?Por qu¨¦ no quieren la casta?

Que la fiesta de los toros no atraviesa un buen momento no lo discute nadie. El principal protagonista, el toro, se encuentra enfermo. Adem¨¢s, la falta de casta y de bravura es, cuando menos, preocupante. Por ello, los taurinos, y muy especialmente los ganaderos, llevan varios a?os orquestando campa?as en contra de todo lo que se mueve. Primero constituyeron una confederaci¨®n, la CAPT, con el fin de legalizar el fraude. Despu¨¦s, con el fin de disminuir el trap¨ªo de los toros, y a trav¨¦s de ciertos periodistas, se empe?aron en que los toros no deben pesar m¨¢s de 500 kilos, porque no lo soportaba su esqueleto. Y ahora han abierto otro frente contra la presencia de polic¨ªas y veterinarios en el palco y los reconocimientos. Todo ello muy bien planificado y a trav¨¦s de una revista semanal llamada tambi¨¦n por los aficionados el Bolet¨ªn Oficial de los Taurinos (BOT).Pretenden ser ellos mismos los que determinen los toros que sirven o no para ser lidiados en las plazas de toros y dirigir los festejos a favor de corriente, sin picar los toros, para que no se caigan, y otorgando cuantos m¨¢s trofeos mejor para el mayor triunfo de la fiesta de los toros... Bueno, de los toros exactamente, no: de la fiesta de la manipulaci¨®n, la estafa y el enga?o. Claro que, pensando un poco m¨¢s all¨¢, no me veo yo a estos personajes sancionando, por ejemplo, con tres festejos al picador de cualquier festejo por haber tapado la salida a un toro bravo, como ocurre, por ejemplo, en el f¨²tbol, donde existe un comit¨¦ de competici¨®n.

Sin embargo, estos personajes no buscan una soluci¨®n al grave problema que tiene la fiesta: la falta de casta del toro de lidia. Un claro ejemplo de lo que debe ser una corrida de toros fue la lidiada el pasado domingo d¨ªa 16 de mayo en la plaza de Madrid, del hierro del difunto ganadero salmantino Juan Luis Fraile. Durante el tiempo que dur¨® el festejo no hubo momentos de aburrimiento. La gente estaba pendiente de lo que pasaba abajo, no hab¨ªa momento para mirar a las mujeres guapas de los tendidos o a los personajillos que se dejan ver en el callej¨®n, porque en la plaza hab¨ªa emoci¨®n, se palpaba el riesgo. Pero eso, a los taurinos, no les interesa. ?stos quieren que el toro no les moleste, que les deje estar, que no tenga peligro y que les permita colocarse para que sus toreros puedan terminar la temporada con 100 corridas toreadas. Es decir, buscan un toro que sea la ant¨ªtesis del toro bravo. Y cuando sale el toro bravo y encastado, todo el mundo a correr. Los toreros de la corrida del pasado domingo no pudieron con ella. Pero no pudieron ni los tres alternantes, ni seguramente el escalaf¨®n de matadores al completo, excepci¨®n hecha y demostrada del diestro de Galapagar Jos¨¦ Tom¨¢s. Pues bien, la inmensa mayor¨ªa de los cr¨ªticos, que, por cierto, prefieren llamarse "narradores de los hechos" (sic), han tenido la desfachatez de hablar de una corrida mansa con genio, y se han quedado tan tranquilos. Ellos sabr¨¢n por qu¨¦.

Si quieren arreglar la fiesta, preoc¨²pense del toro, de su integridad y de que tengan casta, que lo dem¨¢s caer¨¢ todo por su propio peso. Si esto ocurre, muchos matadores, incluso bastantes figuras, no tendr¨¢n otro remedio que retirarse a descansar a su casa, y muchos ganaderos tendr¨¢n que enviar sus reses camino del matadero, pero los que queden de ustedes podr¨¢n decir muy alto y con orgullo que son lo que son, es decir, matadores de toros, ganaderos de toros de lidia, etc¨¦tera.