Envejecer sin ayudas
La pugna pol¨ªtica en la llamada guerra de los geri¨¢tricos entre la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona ha tenido un efecto inicialmente prometedor: los partidos pol¨ªticos que se presentan a las municipales del 13-J en la capital catalana dedican en sus programas electorales el doble de espacio que hace cuatro a?os a los problemas de la tercera edad. El 21% de la poblaci¨®n barcelonesa (311.000 personas) tiene m¨¢s de 65 a?os y las distintas formaciones pol¨ªticas, conscientes de un capital electoral que se extiende al resto de municipios, lanzan un mensaje di¨¢fano de apoyo a las necesidades de los mayores: hay que construir m¨¢s residencias y potenciar los servicios asistenciales. M¨¢s all¨¢ de los gestos de buena voluntad, la pelea dial¨¦ctica vivida en la plaza de Sant Jaume sobre qu¨¦ instituci¨®n, la Generalitat o el Ayuntamiento, es responsable de que no se haya construido ni una sola residencia en Barcelona en los ¨²ltimos seis a?os ha evidenciado un modelo de m¨ªnimos en la atenci¨®n de los ancianos, desbordado por el r¨¢pido envejecimiento de la poblaci¨®n. La realidad en todo el territorio no es nada halag¨¹ena: la Generalitat no ha creado ni una sola plaza geri¨¢trica p¨²blica en 22 de las 41 comarcas catalanas; Catalu?a es la tercera comunidad aut¨®noma que menos oferta de geri¨¢tricos p¨²blicos ofrece a su poblaci¨®n de la tercera edad; Bienestar Social ha reducido un 70% sus inversiones en la creaci¨®n de residencias en los ¨²ltimos cuatro a?os, etc¨¦tera. A pesar de todo esto, el consejero de Bienestar Social, Antoni Comas, se esforzaba el pasado domingo en recalentar el debate al volver a reprochar al Consistorio barcelon¨¦s la falta de cesiones en forma de solares para construir geri¨¢tricos. Esta reiterada diatriba del consejero ha sido vista desde la Federaci¨®n de Municipios de Catalu?a y en los esca?os de la oposici¨®n en el Parlament como un mero intento de escurrir el bulto. No hace mucho, el Instituto Catal¨¢n de Servicios Sociales (Icass) informaba a las asociaciones de la tercera edad de que la Generalitat no estaba obligada legalmente a construir residencias en comarcas con una poblaci¨®n superior a los 50.000 habitantes. La guerra de los geri¨¢tricos, que dur¨® nada menos que cuatro meses (de enero a abril de este a?o), tambi¨¦n puso sobre el tapete otro d¨¦ficit importante: la asistencia domiciliaria. En el debate monogr¨¢fico de Pol¨ªtica Social que se celebr¨® el 7 de abril en el Parlament, el consejero Comas recordaba que la asistencia primaria es competencia de los ayuntamientos y que de ellos dependen los servicios de ayuda en el hogar. Una cuesti¨®n vital si tenemos en cuenta que s¨®lo el 3% de las personas de m¨¢s de 65 a?os prefieren ser atendidas en un geri¨¢trico, seg¨²n datos del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas. La mancha de aceite crec¨ªa: las competencias en materia asistencial de la tercera edad est¨¢n repartidas, hacen falta m¨¢s inversiones de las diferentes administraciones y tambi¨¦n una mayor coordinaci¨®n entre ¨¦stas. La psic¨®loga de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona y experta en temas de vejez, Merc¨¨ P¨¦rez Salanova, apunta que la clave del debate radica en si la Administraci¨®n debe plantearse la cuesti¨®n como una ayuda ben¨¦fica o bien como un derecho universal, como una parte m¨¢s de la asistencia sanitaria y social. P¨¦rez Salanova ilusra que en pa¨ªses como Alemania, Austria y Luxemburgo, que cuentan con unas ratios de plazas ger¨¢tricas muy superiores a las de aqu¨ª, hace a?os mantuvieron un debate similar que se sald¨® con la creaci¨®n del llamado seguro de la dependencia. A trav¨¦s de un complemento en las cotizaciones del trabajador y de la empresa, los ciudadanos se han dotado de un sistema integral de servicios principalmente pensado para las personas mayores que ya no pueden valerse por s¨ª mismas. El sistema permite combinar servicios domiciliarios, residencias de larga estancia, pisos de temporada y, entre otras atenciones, ayuda psicol¨®gica.
En Catalu?a, como sucede en el resto de Espa?a, la dependencia senil se ha resuelto siempre en la esfera familiar. Las mujeres acostumbraban a resposabilizarse del cuidado de los abuelos. Pero la poblaci¨®n es cada vez m¨¢s l¨®ngeva, se dan m¨¢s casos de sobreenvejecimiento -personas que sobrepasan los 80 a?os-, se ha doblado el n¨²mero de ancianos que padecen Alzheimer y cada vez son m¨¢s las mujeres que deben atender una jornada laboral adem¨¢s del trabajo en el hogar. Por todo ello, algunos profesionales de la gesti¨®n asistencial empiezan a reclamar un debate pol¨ªtico de mayor calado que establezca una nueva organizaci¨®n social en el cuidado de las personas mayores.
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