"Las elecciones son un refer¨¦ndum indirecto sobre el proceso de paz"
Compa?ero inseparable del asesinado primer ministro Isaac Rab¨ªn, Sim¨®n Peres, de 76 a?os, es el n¨²mero dos de una candidatura laborista -Un Israel- renovada, en la que se ha dejado paso a las nuevas generaciones. Peres, un jud¨ªo askenazi nacido en Bielorrusia, parece hoy m¨¢s cansado y esc¨¦ptico que nunca, quiz¨¢s es el resultado de la larga y tensa campa?a electoral o de los largos a?os vividos en la trinchera pol¨ªtica, en la que ha desempe?ado en tres breves ocasiones el puesto de primer ministro y se ha hecho cargo de seis carteras ministeriales diferentes. A punto de acabar el siglo, Sim¨®n Peres es, sobre todo, un s¨ªmbolo de este Israel que quiere el di¨¢logo y la paz con los palestinos, un proyecto que los laboristas se comprometen a reactivar si ganan, como aseguran los sondeos, las elecciones. Pregunta. Desde fuera de Israel se tiene la visi¨®n de que en estas elecciones se decide b¨¢sicamente el futuro del proceso de paz con los palestinos.Respuesta. El proceso de paz no es el ¨²nico asunto de estas elecciones. Est¨¢ el problema de religiosos y laicos. Est¨¢ el de la integraci¨®n ¨¦tnica en Israel. En esta campa?a electoral los asuntos pol¨ªticos no juegan un papel central o fundamental. Esta campa?a electoral ha evitado el debate sobre el proceso de paz. Los dos partidos mayoritarios, Likud y laboristas, han tratado de no debatir el tema. Pero, de todas maneras, est¨¢ indirectamente presente, y estas elecciones son un refer¨¦ndum indirecto sobre el proceso de paz. Hay una mayor¨ªa clara del 65% en favor de la paz. P. ?Por qu¨¦ laboristas y Likud prefieren no hablar del proceso de paz en la campa?a?
R. Porque los dos partidos est¨¢n dando una batalla por el centro pol¨ªtico. Y al centro no le gustan las cosas claras.
P. ?Est¨¢ de acuerdo con esta estrategia?
R. Aparentemente surte efecto porque eso facilita el paso de seguidores del Likud al laborismo. El centro es un puente bastante c¨®modo.
P. ?Cu¨¢l es el estado de salud del proceso de paz?
R. Benjam¨ªn Netanyahu ha destrozado todo el proceso de paz. Ha perdido la credibilidad ante nuestros interlocutores. No creen ya en sus promesas ni en sus palabras. En la guerra no hay nada que pueda sustituir a los ca?ones, en la paz no hay nada que pueda sustituir a las palabras. Pienso que Netanyahu ha matado el valor de las palabras.
P. ?Si ganan las elecciones, qu¨¦ van a hacer con el proceso de paz?
R. El primer paso debe ser Wye. Tenemos un contrato y hay que aplicar lo que hemos firmado. Aunque haya sido firmado por otro Gobierno. Nuestra primera decisi¨®n ser¨¢ volver a poner en marcha el proceso de paz. En nuestra agenda est¨¢ claro que el primer punto ser¨¢, pues, aplicar el acuerdo de Wye, para reanudar despu¨¦s las conversaciones con los palestinos y los sirios.
P. ?Saldr¨¢ Israel del sur de L¨ªbano?
R. Hay un compromiso por parte de Ehud Barak
[candidato laborista a primer ministro] de salir de L¨ªbano en el plazo de un a?o. Lo haremos. Para nosotros, una promesa es una promesa.
P. Dicen que Netanyahu no s¨®lo ha destrozado el proceso de paz, sino tambi¨¦n la diplomacia israel¨ª.
R. No es que haya sido destrozada. No ha habido ninguna diplomacia. S¨®lo ha habido propaganda, publicidad y televisi¨®n. Ha da?ado el trabajo que se hab¨ªa hecho antes. Pero eso no quiere decir que se haya acabado nuestro trabajo. Al contrario, el deseo de paz ha aumentado. No conozco a nadie que busque una sexta guerra. P. Es f¨¢cil decir yo quiero la paz, pero, ?cree que los israel¨ªes est¨¢n dispuestos a pagar el precio de esta paz?
