Schommer
JOS? MANUEL ALONSO El fot¨®grafo es un amante de la vida. Amante observador y reservado. Tanto, que est¨¢ dispuesto a arriesgar, m¨¢s que su vida, su c¨¢mara, para reflejar la de todos los dem¨¢s. Tanto que lo que ve lo ve con sentidos y sentimientos correspondientes. No hay oficio superior al suyo en vocaci¨®n intensa por la realidad precisa y sorprendente. Fervor y valor, arte, por lo que hace. "Vamos por la vida", escrib¨ªa el acad¨¦mico Alberto Schommer, "con el gesto que nos corresponde, con la mirada aguda y diciendo que s¨ª". Al fot¨®grafo, gracias a ¨¦se su gesto ¨²nico, nada se le niega. Ni siquiera el azar. Tampoco la necesidad. Azar y necesidad que refleja en cada uno de sus golpes de efecto que deja para siempre en ¨¦sa su sorpresa gr¨¢fica. En esta fotograf¨ªa y en aqu¨¦lla. Sin mirar atr¨¢s. "Nunca miras atr¨¢s porque obras siempre con tu talento, tu genio, tu provocaci¨®n o tu ternura, seg¨²n tu organismo funcione" (Schommer). Y el fot¨®grafo funciona d¨¢ndose a la vida. En lo que hace, en como lo expresa e incluso lo titula: La vida en los museos es el ¨²ltimo libro de Schommer, al que o¨ª hablar a trav¨¦s de la radio. Sus palabras eran (y yo las ve¨ªa) fotograf¨ªas. M¨¢s de 40 a?os de constante creaci¨®n y actividad art¨ªstica, caracterizada por su inquieta versatilidad de procedimientos, de b¨²squedas y de deseos que surgieron en su Vitoria natal -a la que pretende dejar su obra a trav¨¦s de una Fundaci¨®n- y que fueron extendi¨¦ndose en constantes golpes de coraz¨®n y de c¨¢mara hasta sus ¨²ltimos experimentos. Schommer es un ejemplo de algo evidente: que cada fot¨®grafo es el mismo, propio, suyo, nunca inocente porque siempre se siente subyugado. A Schommer le subyuga Vitoria, San Sebasti¨¢n, Madrid, una calle, una casa, un ni?o, una mano, una luz, una sombra, un silencio. Le conoc¨ª hace unos a?os gui¨¢ndole atrevidamente por Bilbao. Yo paseaba, ¨¦l trabajaba, inquieto, haciendo caso precisamente a aqu¨¦llo que yo no hac¨ªa caso porque no soy fot¨®grafo. ?l busca desde sus ojos, est¨¦ donde est¨¦, con su c¨¢mara, el sentido y la intenci¨®n, lo que le subyuga. Evidente, es fot¨®grafo, y, por serlo, acaba subyug¨¢ndonos a todos.
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