M¨¢s desigualdad ANTONI BOSCH
No pasa semana, ?qu¨¦ digo!, no pasa d¨ªa sin que desde la Administraci¨®n nos aleccionen sobre la globalizaci¨®n que se nos viene encima. A los obreros se les pide moderaci¨®n salarial; a los empresarios, que contengan precios. A los ciudadanos en general se les atemoriza con la precariedad laboral venidera. Y ellos, ministros, asesores, pol¨ªticos y gerifaltes de variado pelambre, ?c¨®mo preparan tan luctuoso acontecimiento? Se me da, por lo poco que trasciende a los medios de comunicaci¨®n, que nada est¨¢n haciendo. Las administraciones (y en este saco las meto a todas, municipales, auton¨®micas o centrales, porque no aprecio diferencias) ven la paja cruzada en el camino de los dem¨¢s, pero no la viga en su propio camino. Y, si no, f¨ªjense en lo que est¨¢ aconteciendo en un ¨¢mbito de la Administraci¨®n que conozco bien. Yo soy funcionario del Estado, catedr¨¢tico por m¨¢s se?as, en el departamento de econom¨ªa de una universidad p¨²blica que ahora no viene a cuento identificar. El m¨ªo es un departamento que, como muchos, se ve sometido a los vendavales del mercado global. La prueba es meridiana: muchos de nuestros profesores est¨¢n recibiendo ofertas de trabajo desde el extranjero. S¨®lo este a?o han llegado ofertas del Institute for International Economics de Estocolmo, de la New York University, de la Universitat Mannheim, del Zurich Polytechnic, de la University of Southampton, de la London Business School (para dos), de Oxford University, del IESE... Son casi todas ellas ofertas de c¨¢tedra con sueldos que triplican, cuadruplican, quintuplican... los sueldos fijados por el ministerio para los catedr¨¢ticos de Universidad. Para quienes no lo sepan, el sueldo bruto de un catedr¨¢tico es en Espa?a de poco m¨¢s de cinco millones de pesetas anuales, que puede llegar a los siete y pico una vez sumados una serie de pluses que se consiguen con el paso de los trienios y de los sexenios. Bien, la oferta que ha hecho a uno de nuestros profesores la New York University, por mencionar una, ronda los 30 millones de pesetas al a?o. ?D¨ªganme c¨®mo competir! Parece que la Administraci¨®n de nuestro pa¨ªs, tan dada a sermonear a diestro y siniestro, todav¨ªa no ha ca¨ªdo en la cuenta de que la cacareada globalizaci¨®n significa que a la gente hay que pagarla por lo que hace y no por donde est¨¢. Ya no se puede pagar mal a buen investigador por el hecho de que realice su investigaci¨®n en Espa?a. Bueno, no se puede si se le quiere retener investigando aqu¨ª, ense?ando a los alumnos de aqu¨ª y contribuyendo a hacer de su centro de investigaci¨®n o departamento universitario un referente de calidad. Globalizarse es sin¨®nimo de competir en el mercado global. Para la investigaci¨®n, para la Universidad, globalizarse significa competir por los mejores estudiantes, por los mejores investigadores, por los mejores profesores. Esto requiere m¨¢s inversiones, m¨¢s recursos y m¨¢s becas (todo el mundo est¨¢ de acuerdo en ello). Pero exige tambi¨¦n, y ah¨ª es donde duele de verdad, que el sueldo de cada investigador dependa de sus resultados. Aunque esto signifique pagar mucho m¨¢s a quien tenga m¨¢s talento. Terrible frase ¨¦sta, que incita a la desigualdad y a la envidia. Ya s¨¦ yo que gestionar diferencias de salarios sin crear sentimientos de injusticia no es f¨¢cil. Pero nadie ha dicho que lo fuera. S¨®lo advierto de que ya no queda m¨¢s remedio. La disyuntiva es di¨¢fana, y es la hora de elegir. Todos los cambios sociales producen ganadores y perdedores. Ahora se trata de saber si haremos ganadores a los que tienen m¨¢s talento, aun a costa de la p¨¦rdida relativa de los que tienen menos, o si haremos vencedoras a las universidades extranjeras a costa de convertir en perdedoras a las universidades espa?olas. De momento, de los 10 profesores de nuestro departamento que este a?o han recibido ofertas de fuera, tres nos han dejado, otros dos tienen arreglos temporales que permiten compatibilizar su presencia parcial en nuestro departamento con su puesto en la universidad extranjera, dos han rechazado la oferta extranjera qued¨¢ndose con nosotros, y dos m¨¢s no han decidido a¨²n. Hemos capeado el temporal, pero esto es s¨®lo el comienzo. Como la propia Administraci¨®n no se aplique a s¨ª misma las lecciones de la globalizaci¨®n, los buenos departamentos universitarios que existen en Espa?a van a quedar devastados por el mercado global. Antoni Bosch es catedr¨¢tico de Universidad.
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