R. S¨ª. Ahora hay una mejor comprensi¨®n con respecto al precio a pagar por la paz. Por primera vez hay un apoyo por parte de los israel¨ªes a un Estado palestino. El 50% de la poblaci¨®n est¨¢ a favor del Estado de Palestina.
P. ?Estamos ante un Nuevo Oriente Pr¨®ximo?
R. Sin ninguna duda, porque estamos en un nuevo mundo, un mundo que ha cambiado profundamente. Objetivamente, no hay necesidad de una guerra. Esto se ha terminado. La mayor¨ªa de las guerras se debieron a un conflicto territorial y hoy en d¨ªa los recursos econ¨®micos no est¨¢n ligados a la tierra, sino a la ciencia y a la tecnolog¨ªa. Ning¨²n ej¨¦rcito puede obtener una ventaja cient¨ªfica por medio de las armas. Hoy es en la universidad donde se puede encontrar la verdadera fuerza.
P. Pero la tierra aqu¨ª contin¨²a siendo importante. Palestinos e israel¨ªes creen a¨²n en el lenguaje de la fuerza
R. Es cierto. No digo que la tierra no sea importante. Lo que digo es que ha perdido su significado econ¨®mico. Las tierras no est¨¢n vac¨ªas; hay gente, seres humanos, y por eso el problema no es el cultivo de la tierra, sino la dominaci¨®n de un pueblo o de una gente. Y esto es otra cosa. No se puede separar. Hay que optar entre la dominaci¨®n y el reparto de los territorios.
P. ?Tan poca confianza tiene el laborismo en s¨ª mismo que ha tenido que ir a estas elecciones en una alianza bajo el nombre de Un Israel?
R. No es la primera vez que vamos a las elecciones en coalici¨®n y que cambiamos el nombre. Es m¨¢s bien un cambio de nombre, pero no de pol¨ªtica. A fin de cuentas, el laborismo sigue siendo lo que era. Siempre hay una renovaci¨®n porque hay otra generaci¨®n, pero es, en definitiva, la misma tradici¨®n.
P. ?Contin¨²an entonces siendo el Partido Laborista el partido de los askenaz¨ªes? R. No es el partido que est¨¦ m¨¢s cerca de los askenaz¨ªes, sino que los askenaz¨ªes est¨¢n m¨¢s cerca del partido. El partido no tiene ninguna preferencia. Lo que pasa es que el partido estaba en el poder cuando a Israel lleg¨® la gran inmigraci¨®n del norte de ?frica y ¨¦stos adoptaron una actitud de protesta contra el partido que estaba entonces en el poder. No es un problema relativo a la naturaleza askenazi o sefard¨ª, es un tema relacionado con las diferentes inmigraciones.
P. ?No cree que esta campa?a electoral es despiadada y agresiva, como si se hubieran roto todas las normas?
R. Esto es, sobre todo, culpa del nuevo sistema electoral. De acuerdo con el sistema actual, cada ciudadano tiene dos votos; uno para votar al primer ministro y el segundo contra el mismo primer ministro con el que designa a los diputados del Parlamento. Adem¨¢s, se ha alentado la creaci¨®n de partidos y cada uno se ha convertido en un grupo de presi¨®n. En la actualidad tenemos 33 partidos. Es una fragmentaci¨®n incre¨ªble. Hay que corregir el sistema.
P. ?No le preocupa el enfrentamiento entre la sociedad laica y la religiosa?
R. Yo no veo ning¨²n gran problema entre religiosos y laicos. El problema empieza cuando se crean partidos religiosos. El problema son los partidos religiosos y no las personas religiosas. Dios no tiene necesidad de partidos religiosos. Pero cuando se utiliza su nombre en pol¨ªtica es otra cosa. Cuando los partidos comienzan con la religi¨®n, acaban con la pol¨ªtica.
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