El camino a la paz
POCAS VECES una victoria electoral habr¨¢ sido tan esperada en el mundo entero. El l¨ªder de la coalici¨®n de centro-izquierda israel¨ª, el ex general Ehud Barak, ha batido con claridad en las elecciones al primer ministro en ejercicio, el ultraderechista Netanyahu, que ten¨ªa al proceso de paz en estado de coma virtual. En la Casa Blanca y las canciller¨ªas europeas se ha dado por sentado que la victoria laborista equival¨ªa a la reanudaci¨®n del camino de paz. En el mundo ¨¢rabe tambi¨¦n se prefer¨ªa a Barak, aunque con menos entusiasmo.El 56% de los sufragios obtenido por Barak, frente al 44% del primer ministro saliente, da al l¨ªder laborista una redoblada representatividad con la que hacer frente a las importantes decisiones que se avecinan. Pero al mismo tiempo, el reparto de esca?os en el Parlamento dibuja un puzzle donde s¨®lo se pueden alcanzar mayor¨ªas mediante acuerdos de ingenier¨ªa pol¨ªtica a cuatro o cinco bandas. Los laboristas pierden siete diputados y obtienen 27 sobre un total de 120. Su retroceso s¨®lo queda paliado por el desplome del derechista Likud, que se queda con s¨®lo 19 esca?os frente a los 32 que ten¨ªa. La atomizaci¨®n es la nota dominante de una C¨¢mara en la que figuran 15 partidos, muchos de ellos religiosos, a los que hay que contentar con subsidios y carteras a la hora de formar Gobierno. El ¨²nico partido que sale realmente triunfador es el Shass, ortodoxo sefard¨ª, que pasa de 10 a 17 esca?os, a pesar de que su l¨ªder, Arieh Deri, est¨¢ condenado a cuatro a?os de c¨¢rcel por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos. Misterios de los votantes orientales, como se llama a los sefard¨ªes, que parecen haber recompensado a su jefe, que ayer mismo anunci¨® la renuncia a su esca?o, en lugar de sancionarle por sus manejos. Con el Parlamento salido de las urnas, Barak dif¨ªcilmente puede plantearse un Gobierno apoyado s¨®lo en en su coalici¨®n, porque carecer¨ªa de la estabilidad m¨ªnima para retomar el proceso de paz. Una ampliaci¨®n hacia el Shass le puede salir cara, pero no le plantear¨ªa graves conflictos en la negociaci¨®n con los palestinos. Tampoco se puede descartar que ofrezca asientos en el Gabinete a figuras presentables del Likud. Algo relativamente similar a un Gobierno de concentraci¨®n nacional parecer¨ªa adecuado para la hora que se avecina.
Respecto a las negociaciones de paz, se supone que el nuevo primer ministro tratar¨¢ de revivir los acuerdos de Wye Plantation, del oto?o pasado, con la continuaci¨®n de la retirada israel¨ª, que Netanyahu hab¨ªa paralizado para contentar a su parroquia ultra. Inmediatamente despu¨¦s vendr¨¢ una posible evacuaci¨®n de L¨ªbano, quiz¨¢ incluso sin claras contrapartidas de Siria -que mueve los peones estrat¨¦gicos en el pa¨ªs de los cedros- , como ha repetido sin cesar antes y durante la campa?a el nuevo jefe de Gobierno. M¨¢s all¨¢, pero conectado con lo anterior, se halla la negociaci¨®n con la misma Siria sobre las colinas del Gol¨¢n. Un acuerdo con Damasco, que deber¨ªa comportar la total retirada israel¨ª del territorio, constituir¨ªa una forma de presi¨®n sobre el Ejecutivo de Arafat, que podr¨ªa quedarse solo en la negociaci¨®n. Y, al final, el estatus de Jerusal¨¦n, cuya parte oriental reivindican los ¨¢rabes como capital de un futuro Estado palestino, y sobre la que todos los dirigentes israel¨ªes, sin excepci¨®n, aseguran que es intocable como bien m¨¢s preciado e indivisible del Estado sionista.
Semejante programa desborda, hoy por hoy, las diferencias program¨¢ticas entre derecha e izquierda, hasta el extremo de que Barak s¨®lo est¨¢ relativamente m¨¢s cerca que Netanyahu de las posiciones presuntamente inamovibles de los palestinos. Pero el laborista parece capaz de crecer en el cargo, mientras su predecesor no dejaba de encogerse.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.