Estatuas de pl¨¢stico en la catedral de Burgos
Se retirar¨¢n de la fachada las figuras aut¨¦nticas para recluirlas en un museo y evitar su deterioro
Las estatuas que desde el siglo XIII miraban a los lugare?os y a los turistas desde lo alto de la fachada de la Catedral de Burgos ser¨¢n sustituidas por unas copias. La Direcci¨®n General del Patrimonio de la Junta de Castilla y Le¨®n ha avalado tal medida por entender que as¨ª se preservar¨¢n los originales para los siglos venideros; y entretanto el siglo XXI las podr¨¢ observar en un museo que se abrir¨¢ en el propio templo. Distintas personalidades de la cultura burgalesa han puesto el grito en el Cabildo, pero las autoridades y los t¨¦cnicos responsables de la restauraci¨®n del monumento aseguran que las im¨¢genes estaban deterior¨¢ndose como consecuencia del clima y de la contaminaci¨®n, y que no cab¨ªa otra posibilidad. Las nuevas estatuas ser¨¢n de resina epox¨ªdica (eufemismo que encubre la palabra ¡°pl¨¢stico¡±), y algunas de ellas mostrar¨¢n en su rostro unas facciones que nunca tuvieron.La decisi¨®n, adoptada por la Administraci¨®n auton¨®mica del PP, afecta a 15 estatuas (ocho del siglo XIII, tres del siglo XV y cuatro del siglo XVI), y no figura prevista en el Plan Director de la catedral de Burgos, que data de octubre de 1997 y fue encargado por la Junta a los arquitectos F¨¦lix Adri¨¢n y Manuel ?lvarez. En ese planeamiento se establecieron las actuaciones arquitect¨®nicas encaminadas a restaurar el edificio, trabajos que a¨²n contin¨²an. Y este plan general de la Catedral prev¨¦ que se desmonten las estatuas de la fachada, que se limpien, que se les retiren unas grapas met¨¢licas oxidadas y que se vuelvan a colocar en su secular balc¨®n. Nada de sustituirlas.
Fuentes del equipo que elabor¨® el plan director arguyen que la sustituci¨®n de esas 15 im¨¢genes s¨ª se preve¨ªa en cambio en el Proyecto de Restauraci¨®n de la Fachada de Santa Mar¨ªa (la cara principal del monumento), datado en mayo de 1997; y que el plan director no descendi¨® luego a esos detalles.
La medida parece chocar tambi¨¦n contra la Ley de Patrimonio Hist¨®rico (de 1985), puesto que "un inmueble declarado bien de inter¨¦s cultural es inseparable de su entorno"; y las estatuas de la fachada catedralicia tienen la consideraci¨®n oficial de bienes inmuebles: "Para los efectos de esta ley, tienen la consideraci¨®n de bienes inmuebles cuantos elementos puedan considerarse consustanciales con los edificios y formen parte de los mismos o de su exorno, o lo hayan formado, aunque en el caso de ser separados constituyan un todo perfecto de f¨¢cil aplicaci¨®n a otras construcciones o a usos distintos del suyo original, cualquiera que sea la materia de que est¨¦n formados y aunque su separaci¨®n no perjudique visiblemente al m¨¦rito hist¨®rico o art¨ªstico del inmueble al que est¨¢n adheridos" (art¨ªculo 14).
Las fuentes citadas del equipo de arquitectos oponen a estos preceptos que la Ley del Patrimonio establece en su primer art¨ªculo que el objeto de esa norma consiste en la protecci¨®n y transmisi¨®n a las generaciones futuras del patrimonio hist¨®rico y espiritual de los espa?oles; y que eso es precisamente lo que se intenta con la sustituci¨®n de las im¨¢genes. Y aportan ejemplos como el de las estatuas del frontis del Teatro Romano de M¨¦rida que pasaron al museo de esa ciudad y fueron sustituidas por copias; o los caballos de San Marcos en la catedral de Venecia, o la Puerta de los Ap¨®stoles de Valencia.
