El ELK ha abierto una ruta de suministro entre Albania y Kosovo gracias a los bombardeos
El Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) se est¨¢ abriendo camino hacia el interior de Kosovo, entre riscos y desfiladeros, en distintos puntos de la frontera con Albania. Avanzando hacia el pueblo de Junik, 11 kil¨®metros en el interior de Kosovo, la fuerza mejor equipada del ELK ha abierto un estrecho corredor en un intento de crear una ruta de suministro de importancia crucial para sus camaradas del interior de la provincia serbia, de quienes dicen que est¨¢n desesperados por la falta de alimentos y municiones. "En el interior, nuestros soldados est¨¢n comiendo gatos porque los suministros alimentarios son muy escasos", dice un combatiente.
A pesar de que las fuerzas del ELK han quedado reducidas desde la ofensiva lanzada por los serbios en marzo, los rebeldes han conseguido en los dos ¨²ltimos meses abrir un estrecho pasillo entre la frontera con Albania y la provincia de Kosovo, aprovechando los ataques a¨¦reos de la OTAN."Desde el primer d¨ªa hemos atacado posiciones serbias", afirma Hysen Berisha, comandante del ELK en la zona y antes alistado en el Ej¨¦rcito Nacional Yugoslavo. Los serbios "han sufrido graves da?os, pero han instalado muchas minas, por eso no podemos avanzar m¨¢s r¨¢pido", dice.
A pesar de los progresos de la guerrilla, el ELK s¨®lo ha podido asegurar una delgada y vulnerable franja de territorio y todav¨ªa no ha tomado ning¨²n pueblo o aldea. Los combates son intensos, pero localizados. Para el ELK, los costes de la campa?a se miden diariamente en tumbas reci¨¦n excavadas en los cementerios que se extienden desde este rinc¨®n de Kosovo hasta la frontera con Albania.
Hace un mes, la guerrilla tom¨® un aislado cuartel serbio, a un kil¨®metro y medio de la frontera. Se apoderaron de cinco camiones, una excavadora y municiones. Fue un gran paso en su lucha contra las fuerzas yugoslavas. El viernes pasado, una bomba de la OTAN cay¨® sobre el cuartel, matando a cinco guerrilleros que estaban durmiendo. Aparentemente, la OTAN desconoc¨ªa que el cuartel hab¨ªa sido tomado por la guerrilla.
Pero la misma campa?a de bombardeos que destroz¨® parte del cuartel es la que ha puesto de rodillas a las tropas serbias, cuyos soldados s¨®lo se mueven de noche o al amparo de nubes y niebla, empleando t¨¢cticas guerrilleras similares a las de los rebeldes, seg¨²n los dirigentes del ELK. Los ataques a¨¦reos han permitido, adem¨¢s, a la guerrilla del ELK la posibilidad de lanzar ataques de artiller¨ªa y morteros m¨¢s eficaces contra las fuerzas yugoslavas. En las ¨²ltimas semanas, la guerrilla la t¨¢ctica de atacar y escapar- asegura haber destruido 13 carros de combate tras ataques de la OTAN contra posiciones serbias.
Suerte y punter¨ªa
En la frontera, los obuses y el fuego de mortero silban hacia un lado y otro sobre valles floridos y alcanzan los inciertos objetivos m¨¢s por suerte que por punter¨ªa. Despu¨¦s de los enfrentamientos, los muertos yacen en tierra de nadie durante d¨ªas antes de que sus camaradas puedan recuperarlos. J¨®venes albanokosovares con escasas semanas de experiencia militar se encuentran a menudo en un frente b¨¦lico cambiante, que en ocasiones est¨¢ a menos de 50 metros de los fusiles serbios.
La toma de Junik podr¨ªa significar para las fuerzas del ELK una posici¨®n estrat¨¦gica para expandirse a campo abierto por el interior de Kosovo. "Pronto tomaremos Junik", afirma Berisha, "y de ah¨ª seguiremos hacia Pristina". "Nuestro gran problema es que no podemos llevarles suministros al interior", dice Burim Thaqi, de 24 a?os, quien abandon¨® sus estudios en Madrid hace 11 meses para unirse al ELK.
Una valla ca¨ªda junto a una granja abandonada marca la frontera entre Kosovo y Albania en este punto. En el lado alban¨¦s, a unos cientos de metros de la l¨ªnea fronteriza, el campamento general del ELK se encuentra en una elevaci¨®n del pueblo de Padesh, un lugar que recibe a diario las descargas serbias. Las unidades de mortero del ELK escondidas en el bosque que cubre las colinas circundantes se encargan de devolver las andanadas.
Soldados uniformados, algunos de no m¨¢s de 15 a?os, caminan con sus fusiles autom¨¢ticos Kal¨¢shnikov al hombro y el cigarrillo en los labios. Las carreteras en las cercan¨ªas del campamento, y en general en toda la zona, est¨¢n en tan malas condiciones que resulta dif¨ªcil imaginar c¨®mo la OTAN reunir¨¢ una fuerza en el ¨¢rea sin premiosos y generalizados transportes a¨¦reos de equipo pesado.
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