Debates descafeinados en TVV J. J. P?REZ BENLLOCH
El consejo de administraci¨®n de RTVV ha concertado ya el programa de debates electorales que se emitir¨¢n por Canal 9 en los primeros d¨ªas de junio. Apasionantes. Los partidos o sus primeras espadas, perorar¨¢n ordenadamente y en tres distintas sesiones sobre infraestructuras, econom¨ªa y bienestar social, al margen de las dedicadas respectivamente a las elecciones europeas y municipales. Conocido el formato, cadencia y ortopedia habitual de estos espacios resultar¨¢ asombroso que, a su cumplimiento, quede alg¨²n votante con resuello para depositar la papeleta. Pero l¨ªderes, mu?idores y consejeros de imagen se despepitan por comparecer ante la peque?a pantalla sin reparar en que los focos del plat¨® pueden iluminar su Otumba personal antes que la proyecci¨®n de sus atributos dial¨¦cticos e histri¨®nicos. De lo dicho se desprende que, por ahora al menos, no habr¨¢ un fin de fiesta estelar, como ser¨ªa la confrontaci¨®n entre Eduardo Zaplana y Antoni Asunci¨®n, representantes de los partidos mayoritarios. Sin menosprecio para los restantes candidatos, este mano a mano ser¨ªa el ¨²nico que realmente puede movilizar audiencias y aproximarnos al talante de los protagonistas tanto como al repertorio de sus propuestas, si es que tienen algo que ofrecernos a la par con su telegenia. Pero, como digo, todo apunta a que no tendremos ocasi¨®n de amenizarnos con esa confrontaci¨®n, por m¨¢s que uno y otro alienten verdaderos deseos de medirse. Sobre todo, el ex ministro Asunci¨®n que parece el beneficiario m¨¢s claro de este lance. Al fin y al cabo no tiene nada que perder y s¨ª mucho que ganar de salir airoso ante un rival con probada cintura pol¨ªtica y sobrados recursos ret¨®ricos. Pero como el tambor tambi¨¦n es tropa, los dem¨¢s partidos reclaman justamente un lugar ante la c¨¢mara y en similares circunstancias. Pero eso no ser¨ªa un debate con su esgrima verbal y repentinizaciones, sino un cacareo sucesivo y tedioso acotado por los minutos adjudicados. A lo mejor, la soluci¨®n podr¨ªa consistir en que cada uno se confrontase con todos los dem¨¢s en una suerte de liguilla y que un jurado independiente otorgase las calificaciones. Como m¨ªnimo sabr¨ªamos cu¨¢l de entre todos nuestros l¨ªderes es el m¨¢s televisivo. An¨®tese a modo de sugerencia. Tan llamativo como la frustraci¨®n de este cara a cara que glosamos es el obstinado veto que el PSPV le aplica al Bloc Nacionalista Valenci¨¤, independientemente de que esta formaci¨®n tenga m¨¦ritos y argumentos legales bastantes para concurrir a la fiesta televisiva. Es obvio que los socialistas no les quieren y que no mover¨¢n un dedo por allanarles el camino, acaso porque tambi¨¦n ellos, los socialistas, piensan que las huestes de Pere Mayor son aliadas objetivas del PP. ?Bonita manera de propiciar los inevitables pactos postelectorales que habr¨¢n de tejerse en no pocos municipios! La verdad es que no se comprende esta beligerancia contra primos hermanos, por m¨¢s que su desamor venga de muy antiguo. ?Igual se han tomado a pie juntillas las encuestas que conceden al Bloc esca?os en las Cortes y a su costa! A la vista de estos descafeinados debates auton¨®micos que se programan, el ¨²nico inter¨¦s quiz¨¢ resida en su versi¨®n municipal, donde intervendr¨¢n partidos aspirantes a los ayuntamientos de las tres capitales valencianas. En este cap¨ªtulo, la controversia raramente es desmayada, pues los problemas est¨¢n vivos y el vecindario los palpa. En estos ruedos es donde promete alguna emoci¨®n ver a los D¨ªaz Alperi salvar los muebles de su gesti¨®n en Alicante, o a Rita Barber¨¢ defender un proyecto que no tiene de ciudad y nada digo de Jos¨¦ Luis Gimeno porque lo suyo en Castell¨®n ha de ser lo m¨¢s parecido a un paseo en barca. Pero mucho me temo que tambi¨¦n nos quedemos parcialmente con las ganas. La se?ora Barber¨¢ es muy capaz de hacerse suplir por un gregario con tal de no v¨¦rselas con T¨¢rsilo Piles y Ana Noguera, sus bestias negras. Y su cofrade alicantino, la verdad sea dicha, apenas tiene quien le muerda, por m¨¢s que los socialistas crean que la del Benacantil es una plaza conquistada. Atentos, pues, a la peque?a pantalla.
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