Un mensaje directo y espont¨¢neo
Carlos Totorica, el alcalde de Ermua, ver¨ªa injusto que s¨®lo se le recordase por el asesinato de Miguel ?ngel Blanco a manos de ETA
,Si Forges tuviera que singularizar en una vi?eta la personalidad del alcalde de Ermua, Carlos Totorica (PSE), de 43 a?os, probablemente le dibujar¨ªa corriendo 30 metros por delante de una multitud estresada e incapaz de seguir su endiablado ritmo. Totorica es para 39 millones de espa?oles el hombre que anunci¨® al mundo entero -gracias a la CNN- el asesinato a c¨¢mara lenta por parte de ETA de Miguel ?ngel Blanco Garrido, cuyos dos ¨²nicos cr¨ªmenes hab¨ªan sido enrolarse en las filas del PP vasco y tocar la bater¨ªa en un conjunto musical. "No quiero que ¨¦se sea mi epitafio. Hice lo que ten¨ªa que hacer. Ser¨ªa una injusticia que se me recordara por aquellos terribles d¨ªas de julio de 1997. No soy aquello", asegura ahora Totorica momentos antes de abandonar su despacho para jugar a pala en el front¨®n, su gran afici¨®n, junto a su feudo privado e inexpugnable: su esposa y sus dos hijas. Impulsivo, heterodoxo, mete¨®rico, aunque a veces aquejado de una pizca de falta de reflexi¨®n, seg¨²n sus m¨¢s cercanos colaboradores, Totorica airea sin dificultad un discurso ciudadano como si de un tribuno de la vieja Roma se tratara. Lejos de la arrogancia del C¨¦sar y m¨¢s alejado a¨²n de la superioridad del doctor en Sociolog¨ªa Urbana de Berkeley, Totorica patea la calle y toma potes (vinos) tanto cuando hay campa?a como cuando no la hay. Siempre con la oreja puesta en el vecino, la vecina, en la voz de la calle..., para hacer pol¨ªtica de otra manera. "La gente del pueblo le entiende a la perfecci¨®n porque su mensaje es directo y espont¨¢neo. Porque lo tiene muy claro", afirma alguien que ha convivido con ¨¦l en el consistorio vizca¨ªno durante los ¨²ltimos ocho a?os.Dos legislaturas que algunos consideran de lujo para Ermua, un municipio que, en plena expansi¨®n demogr¨¢fica descontrolada de la ¨¦poca franquista, creci¨® hasta pasar de 3.000 a casi 20.000 habitantes. Un pueblecito de Vizcaya fronterizo y con prefijo telef¨®nico de Guip¨²zcoa que lleg¨® a alcanzar un nivel de paro del 22% -ahora est¨¢ por debajo del 10%-, en el que las viviendas de protecci¨®n oficial brillaban por su ausencia, los aparcamientos eran un lujo y la formaci¨®n continua de los trabajadores o el I+D conceptos desconocidos incluso para los pol¨ªticos de la zona. Totorica tiene dos hijas, un mast¨ªn, siete apellidos vascos y quiere seguir "viviendo en esta tierra, sin autodeterminaci¨®n, con libertad y sin miedo".
Quienes le rodean en el trabajo no le han o¨ªdo gritar nunca. "Es m¨¢s, cuanto m¨¢s despacio y bajo habla, cuando casi susurra al o¨ªdo, es que se avecina la tormenta", advierten. El hurac¨¢n tom¨® nombre masculino un jueves fat¨ªdico, el 10 de julio de 1997: Miguel ?ngel Blanco. Y no fue f¨¢cil capearlo. En esos cuatro d¨ªas veraniegos tuvo Totorica tiempo para salir a la calle, "dar miles de ¨®rdenes en segundos", atemperar los ¨¢nimos ante falsas amenazas de bomba en el Ayuntamiento, tomar el micr¨®fono para dar la noticia a sus conciudadanos desde el balc¨®n e incluso coger el extintor y apagar el incendio provocado en la sede de HB.Fue el catalizador de una nube de indignaci¨®n que comenz¨® en Ermua y recorri¨® toda Espa?a.
Aunque algunos le consideran de la escuela de Ram¨®n J¨¢uregui -el estilo directo es clavado-, no se le conoce una ambici¨®n pol¨ªtica desmedida. "No reconozco en Carlos una vocaci¨®n pol¨ªtica de altura", asegura una de sus colaboradoras. Pero los diamantes en bruto no pasan inadvertidos en los partidos. Colocado como vocal en la Ejecutiva de los socialistas vascos, estuvo a un soplo de aire de presentarse, en 1998, a las elecciones primarias para ser el tercer candidato a lehendakari, en discordia con Nicol¨¢s Redondo Terreros y Rosa D¨ªez. Finalmente, se reserv¨® para las primarias a la Diputaci¨®n de Vizcaya y se qued¨® a 19 votos de su oponente. Dicen que s¨®lo los l¨ªderes carism¨¢ticos son capaces de encajar y aprender de las derrotas. Totorica, que se uni¨® a los socialistas en los a?os 70, ha vuelto por sus fueros, a remover los ingentes documentos y proyectos municipales que pueblan la mesa de su despacho en el edificio consistorial; a presidir las comisiones y los plenos, y a preparar con muchas ganas la inauguraci¨®n, el pr¨®ximo s¨¢bado, d¨ªa 22, del Polideportivo Miguel ?ngel Blanco y su rev¨¢lida a la alcald¨ªa.
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