Los sufragios invisibles
Los consejos comarcales y las diputaciones provinciales son las ¨²nicas instituciones pol¨ªticas no sometidas al sufragio universal directo. Nadie ha votado a los cientos de cargos pol¨ªticos que integran los 41 consejos comarcales catalanes. Los gobernantes de estos organismos desempe?an sus cargos por delegaci¨®n indirecta de los ciudadanos que eligen, cada cuatro a?os, a los equipos municipales, seg¨²n una compleja f¨®rmula dise?ada por el ex presidente del Parlament Heribert Barrera durante la gestaci¨®n de los pactos entre ERC y CiU que, en 1987, precedieron a la instauraci¨®n de los consejos. Aut¨¦nticos miniparlamentos locales, constituidos a base de sufragios invisibles, los consejos han acabado interponi¨¦ndose en el camino hacia la racionalizaci¨®n territorial iniciada en abril de 1987 con la promulgaci¨®n de las LOT (leyes sobre diputaciones, comarcas y conurbaci¨®n de Barcelona). No han servido para modificar la excesiva fragmentaci¨®n municipal -944 ayuntamientos, de los cuales 544 tienen menos de 1.000 habitantes- ni han sabido instrumentar sus propias competencias y recursos. Su instauraci¨®n, tard¨ªa y confusa, bloque¨® el tr¨¢nsito hacia el anhelado modelo de la provincia ¨²nica y ha acabado legitimando, a los ojos del ciudadano, la eficacia de Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado. "La principal derrota pol¨ªtica de los partidarios de las autonom¨ªas es el reconocimiento constitucional de la continuidad de las provincias", escribi¨® el profesor Jordi Sol¨¦ Tura en Nacionalidades y nacionalismo en Espa?a, publicado en 1985. Catorce a?os despu¨¦s, esta reflexi¨®n ha resultado premonitoria. Sea como sea, en el caso de las comarcas catalanas, la realidad econ¨®mica y social subyacente es el mejor contraste. En esta l¨ªnea, aspectos centrales como la movilidad laboral explican que la vida econ¨®mica desborde el marco geogr¨¢fico comarcal. A mediados de la d¨¦cada de los ochenta, s¨®lo 164 de los 938 municipios catalanes ten¨ªan una autocontenci¨®n (los ciudadanos que trabajan en el municipio en el que est¨¢n censados) inferior al 50%. Diez a?os despu¨¦s, en 1996, ya exist¨ªan 484 municipios por debajo de este ¨ªndice. Estos datos, elaborados por el Centro de Estudios Demogr¨¢ficos e interpretados por el Instituto de Estudios Metropolitanos (IEM), demuestran que la diferencia entre la poblaci¨®n censada de un municipio y lo que los expertos llaman poblaci¨®n-d¨ªa -la poblaci¨®n que utiliza el territorio por razones de residencia, trabajo u ocio- se va haciendo m¨¢s grande cada a?o. Esta brecha en 1991 significaba que la poblaci¨®n-d¨ªa doblaba ya a la poblaci¨®n censada en comarcas como el Alt y el Baix Empord¨¤, el Baix Pened¨¨s, la Cerdanya y el Pallars Sobir¨¤, y era cuatro veces mayor en el caso de la comarca de la Val d"Aran. Las implicaciones de este fen¨®meno para la Administraci¨®n local son suficientemente conocidas, aunque ya ahora resultan preocupantes el nivel de free-riding fiscal -la utilizaci¨®n de servicios de un municipio por ciudadanos que pagan sus impuestos en otro-, los aspectos supralocales de la planificaci¨®n urban¨ªstica, las infraestructuras y el problema de la escas¨ªsima representatividad de los cargos electos en las comarcas a partir de las elecciones municipales. "Algunos focos epis¨®dicos de este debate han saltado a la prensa en los ¨²ltimos a?os con expresiones tan conocidas como la financiaci¨®n de la limpieza de las playas en diversos puntos del litoral, la discusi¨®n sobre el plan metropolitano de Barcelona, la pugna sobre la localizaci¨®n de la alta velocidad e incluso el surgimiento de candidaturas en las elecciones municipales de segundos residentes en alg¨²n municipio de los Pirineos", resume Oriol Nel.lo, director del IEM, de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. En cuanto a la relaci¨®n con los municipios, "la inadaptaci¨®n del mapa comarcal a la realidad se basa en que estas unidades administrativas han crecido sin tener en cuenta la dimensi¨®n ¨®ptima de los servicios locales", explica el jurista Josep Mir en L"organitzaci¨® comarcal de Catalunya. Asimismo algunos alcaldes implicados en sus comarcas son conscientes de que los consejos no han cumplido la principal funci¨® para la que fueron concebidos: coordinar politicas municipales de una misma zona. "La comarca me ha demostrado que resulta insuficiente dadas las expectativas que el pa¨ªs se hab¨ªa fijado en la reforma", escribe Jaume Farguell i Sitges (CiU), alcalde de Berga, en 20 anys d"ajuntaments democr¨¤tics, editado por la Federaci¨®n de Municipios de Catalu?a.
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