¢s probable) a que el dictador les enga?e de nuevo.
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