"Ser profesor en la universidad es un lujo, pese a las pu?aladas"
Tiene mirada de buena observadora y un hablar pausado y reflexivo, lo que dice mucho de su talante siempre propenso a la conciliaci¨®n. Buena falta le va a hacer a Elena Escudero, profesora titular de Fisiolog¨ªa Animal, esa mano derecha de mediadora para ejercer como Defensora Universitaria de la Aut¨®noma, un cargo en el que ha de asumir la papeleta de precursora en toda la Comunidad de Madrid. Escudero s¨®lo deja sin responder una pregunta, la de la edad: "Tengo la suficiente como para pedir una concesi¨®n a la coqueter¨ªa", suplica mientras corrige el nudo de su pa?uelo. Pero da alguna pista. Por ejemplo, que ya hace m¨¢s de 25 a?os que present¨® su tesis, Metabolismo de la histamina, un texto tan primerizo que le mueve a la sonrisa.Pregunta. ?C¨®mo fue que le dio por embarcarse en esta aventura? Respuesta. La pura verdad es que a m¨ª me metieron. Me lo pidi¨® un grupo de compa?eros que debe ver en m¨ª un cierto conocimiento del mundo universitario, aunque s¨®lo sea por la acumulaci¨®n de quinquenios, y alguna objetividad a la hora de analizar litigios. No s¨¦. Yo, como actitud vital, siempre he procurado molestar lo menos posible.
P. ?Profesores y estudiantes universitarios son colectivos bien avenidos?
R. Digamos que ahora hay una relaci¨®n mucho m¨¢s personal y fluida entre las dos partes en comparaci¨®n con los tiempos lejanos en que yo era estudiante. Antes, el profesor era una persona casi mitificada, pero esa concepci¨®n cambi¨® con el advenimiento de la democracia. Ahora, la afectividad puede llevar, incluso, a que alg¨²n alumno confunda t¨¦rminos.
P. Eso de ser la primera defensora universitaria madrile?a, ?se lo toma como un reto?
R. Un poco de eso hay. A m¨ª me ense?aron las teresianas que todos los comienzos son penosos, as¨ª que cuento con ello. Conf¨ªo en que mi sucesor se encuentre el camino un poquito m¨¢s trillado.
P. ?Existe entre los alumnos eso que llamamos "vida universitaria"?
R. No mucho. Los campus andan algo escasos de espacios que estimulen la vida social, pero variar esta tendencia es muy costoso, desde todos los puntos de vista.
P. ?Y entre los profesores?
R. ?se ya es otro cantar, porque creo sinceramente que la mayor¨ªa de nosotros le ponemos mucho cari?o a nuestro trabajo. Ser profesor universitario, no nos enga?emos, es un privilegio extraordinario, un lujo intelectual: nos pagan razonablemente bien para que sigamos aprendiendo toda la vida. Y mantengo lo del lujo, a pesar de las pu?aladas departamentales, que existen y seguir¨¢n existiendo siempre que se re¨²nan m¨¢s de tres o cuatro seres humanos...
P. ?Qu¨¦ le pareci¨® la obra porno que un artista expuso hace poco en su universidad?
R. Se lo dir¨¦ muy claro: est¨¦ticamente repugnante. Hay cosas de un mal gusto atroz.
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