Estrategas
He aqu¨ª una forma pl¨¢stica de contemplar la guerra de Yugoslavia: Norteam¨¦rica bombardea el coraz¨®n de Europa ayudada por sus vasallos de la OTAN y bendecida por algunos intelectuales mamporreros. Comprendo que esta visi¨®n es demasiado impresionista y puede sonar a insulto, pero no es menor el agravio que tenemos que soportar los pacifistas cuando algunos intelectuales misileros, que tienen el instinto de colocarse siempre en el lado correctamente establecido, nos tachan de almas bellas en las que se apoya la tiran¨ªa. Vaya por delante que ninguno de estos intelectuales bombardeadores le va a ganar a uno en la condena del genocida Milosevic y de sus cr¨ªmenes contra la humanidad, si bien ellos, en el subconsciente, sin duda desear¨ªan que estos cr¨ªmenes fueran incluso m¨¢s horribles todav¨ªa para que su conciencia pudiera digerir la ignominia de tantos inocentes muertos por las bombas de la OTAN. Tal vez est¨¢n anhelando que se descubran innumerables fosas comunes repletas de ni?os masacrados por los serbios, ya que esta brutalidad les har¨ªa dormir en paz con su alma, que no es tan c¨¢ndida, aunque s¨ª m¨¢s narcotizada. Odio la limpieza ¨¦tnica pese a que pertenezco a una patria cuya supuesta esencia y unidad se han forjado durante ocho siglos limpiando su suelo de musulmanes. De ni?o me obligaron a cantar himnos para conmemorar una gran matanza entre hermanos. Los pacifistas estamos hechos a esta maldad. Pero algunos intelectuales, escritores y poetas l¨ªricos siempre se colocan del lado del m¨¢s fuerte, hacen guardia en la mejor garita y desde all¨ª dictaminan sin matices ni dudas qui¨¦n es el bueno y qui¨¦n es el malo. Si esta psicolog¨ªa rudimentaria que aplican a Milosevic y sus serbios la llevaran a su literatura, sus libros estar¨ªan repletos de personajes de cart¨®n. Por mucho que se odie a Milosevic, un buen escritor no puede hacer con ¨¦l una novela mala. Ahora empieza a ser un buen espect¨¢culo comprobar c¨®mo estos intelectuales mamporreros, ante el absurdo cruento e in¨²til de los bombardeos de la OTAN, tratan de quitarse el cepo y escurrir el bulto. Pronto el espect¨¢culo ser¨¢ m¨¢s pat¨¦tico a¨²n. Cuando la paz de Yugoslavia se vislumbre y al fracaso de la guerra se una el pasteleo diplom¨¢tico, se podr¨¢ ver a estos intelectuales corriendo entre los escombros en busca, una vez m¨¢s, del lado bueno para darnos desde all¨ª otra vez sus implacables lecciones.
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