Una crostata de propina
S¨ª, aqu¨ª estoy. Ya me han masajeado y estaba hablando por tel¨¦fono con la familia... Pues ya estamos como quer¨ªan los italianos, con Cipollini de rosa. Ya lo tienen. Y lo que le interesaba tambi¨¦n a Pantani, pasar estos d¨ªas con sus guardaespaldas sin sobresaltos. Aunque lo ha pasado un poco l¨ªvido. Justo bajando el puerto de tercera, una carretera estrecha y llena de curvas de herradura y cerradas, se han formado varios grupos. Yo iba en el primero, siempre con El Chava, y un momento dado nos hemos vuelto y hemos visto que ven¨ªamos cortados y que no andaba El Pirata por delante. Le ha tenido que costar alg¨²n escalofr¨ªo la jornada. Justo despu¨¦s de eso se form¨® el corte del d¨ªa. Yo iba por all¨ª delante y a punto estuve de unirme a ellos, pero me lo pens¨¦ mejor. Prefer¨ª quedarme en el pelot¨®n, por delante, con El Chava, no fuera que gastara mis fuerzas a lo tonto en una escapada que no iba a llegar y encima dejara colgado a Jimmy.No s¨¦ si ser¨¢ un espejismo o no, pero todo el equipo Banesto andamos mucho mejor que hace una semana. De fuerzas y de ¨¢nimo. Hasta Piepoli, que el primer d¨ªa estaba fastidiado, ha ido delante sin mayores problemas. No deja de ser un buen s¨ªntoma.
Con Rubiera habl¨¦ por el kil¨®metro 20, que nos paramos todos cuando unos espectadores nos ofrecieron una crostata, una especie de tarta con mermelada de fresa o melocot¨®n por encima. Una costumbre italiana. Me dijo que hab¨ªa pasado muy mala noche, vomitando, y que esperaba que todo siguiera tan tranquilo para poder pasar el d¨ªa. Yo no sab¨ªa que anduviera tan fastidiado. Es una pena, porque esta carrera le encanta.
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