Democracia y aparato
El desenlace final del conflicto creado en el PSOE tras la adopci¨®n del sistema de elecciones primarias ha sido tan sorprendente como la propia victoria del candidato hace un a?o. La experiencia ha resultado demasiado breve para que a partir del episodio protagonizado por Borrell puedan extraerse lecciones generales sobre la bondad de las primarias. Por eso creo que ser¨ªa un error concluir ahora que lo mejor para "poner orden" en el partido es volver al antiguo sistema de selecci¨®n de candidatos.Los enemigos de las primarias parecen suponer que el funcionamiento democr¨¢tico interno de los partidos es irrelevante o incluso contraproducente para la democracia. Un partido que cambiara a menudo de posici¨®n como consecuencia del imprevisible ejercicio de la democracia entre las bases ser¨ªa poco fiable y estar¨ªa mal preparado para tomar decisiones en situaciones complejas y cambiantes. En vez de primarias, lo que se necesita es un l¨ªder fuerte que tenga detr¨¢s a un aparato cohesionado. ?sta es, por ejemplo, la postura que ha adoptado el PP en respuesta a los experimentos del PSOE.
Seg¨²n este argumento, hay un paralelismo entre pol¨ªtica y mercado. As¨ª como el mercado, en cuanto instituci¨®n donde las decisiones se toman descentralizadamente, se basa en unas organizaciones, las empresas, que por su naturaleza jer¨¢rquica y centralizada son la negaci¨®n del mercado, podr¨ªa pensarse que cabe realizar la democracia sobre la base de unas organizaciones, los partidos, que no son en absoluto democr¨¢ticas.
Es bien sabido que el mercado no se puede descentralizar hasta el final, que resulta necesario, para ahorrar costes de transacci¨®n, organizar la producci¨®n en empresas. Si se extiende este razonamiento al "mercado pol¨ªtico", la conclusi¨®n ser¨ªa entonces que las estructuras jer¨¢rquicas de los partidos son, en ¨²ltima instancia, una pieza clave en la democracia, pues garantizan una representaci¨®n coherente y estable de determinados intereses y principios pol¨ªticos.
Sin embargo, la analog¨ªa entre el mercado y la democracia falla en un punto esencial: mientras que en el mercado la oferta est¨¢ atomizada y el sistema de competencia evita la aparici¨®n de pr¨¢cticas oligopol¨ªsticas, en la democracia la oferta est¨¢ concentrada en unos pocos partidos. Esto crea toda clase de rigideces y permite que se produzcan diferencias importantes entre lo que desean los ciudadanos y lo que ofrecen los partidos. Tal desajuste es posible a causa de los elevados costes de entrada en la competici¨®n pol¨ªtica. Resulta extremadamente dif¨ªcil crear nuevos partidos que puedan poner en aprieto a los ya consolidados, salvo en momentos excepcionales de crisis.
Por eso, la irrupci¨®n de m¨¦todos democr¨¢ticos en el interior de los partidos puede dejar espacio a voces y demandas antes silenciadas, contribuyendo as¨ª a renovar las ideas en funci¨®n de propuestas que vengan de abajo o de fuera. El candidato elegido en las primarias, sobre todo si en las mismas participan los simpatizantes adem¨¢s de los militantes (como en Catalu?a), dispone de independencia con respecto al aparato y en cambio se debe a la ciudadan¨ªa. Rendir cuentas ante la ciudadan¨ªa es muy diferente de hacerlo ante la burocracia del partido.
En este sentido, es leg¨ªtimo dudar de si el esc¨¢ndalo producido por los antiguos colaboradores de Borrell hubiera terminado en su ejemplarizante dimisi¨®n en caso de que hubiese sido puesto por el aparato y no por las bases. Deudor del aparato, probablemente se habr¨ªa visto obligado a ceder a las presiones de continuar en el cargo para no debilitar al partido, a?adiendo un episodio m¨¢s de falta de reflejos ante los esc¨¢ndalos en la cuenta del PSOE, ya muy abultada tras las grotescas manifestaciones a la puerta de la c¨¢rcel de Guadalajara.
Es cierto que el sistema de primarias cuadra mal en un partido con fuerte burocracia. Carles Boix fue el primero en se?alar los peligros de importar un sistema de primarias en partidos tan diferentes de los americanos. Pero justamente por eso las primarias han tenido un impacto tan profundo: son el instrumento m¨¢s adecuado para poner en evidencia a los aparatos de los partidos y sus intereses creados.
El p¨¢nico entre los dirigentes del PP, patente en sus mezquinos y zafios ataques a Borrell, y el desconcierto en el propio PSOE ante la decisi¨®n del candidato elegido por las bases de asumir su responsabilidad pol¨ªtica ponen de manifiesto el saludable efecto que pueden tener las primarias en los partidos.
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