Javier Toquero, director general de Patrimonio en Castilla y Le¨®n, coincide con esas apreciaciones de los arquitectos, y responde al citado art¨ªculo 14: "No vamos a llevar las estatuas originales a otro sitio, las vamos a dejar en el mismo inmueble".
Bego?a Bernal, profesora de patrimonio urbano en la facultad de Humanidades de la Universidad de Burgos, encabeza una campa?a de recogida de firmas que ha sumado en unas semanas cerca de 3.000 r¨²bricas de ciudadanos burgaleses que apoyan un manifiesto (elaborado por varios profesores universitarios) contra la sustituci¨®n de las estatuas. Esta profesora denuncia que no se ha informado oficialmente a la Unesco sobre lo que se va a hacer en el monumento (frente a lo que establece la Convenci¨®n del Patrimonio Mundial, puesto que la Catedral es patrimonio de la Humanidad), y pronostica que dentro de unos a?os las estatuas no tendr¨¢n el mismo color que el resto de la fachada, porque la resina no se oscurece igual que la piedra. De hecho, los burgaleses ya han visto sorprendidos (tras desmontarse los andamios que se colocaron para restaurar el monumento) que hab¨ªa cambiado el tono de la Catedral. Las t¨¦cnicas aplicadas le robaron el tiempo.
El director general Javier Toquero admite que esa diferencia de color entre la fachada y las estatuas se puede producir en el futuro, pero apostilla: "El compuesto p¨¦treo de las nuevas im¨¢genes envejecer¨¢ de manera bastante pareja al resto de la Catedral". Y no considera Toquero que sea necesario avisar a la Unesco: "Se trata de una operaci¨®n perfectamente reversible, sin el m¨¢s m¨ªnimo da?o al monumento. No obstante, en cuanto tenga el ¨²ltimo estudio de petrolog¨ªa enviar¨¦ toda la documentaci¨®n a la Unesco y le solicitar¨¦ un informe".
La profesora Bego?a Bernal discute asimismo las causas que conducen a esta "falsificaci¨®n": "No se puede argumentar nada sobre el clima, porque las estatuas llevan siglos conviviendo con el clima burgal¨¦s; incluso ahora el tiempo es mejor que en siglos pasados. Y si se aduce un problema de contaminaci¨®n, ser¨¢ mejor reducir entonces la contaminaci¨®n en el entorno de la Catedral; que de todas formas alcanza unos niveles m¨ªnimos". Adem¨¢s, agrega, si se llevan los originales a un museo se modificar¨¢ la funci¨®n de las propias im¨¢genes: aunque previstas para verse de frente, desde lejos y en altura, los visitantes las tendr¨¢n a un metro, o de perfil, y al mismo nivel.
F¨¦lix Palomero y Magdalena Ilardia explican en su libro La catedral del Burgos, una vanguardia art¨ªstica medieval (editorial ?mbito; Valladolid, 1996), en el cap¨ªtulo relativo a la fachada principal: ¡°Las esculturas situadas en los aleros, tribunas y torres reciben un tratamiento t¨¦cnico menos detallista que las pensadas para ser contempladas m¨¢s de cerca. Aqu¨¦llas tienen facciones, melenas y vestiduras de una labra m¨¢s elemental que ¨¦stas, pero presentan gran calidad pl¨¢stica y apreciamos un cuidado exquisito de cara a los efectos ¨®pticos que quieren producir en el espectador. Los escultores las piensan para ser contempladas de lejos, y a ello ajustan las proporciones. En general son del m¨¢s depurado y exquisito estilo g¨®tico cl¨¢sico, el del siglo XIII¡±.
Y el supuesto deterioro de las estatuas no es tal, insiste la profesora burgalesa: "Dicen que tienen la nariz o la cara erosionadas... pero no hay m¨¢s que ver los grabados de Las Cantigas para darse cuenta de que fueron siempre as¨ª porque as¨ª se dibujaban los rostros en aquella ¨¦poca. La nariz chata de algunas de ellas ten¨ªa esa forma desde el principio, no es un problema de erosi¨®n".
