Relevo en Nigeria
La primera medida del nuevo presidente de Nigeria, Olusegun Obasanjo, ha sido suspender todos los contratos y acuerdos firmados por su predecesor desde el pasado 1 de enero. No es mal comienzo para el primer presidente civil nigeriano en 16 a?os, habida cuenta de que el r¨¦gimen militar saliente se ha estado despidiendo con contratos millonarios y concesiones petrol¨ªferas a sus amigos. A Obasanjo, un antiguo general, no le va a bastar con cancelar contratos si quiere enderezar la suerte del pa¨ªs m¨¢s poblado de ?frica. Nigeria, hace 20 a?os una promesa entre los subdesarrollados, cae sin frenos. Pese a su riqueza petrol¨ªfera, la educaci¨®n, los servicios, la industria y la agricultura est¨¢n en ruinas. El desplome del pa¨ªs m¨¢s influyente de ?frica occidental (alrededor de 110 millones de almas) se refleja en un desorden social explosivo. Nigeria ocupa un lugar de honor en todas las listas de corrupci¨®n mundiales.En el meollo del drama est¨¢n sus Fuerzas Armadas, que han dado seis golpes de Estado y saqueado Nigeria durante 30 de sus casi 40 a?os de vida como Estado independiente. Obasanjo, de 62 a?os, ha recibido el testigo de manos del general Abubakar, heredero a su vez del d¨¦spota Abacha, muerto repentinamente hace un a?o. Pensar que con el traspaso de poderes los militares se esfuman ser¨ªa un craso error. El propio partido del nuevo presidente, que domina el Parlamento, es b¨¢sicamente una agrupaci¨®n de antiguos oficiales enriquecidos. Los militares han impuesto a Nigeria, trufada de conflictos ¨¦tnicos y tribales, una Constituci¨®n que mantiene una estructura de poder absolutamente centralizada. Son los generales los que han pagado el grueso de la campa?a de su antiguo colega Obasanjo, que ya dirigi¨® el pa¨ªs entre 1976 y 1979.
Con todo, el traspaso de poderes a un ex general elegido en las urnas es la ¨²nica oportunidad de Nigeria para salir de su c¨ªrculo de represi¨®n y miseria. En un continente plagado de dictadores, Obasanjo ha admitido en su toma de posesi¨®n el desastre de los Gobiernos militares. Ha prometido "humildad", acelerar las privatizaciones del millar largo de grandes empresas estatales que devoran el pa¨ªs, luchar contra la corrupci¨®n. Tareas herc¨²leas sobre las que el tiempo dir¨¢ la ¨²ltima palabra. Y aunque Nigeria es un pa¨ªs de palabras rotas, hoy tiene sentido mantener una puerta abierta a la esperanza.
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