Confusi¨®n reveladora

La ex ministra de Agricultura y candidata al Parlamento Europeo por el PP, Loyola de Palacio, dio ayer, a prop¨®sito del esc¨¢ndalo de las subvenciones al lino, una lecci¨®n de confusi¨®n entre ¨¦tica y est¨¦tica que no tiene desperdicio, ni siquiera en el ¨¢mbito m¨¢s bien el¨¢stico de una campa?a electoral. En su opini¨®n, "se podr¨ªa discutir sobre la est¨¦tica y la conveniencia o no de establecer incompatibilidades" entre el desempe?o de altos cargos en Agricultura y la percepci¨®n de subvenciones; pero actualmente "no existen dichas incompatibilidades", concluy¨® la ex ministra, quiz¨¢ temerosa de haber ido demasiado lejos al admitir el debate sobre el establecimiento de una incompatibilidad dr¨¢stica en el futuro, que, por cierto, ya deber¨ªa estar pol¨ªticamente planteada y en marcha. De la relajada interpretaci¨®n de Loyola de Palacio se desprende que notables perceptores de subvenciones, como Nicol¨¢s L¨®pez de Coca, ex presidente del FEGA, o Gonzalo Ruiz Paz, ex director financiero de Mercasa, habr¨ªan dimitido por est¨¦tica al descubrirse y hacerse p¨²blica su dedicaci¨®n a tiempo parcial a la caza de primas por la producci¨®n de lino.Loyola de Palacio deber¨ªa saber (el c¨®digo ¨¦tico del PP establece el compromiso de "no dedicarse por s¨ª ni por persona interpuesta a actividades que puedan tener la m¨¢s m¨ªnima relaci¨®n con el objeto de las competencias que por su cargo le est¨¢n encomendadas") que percibir subvenciones agrarias cuando se ocupa un alto cargo de Agricultura no es una cuesti¨®n de est¨¦tica, sino de ¨¦tica pura y simple: la ¨¦tica voluntaria de la que se ha dotado el Partido Popular. Quiz¨¢ la ministra se haya equivocado y quiera decir en realidad que la abusiva percepci¨®n de dinero p¨²blico por parte de altos cargos ventajosamente situados para acceder a ¨¦l es legal, aunque no ¨¦tica desde el punto de vista del c¨®digo del partido, que dice que "el PP entiende que no es posible exigir regeneraci¨®n a los dem¨¢s si previamente no asume un compromiso de autoexigencia".

Cuando la ex ministra defiende que sus funcionarios sean "agricultores a tiempo parcial" o el alcalde de Madrid, sorprendido con el 5% del capital de una inmobiliaria, se escandaliza de que los pol¨ªticos no puedan invertir tranquilamente sus ahorrillos, est¨¢n legitimando la utilizaci¨®n de la influencia p¨²blica para aumentar la rentabilidad de los patrimonios privados. ?ste es un modus operandi muy querido por la derecha tradicional que el Partido Popular no ha logrado corregir a pesar de sus proclamas estatutarias.