Cartas desde mi celda
JAVIER MINA El lector que llevo dentro le ha remitido una carta, peri¨®dico mediante, al escritor que hay en m¨ª y con el que comparte asilo cerebral, por despachar con excesiva desenvoltura el atractivo mundo transg¨¦nico. Mi querido lector se queja, en primer lugar, de que he actuado con apresuramiento, si no con mala fe, al tachar de un plumazo la gran aportaci¨®n que al respecto hizo el Mundo Antiguo. "Parece mentira", escribe, "que se hayan silenciado las quimeras asirias, los dioses egipcios con cabeza de brutos y las sirenas, faunos y centauros, am¨¦n de los monstruos con nombre propio: Medusa, el Minotauro y la Esfinge, nacidos todos del retozo de los dioses con algo, o bajo su estricta supervisi¨®n". Luego, me machaca record¨¢ndome que la Edad Media conoci¨® m¨¢s osad¨ªas gen¨¦ticas de las que all¨ª apunt¨¦, pues corrieron como la peste, y como ella viajaron de un extremo a otro del continente, el cerdo con cabeza humana, el potro con lo mismo y, en un totum revolutum, el catoblepo, los hermanos siameses, la mujer peluda, el hombre ant¨ªpoda, la jirafa y el oso marino. Dejando aparte el peque?o detalle omitido por mi compa?ero de cuarto y que tiene que ver con que en ninguno de esos casos hubo voluntad manifiesta de crear los fen¨®menos sino de apechugar con ellos acatando la voluntad divina, he de decirle que tampoco puedo aceptar el farragoso tost¨®n que trata de endilgarme sobre Ambroise Par¨¦, por muy cirujano y tratadista del tema que sea ni por mucho que naciera en el siglo XVI. Si tan seguro estaba Par¨¦ de que aquellos disturbios gen¨¦ticos pod¨ªan obedecer a 13 causas entre las que estaban la c¨®lera de Dios, que paga con prole semi-animal a quienes copulan como animales, o el hecho de que la futura madre pase mucho tiempo con los muslos cruzados, as¨ª como que los ateos y sodomitas se unan carnalmente a una bestia; digo, si tan seguro estaba, ?por qu¨¦ no intent¨® obtener algunos ejemplares en el laboratorio? O sea, que no me vale. Lo siento querido lector interior, mon fr¨¨re. Pero como tampoco se trata de sostenella y no enmendalla, acepto cuanto me dices respecto al doctor Moreau. En su caso no hay t¨¦cnicas gen¨¦ticas sino de cirug¨ªa en las que ni siquiera ser¨ªa pionero, pues se le anticiparon los doctores Frankenstein y casi ese, retratado por Bulgakov, que se burl¨® del hombre nuevo que nac¨ªa de la revoluci¨®n rusa brind¨¢ndole un hermano de proletariado nacido de un perro mediante cuatro cortes y cuatro vitaminas. Por donde no paso es por eso de que airees que me guardaba un as en el asunto de los alimentos transexuales, digo transg¨¦nicos. Bueno, dos, aunque partieran de lo mismo: si lo transg¨¦nico es tan inocuo, a) ?por qu¨¦ las compa?¨ªas de alimentaci¨®n se muestran reticentes a se?alarlo en las etiquetas? y b) ?por qu¨¦ los gigantes Nestl¨¦ y Unilever se han opuesto a seguirlos utilizando? Y no trago porque me parece una repugnante violaci¨®n de la intimidad, seguro que en mi ausencia has estado metiendo tu asqueroso hocico en mis papeles. Seguro. Pero como se trata de un conflicto entre t¨² y yo, odioso fisg¨®n ¨ªntimo, no insistir¨¦ m¨¢s. Tampoco quiero cebarme en la pobreza de tu argumentaci¨®n ni en lo desmayado de tus observaciones, por muy a huevo que me lo hayas puesto; no, prefiero centrarme en la vieja discusi¨®n. Llevas siglos d¨¢ndome la tabarra con que no deber¨ªa mezclar churras con merinas (!) ni empezar hablando del tocino para acabar hablando de la velocidad, o sea del nacionalismo -que no es sino espacio partido por tiempo-, llevas siglos atosig¨¢ndome con que procediendo as¨ª s¨®lo consigo hacerles el caldo gordo adem¨¢s de hacer el rid¨ªculo tom¨¢ndome por la voz que clama en el desierto, y ya no lo aguanto, m¨ªster Hyde. ?Acaso tengo la culpa de haya por ah¨ª un Einstein con cerebro para matar, acaso me he inventado yo tanta prepotencia y tanta rebaja intelectual? Pues no te pases de listo. Bastante es que tengamos que vivir juntos para encima llevarnos mal. Podr¨ªa parafrasear lo que te dijo Jekyll en otra fecundaci¨®n in vitro, pero te lo dir¨¦ con las palabras de una de las expresiones de la pol¨ªtica transg¨¦nica: "El PNV no se casa con nadie m¨¢s que con su patria".
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