Una ciudad coloreada en rojo y celeste

Toni estaba hecho polvo. Ansioso de que llegara el momento del partido, convencido de que acompa?ar al Mallorca en su d¨ªa m¨¢s grande merec¨ªa el esfuerzo, pero hecho polvo. Con las secuelas del viaje demasiado visibles, enfermo de cansancio tras 25 horas interminables de trayecto en autob¨²s, hambriento de ducha y muda, roto. Recuerda que durante el trayecto, no precisa muy bien si justo cuando atravesaba el canal de la Mancha por el Eurot¨²nel, o quiz¨¢s un poco antes, mientras se esforzaba en vano por encontrar una postura medianamente confortable para pegar una cabezada, ech¨® de menos sus clases de Arquitectura, empez¨® a preguntarse por qu¨¦ demonios se hab¨ªa metido en semejante aventura y hasta lleg¨® a odiar al pesado de las filas delanteras que, micr¨®fono en mano, no paraba de cantar. Pero entonces, ya en Birmingham, a tan s¨®lo ocho horas del gran momento, rodeado de sus amigos Xisco, Xavi, futuros arquitectos como ¨¦l, y Joan, que estudia Empresariales, entusiasmado con el colorido rojo (6.500 hinchas del Mallorca) y celeste (8.000 del Lazio) reinante en Victoria Square y sus calles adyacentes, Toni ya no ten¨ªa duda alguna de que hab¨ªa hecho lo correcto, de que esta odisea estaba obligado a vivirla.Adem¨¢s, m¨¢s cansados deb¨ªan de estar otros 400. Al fin y al cabo, ellos cuatro, como estudian en Barcelona, se libraron del trayecto en barco. Porque el viaje que hab¨ªan contratado, por 23.000 pesetas m¨¢s la entrada (3.800), inclu¨ªa el trayecto por mar Palma-Barcelona: cuatro horas a la ida y ocho, ya con litera para dormir, a la vuelta. "62 horas de viaje contra dos horas de partido; s¨ª, la verdad es que no s¨¦ por qu¨¦ me he metido en este fregado", comentaba Jaime, un se?or ya entrado en a?os que hab¨ªa optado por este itinerario en vez de por otros m¨¢s c¨®modos pero tambi¨¦n m¨¢s caros.

En todos los casos, eso s¨ª, los aficionados contaron con la subvenci¨®n de la Universiada, cuya pr¨®xima sede es la capital balear. Los seguidores ense?aban el billete y la entrada, y el organismo les entregaba al momento 10.000 pesetas y alguna que otra prenda para publicitar el acontecimiento. Pero la inversi¨®n (unos 60 millones de pesetas) no se correspondi¨® con el n¨²mero de seguidores que luc¨ªan las sudaderas y camisetas en cuesti¨®n. M¨¢s se ve¨ªan, por ejemplo, las bien surtidas bolsas de comidas con las que el Mallorca, con un gasto de cinco millones y medio, quiso premiar a su hinchada.

Pep (estudia Geograf¨ªa), Marga (F¨ªsica) y Xavier (Empresariales), armados con mochilas y material de acampada, aprovecharon la ocasi¨®n para hacer turismo. Salieron de Mallorca el lunes rumbo a Londres y de all¨ª, en autob¨²s, se fueron a Oxford, un viejo sue?o. Ayer, vestidos de rojo, eran unos de los 6.500 mallorquinistas que desbordaban ilusi¨®n y euforia por las calles de Birmingham, que emocionaban a los testigos por el entusiasmo con el que trataban de saborear el d¨ªa m¨¢s grande en los 83 a?os de historia del club.