Javier Toquero opone a eso que s¨®lo se ha hecho con las caras una "recomposici¨®n volum¨¦trica" ("y no es un eufemismo", aclara), y siempre con la supervisi¨®n de la "direcci¨®n facultativa". ?Qui¨¦nes?: los arquitectos responsables del plan director. Y remacha que todo esto constituye una excepci¨®n, no una pol¨ªtica general en la restauraci¨®n de monumentos. Y que adem¨¢s la operaci¨®n no es cara: 500.000 pesetas por cada estatua copiada.
Las fuentes del equipo de arquitectos responsables del plan director consideran por su parte que las estatutas s¨ª ten¨ªan unos rasgos bien definidos, "pero han perdido varios mil¨ªmetros. Est¨¢n muy erosionadas; y algunas, totalmente cortadas por la mitad como consecuencia de unas grapas que se les pusieron. Tienen microfisuras por todos los sitios, por la gran penetraci¨®n de los elementos contaminantes. Hay que tener en cuenta que la mayor¨ªa est¨¢n en una especie de balc¨®n, sin una pared posterior que las proteja; y por ah¨ª se crea una zona de corrientes. Les afectan mucho la erosi¨®n, el hielo y la contaminaci¨®n".
"No entendemos que se pueda formar una pol¨¦mica por esto", agregan. "Los consolidantes actuales no nos garantizan mantener las estatuas en buenas condiciones. Y ¨¦sta es una decisi¨®n reversible: cuando existan otros consolidantes y el responsable de las actuaciones est¨¦ en condiciones de garantizar que se conservar¨¢n las estatuas, podr¨¢ sacarlas del museo y sustituirlas otra vez".
Javier Toquero, el director regional de Patrimonio, insiste en esa posibilidad de enmendar un eventual error. Y explica coloquialmente un dicho que manejan en lenguaje popular los expertos en patrimonio (¨¦l es arquitecto especialista en la materia): "Si te equivocas, que no la prepares".
Su direcci¨®n general se ha apoyado, para autorizar esta sustituci¨®n de la estatuas, en unos estudios t¨¦cnicos que alertaban sobre el peligro de que se deteriore la piedra y recomendaban que las im¨¢genes "se custodien" o "se sustituyan", a fin de preservarlas para las generaciones venideras. Los firman la C¨¢tedra de Historia de Restauraci¨®n de la Facultad de Arquitectura de Valladolid y el Departamento de Petrolog¨ªa de la Complutense.
Bego?a Bernal, en su nombre y en el del grupo de profesores universitarios y personalidades de la cultura burgalesa que secundan sus opinones, responde: "Existe el derecho de las generaciones venideras, pero tambi¨¦n el de las generaciones presentes a ver la Catedral en toda su autenticidad. No puede haber un salto de ese tipo, de modo que a una o a varias generaciones se les impida disfrutar del patrimonio que han heredado. ?Qu¨¦ pensar¨¢ la gente cuando mire la fachada y sepa que las estatuas son falsas?".
Algunos burgaleses han apuntado otra posibilidad alternativa: se podr¨ªan mantener en su sitio las estatuas reales, con la restauraci¨®n que precisen, y sustituirlas por las falsas cuando hayan cumplido su ¡°ciclo vital¡± (Paulino Renedo, carta al director del Diario de Burgos). Un conocido arquitecto burgal¨¦s, Pedro del Barrio, responsable del Instituto de Restauraci¨®n de la Universidad de Burgos, ha equiparado las nuevas im¨¢genes con los ninots de las fallas valencianas. Eso, seg¨²n correspond¨ªa a tal comparaci¨®n, sirvi¨® para echar le?a al fuego y atizar el conflicto.
Y la llama contin¨²a pese a todos los datos manejados, frente a tantos argumentos fr¨ªos, y a pesar de cuantos tecnicismos incomprensibles se han volcado en la pol¨¦mica: miles de burgaleses no ven la Catedral s¨®lo como un edificio, sino sobre todo como un sentimiento.
Babelia
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