La lluvia no volver¨¢ a caer sobre las joyas
El monasterio de las Descalzas Reales abre sus puertas a las visitas tras nueve meses de obras de reforma
En el patio del monasterio de las Descalzas Reales, que ayer se pudo visitar por primera vez tras una reforma que lo ha tenido cerrado al p¨²blico durante nueve meses, se han plantado naranjos. La elecci¨®n no es caprichosa ni casual. Se decidi¨® tras una investigaci¨®n encaminada a averiguar c¨®mo era un patio madrile?o del siglo XVII. Y en esa ¨¦poca se plantaban naranjos, porque crec¨ªan muy sanos, protegidos por las paredes del claustro; porque eran decorativos gracias a sus hojas verdes y la fruta anaranjada, y, sobre todo, por la necesidad de vitamina C que ten¨ªan las personas de esa ¨¦poca, que, a pesar de no saber nada de vitaminas, s¨ª se daban cuenta de sus efectos beneficiosos. Tambi¨¦n se han sembrado flores de ¨¦poca y bojes.En el monasterio de las Descalzas Reales, un monumento que depende de Patrimonio Nacional, hay inventariados 10.000 bienes. La mayor¨ªa de ellos, de gran valor, de mucha categor¨ªa debido a su procedencia: las habitantes de este convento eran se?oras procedentes de la realeza o la nobleza, cuyas dotes o donaciones eran de gran valor. "Al ser familias poderosas, todo lo que tra¨ªan era de gran calidad", explica Ana Garc¨ªa, conservadora de este monasterio.
Por eso es de suma importancia la conservaci¨®n de este patrimonio en perfecto estado. Y el gran aliado del deterioro de las obras de arte es el agua, la lluvia que se cuela, primero, por las cubiertas; luego, por los pavimentos. Patrimonio Nacional ha gastado 86 millones de pesetas en las obras de acondicionamiento del convento. La mayor¨ªa de ellos se ha empleado en el saneamiento de forjados (se ha actuado en una superficie de 750 metros cuadrados) y de solados (1.500 metros cuadrados).
La arcilla cocida del suelo, de tipo tradicional, luce ahora brillante, gracias tambi¨¦n a la mano de cera que han aplicado las 18 religiosas que actualmente habitan este convento.
Aunque, tal y como explican los restauradores, la labor verdaderamente importante es la que se ha ejecutado debajo de las losas. Es la que impedir¨¢ el deterioro de obras tan importantes como pinturas de Rubens, Pantoja de la Cruz o S¨¢nchez Coello. O de la gran colecci¨®n de im¨¢genes del Ni?o Jes¨²s que guarda este convento. Son nada menos que un centenar de estas figuras, de los siglos XVI, XVII y XVIII. "Son piezas bastante buenas. Est¨¢ previsto que pr¨®ximamente se expongan al p¨²blico", adelanta Garc¨ªa.
Es tradici¨®n que cada monja se ocupe de uno de los Ni?os. Es la mejor manera de conservarlos en buen estado. Lo mismo pasa con el resto de las obras de este convento: son las religiosas las que se ocupan de limpiarlas y cuidarlas, entre otras cosas, porque todo est¨¢ en uso. "No hay museo m¨¢s podrido que el que est¨¢ cerrado. Todo se tiene que usar. En las distintas festividades se celebran actos", indica la conservadora.
La alta cuna de las monjas que habitaban el convento se constata tambi¨¦n en el grupo de capillas de la planta superior. "Unas son m¨¢s ricas que otras; depend¨ªa de qui¨¦n las encargara", expone la conservadora. Las pinturas, esculturas y dorados de estos altares se someter¨¢n pr¨®ximamente a una restauraci¨®n en la que se invertir¨¢n 30 millones.
Es f¨¢cil que la calidad de las piezas de las Descalzas Reales pase inadvertida si uno no es un experto en, por ejemplo, textiles. Pasa con los tejidos de altar, confeccionados con lujosas telas del siglo XVII. Son los tejidos de los vestidos con los que profesaban las novicias, prendas propias de princesas que luego se aprovechaban para el ornamento del convento. "Se han conservado perfectamente, porque se han guardado en lugares oscuros", explica Garc¨ªa. Pasa tambi¨¦n con la cer¨¢mica. Hay vasijas antiguas llegadas de Jap¨®n, Am¨¦rica o Ceil¨¢n.
Otra medida adoptada para la protecci¨®n de este patrimonio es la reducci¨®n de los grupos de visitas, que pasan de 30 a 20 personas. Cada mes entrar¨¢n en las Descalzas unas 5.000 personas. Todas las visitas deben adaptarse al horario de las monjas de clausura que habitan el convento.
Convento de las Descalzas Reales. Plaza de las Descalzas, 3; metro Callao. De martes a s¨¢bado, de 10.30 a 12.45 y de 16.00 a 17.45. Viernes, s¨®lo ma?ana. Domingos y festivos, de 11.00 a 13.45. 650 pesetas.
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