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JOS? MANUEL ALONSO ?lava ha sido ¨²nica en museos. No s¨®lo porque cuenta con algunos -como el de Naipes o el de Armer¨ªa- que son ins¨®litos, sino tambi¨¦n porque sus autoridades no han respondido de la misma manera que lo demandaron artistas o creadores. As¨ª, el Museo de Bellas Artes, ubicado en Vitoria, naci¨® obligado por la riqueza patrimonial de ?lava. Se habilit¨® entre 1941 y 1957 para albergar los muchos fondos arqueol¨®gicos y art¨ªsticos de siglos pasados, principalmente de arte sacro o religioso. Aquel museo enseguida se qued¨® peque?o, sobre todo cuando se fueron depositando en ¨¦l obras m¨¢s modernas (a?os 60) y otras m¨¢s contempor¨¢neas (desde 1976), con constantes adquisiciones. El mayor inconveniente con que se encontraron aquellos pioneros fue tener que compatibilizar lo contempor¨¢neo con la obra cl¨¢sica, que ya de por s¨ª merec¨ªa una ¨²nica ubicaci¨®n. Por eso comenzaron a reclamar un nuevo edificio para un nuevo museo, de arte contempor¨¢neo, dejando el Bellas Artes para el arte del pasado. Sus reclamaciones se ahogaron en el vac¨ªo institucional, pese a que la colecci¨®n que hab¨ªa conseguido el museo era de las mejores de arte vasco y espa?ol de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Se oyeron gritos de protesta, se crearon asociaciones y se tuvo que esperar muchos a?os para que Vitoria contara con la aprobaci¨®n de un edificio para ese museo. Parece que, al fin, la respuesta ha llegado, y ahora hay prisa para adjudicar las obras; seguramente porque las elecciones est¨¢n al caer. Se anuncia la construcci¨®n de un edificio en el que ir¨¢n ?tres plantas subterr¨¢neas de aparcamientos!, lo que me permite seguir afirmando que Alava contin¨²a siendo ¨²nica en el mundo: ?se imaginan un museo con entrada y salida continua y continuada de coches y conductores? Esto tan ins¨®lito debe entenderse como compensaci¨®n a otra vergonzosa tardanza: la de la estaci¨®n de autobuses, todav¨ªa pendiene y en cuyo solar ir¨¢ ubicado el nuevo museo. Consol¨¦monos con que, por lo menos, la justa reivindicaci¨®n del museo va a ser una realidad, si es que los pol¨ªticos no la olvidan despu¨¦s de las elecciones.
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