El 'show' de Pantani alcanza la gloria
El Pirata remonta a todo el pelot¨®n tras sufrir una aver¨ªa y gana la etapa
P¨¢nico. Nueve minutos de p¨¢nico puro. Gloria. 14 minutos de gloria. El nuevo Pantani show en la cima de su arte. El no va m¨¢s. Lo nunca visto. M¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa. Pero ni el lema del circo vale para calificar la santa subida de san Marco Pantani, sacromonte de Oropa arriba, hacia el santuario de Santa Mar¨ªa, de madera y negra. Fue sin red. Jug¨¢ndose no la vida, pero s¨ª el Giro. Cara a cara contra todos y contra el infortunio. Y saliendo triunfador. Una vuelta de tuerca m¨¢s al Giro de la exaltaci¨®n definitiva del pantanismo y de todo lo que significa. Un giro literario a una etapa que se presentaba de interpretaci¨®n y desarrollo sencillo. Llanura y un puerto de 10 kil¨®metros para terminar. Un plis plas del Pirata y un minuto m¨¢s para el saco. Y, sin embargo, un simple incidente mec¨¢nico en un momento importante convirti¨® la de ayer, la 15? etapa del Giro, a?o II de Pantani, 30 de mayo de 1999, en un lugar de visita obligada en el futuro para todos los mit¨®logos. All¨ª donde Pantani sali¨® por detr¨¢s de todos y a todos los dej¨® atr¨¢s. All¨ª, donde seis a?os justos antes Miguel Indur¨¢in sufri¨® una crisis que estuvo a punto de dejarle sin su segundo Giro. Oropa. Am¨¦n."Menuda demostraci¨®n", se le dice a Beppe Martinelli, el director de Pantani, a¨²n p¨¢lido, a¨²n con la mirada perdida. Hombre pragm¨¢tico, Martinelli coge el cron¨®metro, lo se?ala, se?ala la posici¨®n de Jalabert. Responde: "El Giro no se gana con demostraciones, sino con segundos". S¨ª y no. ?Qu¨¦ moral tendr¨¢n ahora Jalabert, Gotti, Savoldelli, Clavero, todos los pretendientes al Giro? ?Qu¨¦ moral les quedar¨¢ despu¨¦s de ver pasar como una exhalaci¨®n el misil Pantani en subida, en las rampas m¨¢s duras, cuando ellos apenas se atrev¨ªan a atacar? "Pens¨¦ por un momento que pod¨ªa ganar la etapa", cont¨® Jalabert. "Pero vi a Pantani pasarme como un tiro y me tuve que apartar para que no me pisara".
Fueron 23 minutos y 23 segundos. Desde el menos 10 hasta el kil¨®metro 0. La subida a Oropa de Marco Pantani. Ya el tren del Mercatone llevaba enfilado a todo el pelot¨®n. Ya Jos¨¦ Mar¨ªa Jim¨¦nez hab¨ªa hecho crack de nuevo. Ya la mayor¨ªa de rivales intentaba acomodarse, controlar las ruedas de referencia, calibrar las fuerzas de los otros, anticipar qui¨¦n iba a sufrir m¨¢s de la cuenta. S¨®lo hab¨ªan recorrido 1,5 kil¨®metros de los 10 de la subida a Oropa. Hab¨ªan pasado tres minutos cuando una mancha rosa se apartaba s¨²bitamente de la izquierda de la carretera, el ¨²ltimo hombre de la cadena Mercatone, y se paraba junto a la cuneta derecha. Era Marco Pantani. El hombre cogi¨® la bicicleta en vuelo, la apoy¨® sobre la rueda delantera y se puso a manipular en la zona del plato. Se le hab¨ªa salido la cadena al intentar pasarla del plato de 39 dientes al de 53 pues hab¨ªan entrado en una zona de falso llano, casi un descenso. Extra?amente, nadie se para a ayudarle. No hay a la vista ning¨²n compa?ero de equipo. "?Qu¨¦ error!, ?qu¨¦ gran error!", clama Martinelli. "Marco no abri¨® la boca, no grit¨®, no pidi¨® ayuda. Nadie del equipo le vio. Todos siguieron como si nada hasta que 200, 300 metros despu¨¦s, le echaron de menos". Pantani parece desesperado cuando se junta a sus compa?eros y comienza la gran remontada. Peligro. Una situaci¨®n similar sufri¨® Jan Ullrich en el Tour (un pinchazo en las primeras rampas del Plateau de Beille en el ¨²ltimo Tour). Tal fue el nerviosismo del alem¨¢n, tal su miedo de quedarse descolgado que derroch¨® todas sus fuerzas en una remontada y no pudo responder despu¨¦s. Claro que a quien ten¨ªa que responder entonces era a un tal Marco Pantani desatado. Y el desencadenado Marco Pantani de ayer s¨®lo ten¨ªa que responderse a s¨ª mismo. Es su ¨²nico enemigo. Pero pas¨® miedo.
Su equipo, tan fuerte y tan solidario, se volvi¨® loco. Tir¨® del Pirata. Y el Pirata, piernas bloqueadas por el nerviosismo, transpiraci¨®n exagerada, les ve¨ªa irse, les voceaba que m¨¢s tranquilos, pero ellos, liebres, aceleraban m¨¢s. Esprintaron hasta extenuarse. Fueron pasando grupos. Adelantaron volando al Chava. Por delante nadie se atreve a moverse. Un ataque de Zintchenko, corto, y otro de Heras, con m¨¢s sustancia. ?A qu¨¦ esperan los escaladores, los que quieren ganar el Giro? ?A qu¨¦ esperan Gotti o Clavero? Nadie se mueve. S¨®lo Jalabert. El puerto no le asusta. Es un puerto de escalones: repechos y descansillos. Un sprint largo, de potencia, y a tomar aire. El franc¨¦s se va. Los menudos escaladores, Gotti, Clavero, sufren porque no dan con un ritmo eficaz. No les gusta ir a tirones. A Pantani, s¨ª. Exagerado. Cuanto m¨¢s empinado es el puerto, all¨¢ por las cuevas de Favaro (14%) mejor sube el Pirata. Pantani se desbloquea. Acelera y pasa corredores. Echando salivazos. Alcanza un grupo de mulos, toma aire y ataca. A por el siguiente. As¨ª, en el minuto 15 coge a Gotti, Clavero, Miceli y Simoni. S¨®lo queda Jalabert por delante. Le coge un minuto despu¨¦s. 30 segundos de ox¨ªgeno y de nuevo para arriba. Ha subido sprintando siete kil¨®metros de puerto. Y sigue acelerando. Una obsesi¨®n entre ceja y ceja: necesita cumplir con su objetivo, eliminar a Jalabert antes de la contrarreloj llana del mi¨¦rcoles. Acelera y acelera. Cruza la meta sin siquiera levantar los brazos. ?Qu¨¦ pasa, quer¨ªa ara?ar hasta las d¨¦cimas? "No", una sonrisa del Pirata. "No sab¨ªa si hab¨ªa entrado alguien delante y no quer¨ªa hacer el rid¨ªculo levantando los brazos".
Am¨¦n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.