Un futuro oscuro y problem¨¢tico
Oscuro y problem¨¢tico -como el reinado de Witiza- se presenta el futuro de los novilleros. De casi todos los novilleros. De los tres de la novillada ferial y de los cientos que aspiran a tomar la alternativa, ser figuras, comprarse un cortijo en Linares.Oscuro y problem¨¢tico como el reinado de Witiza se les presenta el futuro pues con esos ¨¢nimos que llevan y esas formas que presentan no van a parte alguna.
La culpa no es de los toros "que les miraban", ni del p¨²blico "que no les supo comprender", seg¨²n pretende justificarse la mayor¨ªa cuando vienen mal dadas. La culpa es de haberse metido en este l¨ªo sin que nadie les diga -o ellos no hayan querido entender- d¨®nde est¨¢ la intr¨ªngulis del toreo.
San Mart¨ªn / Renco, Coelho, Serna
Novillos de San Mart¨ªn (3? sobrero en sustituci¨®n de un inv¨¢lido), discretos de presencia -5? con trap¨ªo y bravo-, varios flojos, encastados y nobles.El Renco: estocada y rueda de peones (aplausos y tambi¨¦n algunos pitos cuando saluda); pinchazo, estocada corta, pinchazo hondo tendido, rueda de peones -aviso- y tres descabellos (silencio). Mario Coelho: pinchazo y estocada corta perdiendo la muleta (silencio); pinchazo perdiendo la muleta, pinchazo, estocada corta y descabello (algunas palmas). V¨ªctor de la Serna: bajonazo a toro arrancado (silencio); estocada atravesada (silencio). Plaza de Las Ventas, 19 de mayo. 11? corrida de feria. M¨¢s de tres cuartos de entrada.
El toreo es vocaci¨®n y es sacrificio. El toreo es sentirlo en el alma e interpretar con justeza las reglas del arte.
El toreo no es salir a pegar pases.
Los tres de la terna ferial sal¨ªan a eso, a pegar pases. Y algunos -no fue el caso de V¨ªctor de la Serna- a venderlos haciendo ademanes jactanciosos, componiendo posturas pintureras. Pero para lo de parar, templar y mandar ninguno estaba por la labor.
Los novillos "se dejaban". Ahora se dice de los toros pastue?os que "se dejan¡¤. Mal asunto ser¨ªa ese si los toros de verdad "se dejaran". Un toro que se deja no es ni bravo, ni pastue?o ni nada; si acaso, un casquivano. El toro, por definici¨®n y por gen¨¦tica, no se deja jam¨¢s que le metan mano. El toro cumple su funci¨®n suprema si es bravo, noble y codicioso en el embestir. Pero que no le anden tocando los cataplines.
El toro -el novillo tambi¨¦n, obviamente, en su anterior fase- es un animal que, aun boyant¨®n, puede hacer as¨ª y pegar una cornada. Vidrioso asunto el de la cornada; una lamentable posibilidad que nadie quiere pero que acaba siendo inevitable en la fiesta.
Claro que seg¨²n se toree. Si sale uno a pegar pases, y se pone fuera cacho, y los embarca con el pico y tirado el lance aprieta a correr, la posibilidad es menor; mas semejantes maneras nada tienen que ver con el arte de torear.
El arte de torear -ya se ha dicho- es parar, templar y mandar. Algo muy distinto a cuanto hicieron los tres espadas de la novillada ferial.
?Mal ense?ados o disc¨ªpulos d¨ªscolos? Porque comparec¨ªa El Renco, extravertido donde los haya, se echaba la muleta a la izquierda y parec¨ªa desconocer esta suerte fundamental; y cuando la tomaba con la derecha, met¨ªa pico, descargaba la suerte, perd¨ªa terreno, siguiendo los arteros modos de los modernos pegapases. Comparec¨ªa Mario Coelho, animoso de veras, corajudo capoteador, banderillero f¨¢cil y seguro, y en los turnos de muleta no encontraba ni terrenos, ni distancias, ni recursos para enjaretar las suertes con mediano estilo o decorosa t¨¦cnica. Comparec¨ªa V¨ªctor de la Serna y aunque s¨ª daba la sensaci¨®n de estar mejor ense?ado, y disponer de recursos lidiadores, le faltaban la gracia, el temple y la disposici¨®n suficientes para ponerse, consentir, e interpretar los pases con la entereza propia de los toreros aut¨¦nticos o de quienes desean serlo.
El p¨²blico estuvo fr¨ªo con los tres novilleros, mas no ten¨ªa ninguna culpa. Los novillos, que sacaron una encastada nobleza digna de mejor causa, tampoco. Alguien deber¨ªa explicarles a los toreros que empiezan qu¨¦ cosa es esa del toreo. Que el toreo es sacrificio, por ejemplo; que se torea parando, templando y mandando; que las suertes han de ejecutarse ce?idas y ligadas con ganancia de terrenos; que, haci¨¦ndolo as¨ª, quiz¨¢ uno acabe compr¨¢ndose un cortijo en Linares, si bien -haci¨¦ndolo as¨ª- el toro puede coger y coge.
El oficio de torero, en el mejor de los casos, siempre tiene un futuro incierto. Y si uno se mete en eso haciendo remilgos, ni futuro tiene.
Babelia
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