El mapa de los sue?os

En 1972, un instrumento de la sonda de la NASA Mariner 9 (que fue el primer sat¨¦lite artificial de Marte) midi¨® para el accidente denominado Nix Olimpica (Nieves del Olimpo) una altura de 27 kil¨®metros. Salvo su dise?ador, todo el equipo cient¨ªfico de la misi¨®n crey¨® que hab¨ªa un error de bulto en los datos, ya que los mapas previos (obtenidos desde la Tierra por medio de se?ales de radar) defin¨ªan este accidente como un relieve no particularmente elevado. S¨®lo cuando un segundo experimento confirm¨® los resultados, el asombrado equipo cient¨ªfico acept¨® que el objeto no particularmente elevado era la monta?a m¨¢s alta del Sistema Solar, y cambi¨® su nombre por el actual de Olympus Mons.El nuevo y preciso mapa topogr¨¢fico de Marte no deber¨ªa hacernos olvidar estos tiempos oscuros (pero muy recientes) de la cartograf¨ªa marciana, cuando ni siquiera los expertos pod¨ªan distinguir las monta?as de las depresiones. En este s¨ªmil hist¨®rico, la topograf¨ªa obtenida por los dos orbitadores Viking, que fotografiaron el planeta desde 1976 a 1979, podr¨ªa compararse al Renacimiento: ¨¦sta ha sido la cartograf¨ªa sobre la que se ha basado toda la ciencia marciana (que algunos insisten en llamar areolog¨ªa, por Ares, nombre griego de Marte) realizada hasta la fecha. Los espectaculares avances de las ¨²ltimas d¨¦cadas sobre volcanes, r¨ªos y (quiz¨¢) oc¨¦anos de Marte se han realizado sobre esta base.

La cartograf¨ªa que la NASA presenta hoy nos introduce en la Edad Moderna: mientras que la altitud de la anterior topograf¨ªa conten¨ªa incertidumbres de hasta varios kil¨®metros, ahora conoceremos el relieve marciano con un margen de error de unos pocos metros. La pregunta clave es: ?hasta qu¨¦ punto esta mayor precisi¨®n nos permitir¨¢ comprender mejor el planeta? La respuesta sincera es que una mejor precisi¨®n en la topograf¨ªa nos permitir¨¢ afinar en algunos c¨¢lculos cr¨ªticos, pero que las cuestiones fundamentales seguir¨¢n pendientes. Por ejemplo, podremos definir mejor el volumen de Oceanus Borealis, un mar que quiz¨¢ rellen¨® el hemisferio Norte de Marte con una profundidad media estimada hasta ahora en 1.700 metros. Igualmente, la topograf¨ªa refinada permitir¨¢ una cubicaci¨®n precisa de los cauces secos que son el adorno m¨¢s espectacular del paisaje marciano: algunos llegan a tener 200 kil¨®metros de ancho en su desembocadura, y casi todos dejar¨ªan peque?os a los mayores r¨ªos terrestres actuales. Los perfiles topogr¨¢ficos que se podr¨¢n realizar a partir de ahora permitir¨¢n c¨¢lculos hidr¨¢ulicos que sin duda nos llevar¨¢n a resultados espectaculares. Pero a¨²n seguiremos sin saber ad¨®nde fue a parar esta cantidad ingente de agua. Como seguiremos ignorando cu¨¢l es el origen del gran escal¨®n marciano, su relieve m¨¢s enigm¨¢tico, que separa el planeta en dos mitades y que parece crecer con cada nueva medida: en este mapa alcanza los 5 kil¨®metros de desnivel. El gran escarpe nos intenta contar una historia, pero a¨²n no hemos aprendido su lenguaje.

Carl Sagan dec¨ªa que los mapas son sue?os, refiri¨¦ndose a la capacidad que tienen estas proyecciones de la Tierra de evocar viajes. Ahora, nuestros sue?os nos han sacado de la Tierra, y los mapas est¨¢n alcanzando el grado de refinamiento necesario para que nuestros futuros viajes sean cada vez m¨¢s seguros. Por el momento, estos viajes son imaginarios; pero quiz¨¢ alguna vez, sobre esta refinada topograf¨ªa, se tracen los primeros caminos del hombre en el planeta rojo.