La reducci¨®n de jornada ha creado o salvado 56.767 empleos en Francia
Sin cohetes ni champa?a, pero conservando su proverbial optimismo, la ministra de Empleo francesa, Martine Aubry, anunci¨® ayer que la reducci¨®n del tiempo de trabajo hasta las 35 horas semanales ha permitido crear o preservar un total de 56.767 empleos. Con su aplomo habitual, Martine Aubry afirm¨® que el resultado supera con creces la previsi¨®n de 40.000 nuevos empleos que ten¨ªa su ministerio. El Gobierno prepara ahora la segunda ley que establecer¨¢ el marco definitivo de la semana laboral.
Pese a la aparente satisfacci¨®n de la ministra, el resultado oficial sobre la aplicaci¨®n, todav¨ªa limitada, de las 35 horas semanales est¨¢ lejos de disipar la incertidumbre que esta iniciativa legislativa suscita. Los avances de resultados confirmaban la irrealidad de aquellas otras proyecciones, de 140.000 empleos durante el primer a?o, 700.000 en total, que los expertos ministeriales realizaron hace un a?o, al calor de los debates previos a la aprobaci¨®n de la primera ley.De entrada, la cifra facilitada por la ministra incluye los m¨¢s de 13.000 empleos creados por las grandes empresas p¨²blicas, invitadas a dar ejemplo, y abarca igualmente los "compromisos" de ampliaci¨®n de plantilla establecidos en los acuerdos de empresa y aquellos puestos, 14.000, que supuestamente estaban condenados a desaparecer.
Nadie duda tampoco de que algunas empresas han utilizado de manera oportunista las ayudas financieras de las 35 horas a la hora de acometer proyectos de expansi¨®n y contrataci¨®n que, en cualquiera de los casos, pensaban llevar a cabo. El impacto real debe estar entre los 15.000 puestos de trabajo que concede la muy irritada patronal y el n¨²mero presentado ayer por Martine Aubry.
Al Gobierno le quedan todav¨ªa por contabilizar las semanas que restan hasta el 30 de junio pr¨®ximo, fecha en la que debe retirar la ayuda m¨¢xima de 10.000 francos (250.000 pesetas) por nuevo empleado, condicionada al aumento m¨ªnimo del 6% de los efectivos y a la reducci¨®n de un 10% de tiempo de trabajo, con que pretende incentivar las implantaci¨®n de las 35 horas.
Aunque los m¨¢s de 4.000 acuerdos de empresa suscritos hasta ahora afectan a 1,1 millones de asalariados, la impresi¨®n dominante es que los empresarios, preferentemente -como no pod¨ªa ser menos, dada la campa?a de frontal oposici¨®n mantenida por la patronal-, pero tambi¨¦n parte de los sindicalistas, est¨¢n a la espera de saber qu¨¦ va a pasar con la segunda ley
M¨¢s medidas en oto?o
Esa ley, a aprobar en oto?o pr¨®ximo, adem¨¢s de fijar el tiempo legal de trabajo en las 35 horas a partir del 1 de enero del a?o 2000 (el 2002 para las empresas de menos de 20 empleados), deber¨¢ concretar los l¨ªmites en el n¨²mero y el precio de las horas extraordinarias, un asunto capital que, sin duda, dar¨¢ lugar a arduas discusiones en el seno de la izquierda plural, enfrentada al dilema de c¨®mo compaginar flexibilidad y obligatoriedad.
Una de las inc¨®gnitas claves acaba de ser despejada con el anuncio del primer ministro, Lionel Jospin, de que las empresas que cumplan con las 35 horas se beneficiar¨¢n de una reducci¨®n de las cotizaciones patronales a la Seguridad Social en los salarios inferiores cuyo montante no supere en 1,8 veces el sueldo m¨ªnimo. La reducci¨®n de las cargas patronales que proyecta el Ejecutivo socialista supondr¨¢ finalmente un total de 65.000 millones de francos (1,6 billones de pesetas), de los cuales el Gobierno piensa recuperar 25.000 millones de francos a trav¨¦s de la implantaci¨®n de la ecotasa, que gravar¨¢ la poluci¨®n y el consumo de energ¨ªa, y de un nuevo impuesto sobre los beneficios de las empresas que superen los 50 millones de francos en cifra de negocio.
El Gobierno de la izquierda plural inventa as¨ª la "solidaridad empresarial", de forma que las empresas m¨¢s ricas ayudar¨¢n indirectamente a sostener los puestos de trabajo de salarios m¨¢s bajos y parte del sobrecosto que conlleva la aplicaci¨®n de las 35 horas. Ante esta perspectiva, la patronal Medef ha puesto el grito en el cielo advirtiendo del riesgo de fuga de empresas y del peligro de p¨¦rdida de competitividad.
A cambio de la semana laboral de las 35 horas y la creaci¨®n de empleo, los asalariados van a aceptar, adem¨¢s de cierta contenci¨®n salarial, la flexibilidad en la organizaci¨®n del tiempo de trabajo, algo que resultaba impensable hace poco tiempo en Francia, vista la actitud de los sindicatos y del conjunto de la izquierda.
Gilles de Robien, diputado del partido centrista UDF y autor del primer texto legislativo franc¨¦s que plante¨® la reducci¨®n del tiempo de trabajo, augur¨® ayer, en una entrevista al diario econ¨®mico Les ?chos, que "la reducci¨®n autoritaria del tiempo de trabajo es cara y no va a funcionar". Lo que es seguro es que la iniciativa gubernamental ha impuesto en las empresas un di¨¢logo sin precedentes entre empresarios y asalariados -una de cada dos empresas est¨¢ inmersa en la negociaci¨®n-, y que la creaci¨®n de empleo est¨¢ siendo elevada a la categor¨ªa de deber social.
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