La jornada de las ca¨ªdas
Mal d¨ªa. Todo el mundo pensando en atacar y nosotros, prudentes, en pasar el d¨ªa sin mayores males, sin m¨¢s problemas, y se nos ha ido la etapa en ca¨ªdas. Y eso que est¨¢bamos avisados que los descensos iba a ser lo m¨¢s peligroso. Bajando el primer puerto me ca¨ª yo, pero nada. Despu¨¦s, en el tercer puerto bajaban tres "mercatones", les segu¨ªamos yo y Leonardo, y nos segu¨ªan Pantani, Fontanelli y alg¨²n otro "mercatone". Pues se cay¨® Leonardo y se cay¨® Fontanelli. De nada le vali¨® a Piepoli entrenarse habitualmente por estas carreteras. Debi¨® de pillar una mancha de grasa y al suelo. Yo me qued¨¦ para esperarle y ayudarle a conectar, pero enseguida me dijeron que se hab¨ªa roto la clav¨ªcula y que se retiraba.Luego sali¨® el corte, el ¨²nico consentido del d¨ªa. El pobre Orlando se ha pasado el d¨ªa intent¨¢ndolo, pero nada, parec¨ªa que no iba delante ninguno de los cortes que pillaba. Cuando se hizo el bueno, ya atr¨¢s pensando s¨®lo en subir el ¨²ltimo puerto y a aguantar lo m¨¢s posible. Nos ha subido Zaina, del Mercatone, a un ritmo vivo; Alex y Chava lo han seguido muy bien y Pe?a y yo un poco con m¨¢s dificultad, sufriendo un poco. La bajada la hemos hecho m¨¢s tranquilos, y m¨¢s a¨²n cuando los del Mercatone vieron la ca¨ªda de Heras. Nada, se han dejado ir, han dejado tranquilos a Santi y Virenque, tanto, que nos ha cogido por detr¨¢s otro grupo de corredores que en condiciones normales no habr¨ªa enlazado. Les hemos tenido cerca de los fugados en el ¨²ltimo repecho, que era casi un puerto de dos kil¨®metros, pero se ha pasado de ellos.
Me alegro y lo siento por Santi. Me alegro porque ha andado muy bien, se ha dado una gran paliza, y lo siento porque no ha ganado. Creo que merec¨ªa la victoria. Por lo que me han contado, Virenque no ha hecho ni la mitad de trabajo que ¨¦l, le ha gustado ir a rueda sin dar muchos relevos.
Y aqu¨ª, un poco tristes. Hemos perdido a una de nuestras bazas y tambi¨¦n a un currante, como Aitor Osa. Aunque parezca que no, la carrera es dura. A Aitor le hab¨ªa pillado ya a contrapi¨¦ de entrada. Ha ido trampeando como ha podido, pero en una etapa como esta de cuatro puertos y 240 kil¨®metros, no hay forma de esconderse. Est¨¢ triste, claro, pero ya le animaremos bien.
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